Liliana Y Sus SueÑos Rotos

Capítulo 4

~Año 1982.

Pov Liliana

Un nuevo día, una mañana más en la que tengo que despertarme  temprano, misma rutina, me levanto de la cama con cuidado de no despertar a mis hermanitos, me dirijo al baño, me lavo el rostro, me sepillo los dientes y peinó mi larga cabellera castaña en una coleta.

Ahora me dirijo hacia el fogón que hicieron mi padre y hermano Ignacio, ya que ninguno de los  anafes   contaba con kerosene para poder cocinar, después  pongo en la caldera a hervir el agua para preparar el té para el desayuno, ya listo el desayuno les sirvo a mis padres y hermanos que ya se encontraban en la mesa, y todos nos pusimos a desayunar.

- Después de terminar el desayuno Liliana lavas los platos y luego bienes a ayudarnos a la cocina - me dijo mi madre.

- Esta bien mamá - respondí.

Una vez ya terminamos de desayunar, recogí los servicios de la mesa y me dirigí a lavarlos, y como cada mañana el frío de la mañana me erizó la piel, pero aún así continúe con mi labor.

Ahora me encuentro ayudando a mamá y mis dos hermanas a cocinar lo que cazamos en la cacería el día de ayer.

-Liliana ve a fijarte si ya esta el agua hervida - Me dijo Raquel.

- Si Raquel - Respondí  y fui a fijarme el agua.

- Raquel ya está el agua - Le dije a mi hermana.

- Bien - Respondió - Lleva esto - Me dio un bañador con carnes.

Y las dos nos dirigimos hacia el fogón, mi hermana Raquel puso la carne a hacer cocer a un lado, y al otro la poca papa que nos quedaba.

Ya todo preparado pusimos la mesa para poder almorzar lo que habíamos preparado, pero de pronto uno de mis hermanitos entró a casa.

- Hay un señor afuera que quiere hablar con papá- dijo Paul, ( Paul  es mi hermano mayor por dos años).

-¿ No te dijo quien era o por qué quiere hablar con papá? - preguntó Raquel.

- No sólo dijo que quería hablar con papá, me preguntó qué cuántos hermanos éramos, le dije que somos muchos, y el me dijo si podía llamar a papá - respondió Paul.

Y justo en ese momento papá entró a la cocina, y preguntó qué pasaba, a lo que Raquel le contó de que ese señor lo buscaba, y papá salió a ver quien era, después de un momento nosotros ya nos encontrábamos sentados en la mesa comiendo, y papá entró con la compañía de  supongo era ese  señor el que dijo mi hermanito.

- Carolina, hijos, el es el profesor Roberto - presentó papá a ese señor.

- Buenas tardes y buen provecho - nos dijo el señor - soy Roberto, soy uno de los profesores de la escuelita del pueblo - ahora se presentó el señor.

- Buenas tardes - respondió mi madre - pase que se va a servir con nosotros - dijo mi madre con educación y amabilidad.

- Gracias - agradeció el profesor y se dispuso a comer lo que mi madre le sirvió.

- Mmm, que delicioso -  dijo aquel señor -oh que carne tan deliciosa, disculpen la pregunta, pero ¿que carne es?

- Es pato, Vizcacha y perdíz fui de cacería ayer - respondió mi padre.

- ¿A si que usted sabe cazar?.

- Soy minero, pero también se cazar, tube que ir ayer de cacería por que no teníamos ya que comer, como en la mina que trabajo aún no nos están pagando y además no vendieron el oro que sacamos de la mina  por que no es la cantidad que debería de ser para poder comercializarse , y a nosotros se nos acabó el dinero - le respondió mi padre.

-¿Y de donde son? - preguntó nuevamente el profesor - ¿por qué no son de aquí verdad?.

- Así es no somos de aquí, somos de Uncia, nos tuvimos que venir aquí, por la crisis económica que atrabesabamos.

- Veo que son muchos, ¿tienes varios hijos verdad?.

- Así es - respondió nuevamente mi padre.

- Veo que ya no tienen alimentos, yo les proporcionaré los alimentos necesarios, ya que soy el encargado de recibir los alimentos y entragar a los comunarios de este pueblo, suelen enviarnos ayuda extranjera - dijo aquel  señor.

- Muchas gracias, eso nos ayudaría mucho, gracias nuevamente - dijo mi padre muy agradecido.

- No hay de qué, si puedo ayudar lo ere - dijo el señor - Mariel no es así,¿ tienes alguna experiencia de profesora? - pregunto esta vez dirigiéndose  hacía mi hermana mayor Mariel.

- A si es, ya trabaje como profesora en un pueblito - respondió mi hermana.

- Disculpe Albert, ¿no les molestaría que su hija trabaje?, bueno pues  necesito una ayudante  en la escuela del pueblo, para que cuando yo no me encuentre ella pueda seguir con alguna clase y así que podría contratar a su hija, esta sería una ayuda extra también para ustedes.

- Claro no hay problema alguno, como mi hija dijo anteriormente, ella ya trabajó en una escuela en el pueblito que nos encontrábamos antes.

- En ese caso  no hay problema, mañana mismo podrá empezar a trabajar como mi ayudante - dijo el profesor con una sonrisa.

- Gracias nuevamente por lo que esta haciendo por nosotros - dijo papá.

- Si muchas gracias profesor Roberto todo lo que  está  haciendo por nosotros nos es de mucha ayuda - agradeció mi madre muy feliz por la ayuda que nos ofreció el profesor.

- No hay por que no se preocupen, además el que debería de agradecer soy yo, estuvo todo muy delicioso, ahora podemos ir a recoger los alimentos, me podrían acompañar sus dos hijos mayores y usted Albert.

- Claro nos será de mucha ayuda los alimentos, iré yo y mis dos hijos más.

Y así luego de despedirse de todos nosotros mi papá, mis dos hermanos y el profesor Roberto fueron hacía su casa para recoger los alimentos, y estoy nuevamente agradecida con Dios por la ayuda que nos mandó ese señor nos cayó como del cielo, prácticamente ya no teníamos que comer y ese señor llegó para ofrecernos su ayuda.

-Gracias Dios... gracias por todo lo que haces por nosotros y no dejarnos solos nunca - susurre muy agradecida con mi mirada hacia el cielo.

Se que Dios nunca nos dejará solos... 

 


 




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