El grupo de cazadores liderado por Martin, se detiene a unos quinientos metros de la base de la montaña. Martin mira a los demás cazadores, encontrándolos exhaustos y hambrientos.
Actualmente es casi de madrugada, por lo que es entendible el cansancio.
Por unos instantes cierra sus ojos y expande el domo protector:
“Protección del Emperador”
Una habilidad cuya defensa es impenetrable, y que mantiene a todos los monstruos de los alrededores, a una distancia grande.
Martin vuelve con los demás y les dice con calma:
– Escuchen, tomaremos descanso hasta el amanecer. Nos turnaremos cada hora para proteger el campamento – Martin logra convencer del plan a los demás con sus palabras de líder – Aunque el domo es la máxima defensa posible, aún hay algo que me está inquietando en esta mazmorra – Mira hacia el bosque y piensa.
Después de la reunión, se dividen las responsabilidades, algunos construyen las tiendas de campaña, otros preparan la comida y los restantes protegen un perímetro pequeño, pero sirve para mantener en calma el lugar.
La tranquilidad de Martin se mantiene hasta llegado su momento de vigilar mientras los demás duermen:
– Mantener el Domo protector me está agotando. Apenas hace unos días comencé a usarlo – piensa Martin mientras se percata que alguien camina hacia él, y se da vuelta viendo a Estela con un rostro dormido, pero que no deja de ser atractivo para el cazador – hola – Le saluda sonriente.
– Hola, ¿cómo te sientes? – Se sienta al lado de Martin y estira un poco sus brazos.
Martin siente como su corazón late un poco más rápido al estar a solas con ella:
– Yo…estoy muy bien…jejeje – El joven cazador sonríe incómodamente.
–¿Te sientes bien?, te noto algo agitado, Martin ¿Has comido algo? Deberías ir a descansar, espérame, iré a buscar a Paulo, quizás pueda reemplazarte en la vigi…
En ese momento el joven se abalanza sobre ella, rodeándola con sus brazos, dándole un cálido abrazo que ella no se esperaba, ni por el momento ni el lugar, pero que sin duda hace que se enternezca al punto de regresarle el gesto:
– Prometo…protegerte Estela, pase lo que pase, no dejare que nadie te vuelva a lastimar – le dice al oído con sentidas palabras.
Las palabras de Martin hacen que Estela sonría y se sonroja. Ella sabe cuán importante es Martin para su vida, pero aún no cree que sea el momento para eso.
Martin se aparta un momento y tranquilo reconoce que fue demasiado impetuoso, pero sin duda alguna no se arrepiente de mostrarse tan cariñoso con Estela, no por necesidad sino porque algo en su interior hizo que no le importara, solo quería abrazarla:
– Martin… ¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos?
–¿Huh? Emm…fue en esa Misión de Mazmorra Rango F+, ¿cierto?
– Si…– Estela asienta con la cabeza y sonríe – En esa ocasión era algo así como mi quinta mazmorra, yo seguía poniéndome nerviosa. Hasta para una curandera como yo era difícil mantenerme cuerda frente a tal peligro.
– Y fue una de mis primeras mazmorras, fue algo loco. Eran solo ratas guerreras del tamaño de un niño de cinco años.
– Jajaja, ¿verdad que sí? – Su rostro se sonroja al recordar tal momento –. Y un grupo de ellas me rodeo, hasta que viniste a salvarme con una espada. Es algo que jamás olvidare, fuiste un verdadero caballero con armadura dorada – Mira a Martin con una calidez tan grande que cuando se da cuenta de ello, se sonroja.
–¿Estas bien? Te noto el rostro muy rojo.
– Si si, no te preocupes. Es solo que, recordando ese momento, y ahora…me da nostalgia.
– Tienes toda la razón.
En ese momento, Martin siente como algo toca el domo protector, alarmándolo al punto de hacerlo poner de pie:
“Percepción del Emperador”
Con esa habilidad, libera un aura imperceptible y de mucho más alcance que el propio domo, donde puede detectar ciertas energías de seres vivos, y así encontrar algún enemigo.
Sin embargo, no encuentra nada, pudiéndose ser solo una rama que ha caído o alguna roca, pero Martin sospecha que ese tacto fue como si alguien apoyara su mano en el domo. En tal caso, el joven decide mantener la guardia para proteger a los demás cazadores.
Martin regresa con Estela y se sienta a su lado, algo agotado por usar ambas poderosas habilidades, que, gracias a la Marca del Emperador, no cae muerto por exceder su cuerpo hasta ridículos niveles.
Lo sucedido con el domo deja pensativo a Martin. Estela ve la preocupación en su cara, entonces con intenciones de aliviarlo, lo toma de la cabeza y cuidadosamente lo apoya entre sus suaves y delicadas piernas mientras lo acaricia: