Gabriela se puso de pie rápidamente, aterrada, mientras aquel grito desgarrador se desvanecía. Su corazón latía tan fuerte, que parecía que se le iba a salir del pecho.
- Gabriela- dijo una voz familiar detrás de ella
Ella se giró rápidamente para ver a María en el umbral del comedor
- María...- dijo asustada- ¿Que fue eso?
- Calma- sonrió ella amistosamente- No es nada. Son unas personas que andan bebiendo por la montaña. Eso es todo el tiempo.
- ¿De verdad?- dijo ella, aun nerviosa, con su mano derecha en el corazón.
- Si- dijo despreocupada- no le pares.
- Okey...- suspiro ella, luego miro la sala detrás de María- Diego se fue a acostar. Creo que se sintió mal.
- Si...- María se rasco la cabeza pensativa- Yo me encargo, no te preocupes.
Horas más tarde, en la avenida Bermúdez, ciudad de Cumaná, Un trío de individuos transitaba por aquella oscura y solitaria calle. Se trataba de una mujer rubia y dos hombres morenos. Los tres se detuvieron en medio de la avenida
- ¿Es aquí?- preguntó uno de los dos hombres, el más grande y musculoso.
- Braulio me estás colmando la paciencia- dijo la mujer.
Ella llevaba un morral en su espalda, el cual parecía no tener mucho peso.
- Silencio- dijo el moreno delgado y apuesto- Allí está.
Los tres miraron hacia el frente. Una figura salió de la mera oscuridad; era un joven apuesto, con cuerpo atlético, con el cabello castaño oscuro peinado hacia atrás, cara cuadrada y rasurada con estilo, y luciendo una buena estatura. Iba todo vestido de negro.
- Vega- dijo La mujer rubia.
- Rebeca- dijo él, arqueando las cejas- Bienvenida. Sabía que no me defraudarías.
- Como si eso me importara- dijo Rebeca frunciendo el ceño- Dime que es lo que quieres de mi.
- ¿Qué pasa Rebeca?- dijo Vega sonriendo- Cualquiera diria que no quieres hablar mucho tiempo conmigo. Recuerdo que te encantaba.
- Seguro a Sonya le gustaba más que a mí- dijo Rebeca.
- ¡Cuidado con lo que dices!- Exaltó Vega- O terminará s como Hanna.
- Lo dudo- dijo Rebeca desafiante- me necesitas.
Vega trató de contener su ira por ese momento.
- Sí- sonrió- Tienes razón.
- Y dime- Dijo Rebeca de inmediato- ¿Para qué me has hecho venir a este país de nuevo?
- Ah, si- dijo Vega con calma- Vamos al grano, entonces.
Vega miró a su alrededor, como si mirara algo que hubiese ganado o heredado. Luego suspiró y miró a Rebeca y sus acompañantes.
- Busco a Nica, amigos míos- dijo Vega con naturalidad.
Los dos acompañantes de Rebeca rieron al instante. Sus carcajadas se hicieron escuchar en toda la avenida.
- Silencio- ordenó Rebeca a los dos hombres, luego miró a Vega- ¿Nica, Vega? Me parece que el exilio te ha afectado el cerebro. Nica ya no existe.
- No en este mundo- dijo Braulio
- ¿Qué quieres?- preguntó Rebeca- ¿Que bajemos al infierno a buscarla por ti? Lo siento querido, he pasado muchos años evitando ir allá.
- Rebeca, creo que has olvidado la razón por la que no puedes negarte a seguir mis órdenes- Dijo Vega.
- Es una locura, Vega- dijo Rebeca- Aunque bajara, sabes que es muy difícil volver.
- Quieres callarte y escucharme- gritó Vega molesto- Nica, no está en el infierno. Está aquí.
Los tres se sorprendieron al escuchar eso.
- ¿Co-como que aquí?- preguntó Rebeca confundida- Es imposible ¿Quién la trajo de vuelta?
- Nadie- dijo Vega- Nadie tuvo que traerla de vuelta.
- No comprendo- Dijo Rebeca agitando la cabeza.
- Nica, jamás fue llevada al infierno. Sé de buenas fuentes que Diego y Rico Halliwell se quedaron con ella.
- Será difícil localizar a Diego Halliwell- dijo el hombre delgado- No se le ha visto en años.
- Y de Rico Halliwell se sabe menos- Dijo Braulio.
- Cierto- dijo Rebeca- Ni los Arcángeles han podido dar con ellos. ¿Qué te hace pensar que nosotros los encontraremos?
- Yo no te estoy mandando a buscar a los hermanos Halliwell, Rebeca- sonrió vegas- Quiero que me ayuden a conseguir a Nica.
- Vega, encontrar a Nica, es encontrarse con un Halliwell- dijo Rebeca fastidiada- Posiblemente con los dos.
- He oído que son muy territoriales- dijo Braulio- Y con muy mal mal carácter.
En ese momento, una luz blanca apareció al lado de vega. La luz creció y desapareció, dejando en su lugar a una niña como de 7 años, pálida, con grandes ojos azules y de cabellos blancos. Llevaba un uniforme de primaria
- No recuerdo cuando fue la últimas vez que sentí tanta cobardía en un mismo lugar- dijo la niña con voz calmada e infantil.
- Snow- dijo Rebeca sorprendida y confundida a la vez- ¿Qué te pasó?
- ¿Te impacta ver mi nueva apariencia?- dijo Snow- Pues a esto tuve que recurrir después de que Lilu casi me mató.
- Su cuerpo estaba muy dañado- dijo Vega, luego miró a Snow- pero le encontramos solución.
- ¿Enserio?- preguntó Rebeca confundida.
- Más o menos- dijo Snow.
Vega suspiró fastidiado.
- Snow, sabe dónde está Nica- dijo Vega.
- ¿Qué?- preguntó Rebeca.
- Nica, ya no está en manos de los hermanos Halliwell- dijo Snow- Sino de un humano, un cura.
- ¿Un católico?- sonrió Rebeca incrédula.
- Sí- dijo Snow- No sé cómo llegó a él. Pero les juro que la tiene, y yo sé en dónde se oculta.
- ¿Dónde?
- En un pequeño pueblo llamado El Llanto Negro. A pocas horas de aquí.
A Rebeca no le convencía todo aquello.
- Un momento- dijo- Si está con un humano, y ustedes saben en dónde está, ¿Para qué carajos nos necesitan a nosotros?
- Hay demonios viviendo en el pueblo- dijo Snow- Y considerando mi desafortunado encuentro con Lilu, supongo que todos son Lilims. Vega es fuerte, pero no podrá con todos ellos, y yo aún no he recuperado mis poderes por completo.
- Pero tienes tu ejército, ¿No Vega?- dijo Rebeca.
- Mi ejército tiene otras tareas que cumplir- dijo Vega- Además no quiero destruir el pueblo. Sería llamar la atención.
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Editado: 29.12.2022