La expresión de Martin deja plasmado que el trauma pesa en su corazón, aun luego de 12 años después de aquel hecho.
Fabio lo mira sin comprender que le pasa, menos quien es, pero con una sonrisa y voz calma le pregunta:
— Chico, ¿estás bien? ¿Necesitas que llame al gerente para que pida una ambulancia? No te ves muy bien. — lo mira de forma insultante, como si estuviera frente a una simple cucaracha.
— Yo, haaa — Sus manos tiemblan sin control y le cuesta respirar del pánico que lo envuelve.
— ¡¡Oh!! ¡Ya veo! ¿Eres un fan verdad? Estas en shock al tenerme de frente, ¿cierto? Jajaja haberlo dicho antes — Sonríe gratamente mientras se jacta de su fama.
Martin cierra su puño, mientras escucha con impotencia como a partir de la masacre de aquel día, la fama de ese cazador y sus mentiras, han mejorado su vida, a costa de familias arruinadas, y la madre del joven cazador quien ya no distingue la realidad de la mentira, y aun espera la llegada de su amado esposo.
Su respiración se vuelve cada vez más irregular.
Los recuerdos de ese trauma regresan como si fueran disparos de un poderoso cañón que hacen explotar el interior del joven.
El cazador clase B+, considerado el más fuerte de Argentina no es tan afortunado como cree, ya que lejos de estar en buena condición emocional, Martin comienza a ver con buenos ojos el despedazarlo.
Sin embargo, su cuerpo no se mueve, algo que preocupa a Martin:
—¡Maldición…no puedo ser tan estúpido! yo…debo — piensa Martín, entrando en desesperación.
— Chico, lo siento, pero debo irme— Camina a un costado hasta sin querer cruzar miradas con Martin.
Al cazador más fuerte del país sale del pasillo. Su rostro se torna serio y en voz baja maldice a Martin:
— Maldito mocoso, tendría que matarlo si lo veo la próxima vez, no sé quién se cree que es por retrasarme así — murmura asqueado por codearse con gente ordinaria.
Justo cuando abre su boca para decirle unas palabras muy poco amistosas, la hermosa Estela se acerca a Martin y se aferra a su brazo, sorprendiéndolo, pero haciéndolo entrar en razón:
— ¿Estas bien Martin? Te noto algo pálido — Estela le pregunta al verlo diferente, asustado y pálido.
— N-No, solo fue un muy mal recuerdo que se fue como si nada — responde esbozando una falsa sonrisa para evitar preocuparla.
— Ven — le dice mientras arrastra al joven cazador hacia la mesa.
Cuando salen del pasillo Martin ve a Fabio, rodeado por muchos empresarios, políticos, fiscales, inclusive la prensa lo rodea aumentando el ego y la fama de tal nefasto e inmoral cazador.
Después de tal tensa situación y que, con esfuerzo, Martin intenta ocultarle a Estela, ambos continúan su cena entre risas y disfrute por la compañía.
Durante varios minutos Estela se muestra pensativa, tocando con su cubierto el delicioso flan que había pedido. Martin la mira y pregunta:
—¿Quieres preguntarme algo?
—¡¿Y-Yo…he…he…HEH?! — Estela deja escapar nerviosa.
— Jajaja, tranquila. Puedes preguntarme con calma — Martin le dice mucho más relajado que antes.
— Lo siento mucho. Es que no puedo evitar pensar en tu rostro hace momentos junto al baño. ¿Qué fue lo que te ocurrió? Nunca te había visto así de pálido, hasta pensé en llamar una ambulancia, quizás te había hecho mal la comida o estás enfermo — Reconoce Estela al verlo tan raro.
— N-No es nada de eso, es solo que…— Mira en dirección a donde se encuentra Fabio rodeado por la prensa y varios famosos que se sacan fotos con él.
—¿Fabio, cierto? Te lo has encontrado en el pasillo, ¿verdad?
— No tenía idea que él estaba aquí — Responde Martin con la cabeza mirando hacia abajo y frotándose las manos nerviosamente.
— Tampoco yo, pero puede que la razón es que estaba en el segundo piso, exclusivo para los cazadores nacionales. Aunque los más fuertes del mundo deben ser superiores a clase S, el estatus de Fabio como mejor cazador del país, le permite esos privilegios — dice Estela con cierto tono de desagrado por el cazador top 1 del país.
— Ya veo, supongo que tiene sentido — Sonríe incomodo, mientras lleva un trozo de flan a su boca.
— Aunque si surge un cazador Rango S, es posible que sus privilegios caduquen — dice con una sonrisa cómplice, insinuándole a Martin la oportunidad de que con su poder pueda ser superior a Fabio y quitarle la posición.
— Sabes que no puedo hacer eso, no tengo idea de la naturaleza de mis poderes — se niega el cazador.
— Eso lo sé, pero tu vida puede mejorar. No ganas lo suficiente. ¿Y en mazmorras tan débiles, crees poder costear tu vida, aun con tu madre en su estado? — le pregunta Estela sin poder comprender aun los motivos que atan a Martin a una vida donde no crece en rango.