El grupo de aventureros entra a la mazmorra, encontrándose con un enorme túnel, del cual varios más pequeños se desprenden como si de un complejo sistema de pasajes se tratase.
Marcos, uno de los Tank Clase C, se acerca a Martin con un enorme bolso de piel, entregándoselo con una breve explicación:
— Necesitamos que te mantengas detrás de la acción, solo cuida nuestras cosas y te protegeremos. ¿De acuerdo? — sonríe Marcos, transmitiendo confianza.
— Entendido — responde Martin con absoluta seriedad.
— Por favor ten mucho cuidado, ¿sí? Estaré junto a Florencia y Alejandro, pero si pasa algo te protegeré — exclama Estela, golpeándose el pecho con total confianza.
— Muchas gracias Estela, aunque no es necesario que hagas eso por mi — le contesta Martin, un poco avergonzado.
— Ya ya, no discutas, y solo di que si — le pide Estela para convencerlo.
— Esta bien, je — responde con una leve sonrisa.
Desde el frente, Claudio ordena avanzar con precaución y silencio. Mientras caminan a través de los túneles tan angostos y extensos, muy impropio de las mazmorras Rango C, inclusive podría decirse que tiene rasgos de Rango B, se topan con el primer grupo de monstruos, Goblins, nada que un par de espadas filosas pudieran encargarse.
Siendo su primera vez en una mazmorra, Martin se dispone a observar con mucho detalle los movimientos de los monstruos y la dificultad, además también de los aventureros. Sin embargo, él tiene otra intención además de observar, pero la oportunidad aún no ha llegado.
Tras unos breves minutos donde en plena posición de ataque, que tratándose de Goblins sería muy sencillo, el lanzador Marcelo acaba con la vida del último monstruo de ese grupo. Con la muerte de esa criatura, los cazadores comienzan la recolección, Estela se acerca a Martin, muy sonrojada y le obsequia un objeto mágico:
— Yo…espero que te agrade mi regalo, te proporcionara un poco de velocidad. Se…sé que no es mucho, pero espero que…— Estela evita la mirada del joven mientras choca la punta de sus dedos índices con su rostro muy rojo.
— Muchas gracias, me encanta — le responde Martin muy feliz.
A pesar de que ambos tienen la misma edad, unos 18 años aproximadamente, Estela tiene más experiencia al haber comenzado a participar en cacería cuando apenas tenía 15 años, pero ya con un desarrollo como curandera a destacar.
La cara de Martin se torna poco a poco roja, no solo por el detalle de su compañera, sino:
— Maldita sea, no tengo nada para regalarle, ni siquiera puedo sacar algo de esos cadáveres. Que desastre, maldita sea— piensa Martin con arrepentimiento mientras sonríe incómodamente.
—¿Continuamos? — pregunta ella.
— Si si, jeje. Yo los sigo sin estorbar — responde el joven.
Varias horas habían pasado desde que entraron a la mazmorra Clase C, y a excepción de los goblins que asesinaron hacía unos lejanos momentos atrás, no se encontraron con ningún otro grupo.
Más que la paciencia entre los cazadores, la tensión iba en aumento, algo no anda bien y esto los lleva a una reunión de emergencia, antes de poder continuar:
— Esto no tiene sentido, Flor, ¿Cuánto tiempo llevamos recorriendo estos túneles? — pregunta el cazador Claudio, apoyando su brazo contra la pared de tierra.
— Exactamente, unas cuatro horas — responde la cazadora Florencia.
—¿Cuatro horas? Esto debe ser un chiste— exclama Augusto, mientras bebe agua sentado en el suelo húmedo.
— Es muy extraño, ¿no habrá otro grupo de cazadores con nosotros? — deja escapar Martin, desconfiando del lugar que silencioso resulta sospechoso.
— Imposible, nosotros tenemos el permiso único para poder estar aquí. Y si no hay previo acuerdo entre dos grupos de gremio, nunca podríamos ser dos — dice Claudio, poniéndose cada vez más inquieto.
La cara de Martin se torna aún más seria por el lugar donde se encuentra, y su mirada no deja de moverse, sintiendo diferentes presencias por la zona:
— Diez, no ¿veinte? ¿treinta? ¿Cuarenta, cincuenta y uno? — piensa lentamente con una sensación de peligro.
— Tenemos compañía — dice Augusto, mientras desenvaina su espada.
Goblins comienzan a salir de todos los rincones posibles, desde el frente, la retaguardia, inclusive debajo de la tierra, la pared, el techo. El grupo se pone en posición, con Martin en el medio, junto a los curanderos y lanzadores. Los tank y ataque los rodean para protegerlos mientras desde el medio actúan.
Las criaturas se abalanzan contra los aventureros, estos los repelen fácilmente, cortándolos a la mitad, decapitándolos o destripándolos. No son criaturas difíciles de matar para aventureros sobre el Rango E. Pero el grupo posa su preocupación en Martin, ya que siendo apenas rango F, muy débil para tal mazmorra, sus posibilidades de sobrevivir son casi nulas.