Limit Breaker: Conquistando Mazmorras

Capítulo 21: Búsqueda parte I

Unas horas después de su llegada, el grupo de cazadores proveniente de Brasil, llega a la sede principal de la Asociación Argentina de Cazadores. Allí son recibidos primero por un miembro de seguridad, al constatar que no portan armas y verificar su identidad, se les permite avanzar hacia atención al público, donde son recibidos por una agradable y joven mujer, de cabello negro, rostro hermoso y un aura seria que la envuelve producto de su ambiente laboral.

La mujer les hace un gesto para que esperen a que termine su comunicación telefónica, atendiendo asuntos de unos gremios y mazmorras pequeñas.

Tras quince minutos, la secretaria los atiende con cortesía y predisposición digna de una mujer experimentada:

 

– Bienvenidos a la sede de la A.A.C, soy Elizabeth Trapani, ¿en qué puedo ayudarles?

– Queremos ver al señor Oscar – responde Samantha con mucha prepotencia en tono portugués

– Ustedes no son de aquí, por su tonada deben ser de Brasil. ¿Tienen cita por alguna cuestión internacional? – pregunta Elizabeth, manteniendo su compostura como toda profesional en su posición.

– Solo venimos para una reunión protocolar, ya que tanto nuestro país como Argentina tienen una relación diplomática muy estrecha. Nuestro gremio desea que haya una reunión. No creo que haya más explicación que sea necesaria, ¿cierto? – Dice Daniel.

 

La mujer se queda atónita ante la irrefutable respuesta del cazador, quien suprime todo su poder para evitar ser reconocido como miembro de la elite mundial. Ante las palabras de Daniel, ella toma el teléfono sobre su escritorio, pide sus identificaciones y hace un gesto para que esperen un momento. Luego de unas breves palabras, ella cuelga y se dirige con respeto:

 

– El presidente Oscar los espera en la oficina número cuarenta y cinco de reunión – dice la secretaria.

– Muchas gracias – agradece muy educado, el joven cazador.

 

El grupo avanza por un largo pasillo, hasta el primer ascenso que los llevaría hacia el cuarto piso, donde espera Oscar. Cuando llegan al ascenso Damina deja escapar consternada:

 

– Cielos, la seguridad de aquí es tan mala que hasta un asesino podría venir y matar al presidente – se burla Damina.

– No digas tonterías, es más que obvio que Oscar ya nos esperaba de antemano – contradice Daniel.

– ¿Entonces deberíamos optar por otra manera de dirigirnos a él? – le pregunta Samantha a Daniel, con intención de saber si hay un plan extra.

– Eso no cambia en nada, además beneficia en la respuesta que nos llegue a dar – exclama Daniel, confiado por la situación.

– Sabes que, si ocurre algo que lleve a un enfrentamiento internacional entre países, nuestras cabezas serán las primeras en rodar, ¿no? – advierte Damina, con cierta burla de que sea imposible que les ocurra eso.

– ¿Y que podría hacer un país que no tiene ni siquiera cazadores rango A? el más fuerte de ellos murió, están desprotegidos, y son tan cobardes que no harán nada si ocurre algún ataque contra aquí – se burla Samantha.

– Cállense que casi llegamos – les ordena Daniel.

 

Los tres salen del ascensor y caminan rumbo a la última puerta del piso, que da hacia una enorme ventana al final del camino. Daniel toca la puerta y en respuesta, la voz de Oscar se escucha, permitiéndoles entrar al lugar, viendo al hombre sentado sobre el sofá frente a la puerta, sosteniendo un vaso con whisky en su mano izquierda y con la otra, papeles que contienen información sobre los cazadores de Fortaleza, el gremio más fuerte de Brasil y Sudamérica.

Lejos de sorprenderle la presencia de tales visitas, Oscar les da la bienvenida con una grata sonrisa:

 

– Hola caballero y señoritas…– Se pone de pie y se acerca hacia los visitantes–. Mi nombre es Oscar, presidente de la A.A.C –

– Si, un placer – responde Daniel, cauteloso.

–¡Tsk! – Damina lo mira con desprecio –. ¿Un debilucho como presidente de la asociación de cazadores? ¿Qué clase de broma es esta? – murmura indignada.

– Ya, hola. Supongo que está bien, al final, Argentina es un país débil. Que su presidente lo sea es algo lógico – Samantha le murmura por detrás a Damina.

– No se dejen llevar por las apariencias. Será débil pero posiblemente también sea un viejo zorro, aunque la vejez no le haya llegado – Daniel les advierte a sus compañeras.

– Bueno, supongo que querrán sentarse, ya que venir desde el aeropuerto, quizás estén agotados. –Camina hacia el escritorio apostado cerca de una gran ventana–. ¿Desean algo para beber o comer? – pregunta Oscar, mientras sostiene el teléfono sobre el escritorio.

– No, esto será breve – dice Daniel con la mirada fija en Oscar, mientras mueve sus dedos listos para actuar, al mismo tiempo que sus compañeras esperan indicaciones.

– Por supuesto que será breve – reconoce Oscar, colgando el teléfono con cuidado.



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Editado: 18.05.2024

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