Capítulo 26: Oprimidos en el mundo injusto

La voz de aquella chica es juvenil, adolescente inclusive, pero el tono con que se dirige a Estela resulta ser desgarrador para alguien tan joven. La razón por la que ella se dirige con tal desesperación y pide por el Maestro del gremio es simple:

Macarena: “Por favor, necesito que el maestro me admita, no puedo controlar mis poderes, y ya he provocado varios accidentes de tránsito”

Estela: “Cálmate, ¿dónde te encuentras? Espera un momento, no tardo” – aparta su oído del teléfono y cubre el micrófono para hablarle a Octavio– “es una de los candidatos, por alguna razón está demasiado alterada para hablar, tendremos que hablar con Ana para que envíe a alguien para que la traiga”

Octavio: “Entendido”

Estela regresa al teléfono para poder averiguar donde se encuentra la adolescente, y así llevarla a la Sede del gremio, sana y salva:

Estela: “Siento la espera, escúchame, estamos organizando con la A.A.C para que puedan ir a buscarte, si puedes danos tu ubicación”

Macarena: “Estoy en Córdoba y…”

Estela: “E-Espera un momento, ¿caminaste tu sola desde Tucumán hasta Córdoba?”

Macarena: “Así es, disculpe no tengo mucho tiempo, estoy en una estación de gasolina, no me queda mucho dinero y estoy muy asustada” – responde con la voz quebrada de los nervios y el miedo

Estela: “Escúchame, Martin, el Maestro del gremio está en esa provincia para reclutar a alguien, tú eras la siguiente, por lo que coordinaremos para que puedas verte con él, en se sitio”

Macarena: “¡Muchas gracias!” – dice con mayor alegría que hace momentos

Estela: “No te vayas de allí, espéralo”

Macarena: “Esta es la dirección…”

Después de anotar la ubicación de Macarena, la chica corta la comunicación, haciendo entrar en razón y obligando a Estela a moverse con gran velocidad para que Martin la reclute.

Ella siente que la joven esta desamparada, por alguna u otra razón ha tenido que huir de su casa, pero con total seguridad Estela siente que deben acogerla en la sede, no solo porque sea una candidata, sino por un feroz instinto maternal hacia aquellos jóvenes que no tienen donde ir, recordándole cómo fue su vida antes de ser cazadora y cuando comenzó a serlo, el dolor, las dificultades, la discriminación por ser una adolescente, y ahora como mujer no va a permitir que otra persona pase por lo mismo.

Octavio regresa con Estela con noticias respecto los medios para poder traer a la chica:

Octavio: “Hable con Ana, tienen un miembro de la A.A.C en Córdoba y que debería reunirse con Martin, ella se encargara de comunicarle la situación y donde está la chica”

Estela: “Uf, si” – suspira agotada– “esa chica…se encuentra muy asustada, no sé qué le habrá ocurrido, pero no hay que dejarla sola”

Octavio: “Para eso existe el gremio, o al menos eso creo”

***PARTE II***

Los ojos de Marcos se agrandan, cuando ve caminar a Martin hacia ella con firmes pasos.

El lugar comienza a temblar, como si se estuviera formando un terremoto, pero son solo los poderosos pasos de un Martin conmovido por la historia de Marcos y su amiga de la infancia, que juntos crecieron y afrontaron las terribles perdidas ocasionadas por la hipocresía de los cazadores más corruptos.

Sin dudas, el hambre de justicia de Marcos lo hace merecedor de ser parte del gremio, y con justa razón Martin le da la bienvenida, logrando ayudar en la meta del joven para poder salvarla a ella de morir envenenada:

Martin: “Su rostro está muy mal, deshidratación extrema, inclusive ha sufrido heridas por el veneno. Posiblemente sea la fase final del veneno, tengo que darme prisa o morirá en pocos minutos” – piensa para si mismo, preocupado por la condición de ella

El cazador extiende su mano sobre el vientre de ella, mientras se da media vuelta y mira a Marcos, a quien le dice calmado:

Martin: “Marcos, ven y destápala, quiero que le quites su camiseta, su vientre debe estar al descubierto”

Marcos: “S-Si, entendido”

Con el torso desnudo, dejándola solo con el brasier, Martin apoya su mano en el vientre de la mujer y cierra los ojos, comenzando a extraer todo el veneno que se encuentra dentro del organismo. Pero a los ojos incrédulos de Marcos es casi imposible que alguien pueda hacerlo, aun así, confía en que Martin lo logre:

Martin: “Jamás pensé en usar esta habilidad para sanar a una persona en última etapa de envenenamiento”