Limit Breaker: Conquistando Mazmorras

Capítulo 27: El Resurgimiento del Fénix y la princesa de las arenas

En la prisión de Devoto, uno de los complejos reclusorios con mayor seguridad del país, Oscar y Ana se dirigen al sector de visitas de máxima seguridad, uno de los lugares más apartados y vigilados de todo el sitio. Después de los rigurosos protocolos, donde guardias incautan aparatos y cualquier objeto que pueda ser usado como arma, caminan a lo largo de un pasillo hasta una puerta que da a un salón enorme, con varias mesas donde esperan varios criminales a ver a sus familias.

A medida que avanzan hasta la mesa donde espera Julio, Ana mira a cada criminal que espera como sus ojos se encuentran sin vida debido a los años encarcelados. Pero al llegar a la mesa asignada, ven a un hombre con mirada penetrante y apariencia completamente imponente, la secretaria de Oscar se asombra por verlo sin las secuelas de alguien cuya vida tras las rejas lo debería cambiar, pero ahí está, entero y con fortaleza para mantenerse firme.

Julio se pone de pie y se acerca a Oscar, a quien le dice en tono entusiasta:

 

Julio: “¡Oscar, mi amigo!” – lo abraza, feliz de volver a verlo

Oscar: “Es un gusto volver a verte” – le regresa el gesto – “ella es Ana, mi secretaria” – la presenta, haciendo que ambos se estrechen las manos

Julio: “Un placer Ana, soy Julio”

Ana: “Mucho gusto, el presidente Oscar me ha contado muchas cosas sobre usted”

Julio: “Si…muchas cosas no son de mi orgullo” – dice reacio

 

Julio les indica para que tomen asiento y no se pierda el tiempo de visita:

 

Julio: “Supongo que no es una visita solo porque me extrañas, ¿cierto?”

Oscar: “La verdad que no. ¿Sabes que está pasando últimamente?”

Julio: “¿Con que?”

Oscar: “Martin, las mazmorras, Fabio…”

 

Escuchar ese nombre hace que el rostro de Julio se envuelva en venas que recorre su cuerpo, intentando aguantar las ganas de levantarse y darse a la fuga destruyendo todo con la intención de matar a Fabio, sin embargo, Oscar lo detiene tomándolo del hombro y devolviéndolo a la silla con calma:

 

Julio: “¿Conocen la historia de Juana de Arco?” – pregunta, quitándose las lágrimas con las palmas de la mano como si fuera un niño. El hombre elegante e imponente, ahora intenta hablar entre sollozos – “pero la historia no tan conocida de ella”

Oscar: “Conozco un poco, ¿pero a que viene eso?”

Julio: “Ella fue condenada por crímenes improbables como existe en la jerga criminal. Se le culpo de hacerse pasar hombres, alentar el satanismo, y sobre locura. Ella murió quemada, hasta que años después de su muerte se le levanto los cargos, y mucho tiempo después es beatificada por los mismos que destruyeron su imagen. Ocurrirá conmigo sin importar lo que necesiten de mí. Se que me necesitas, pero con todo en mi contra, lo dudo mucho, seré una Juana de Arco más, parte de este sistema corrupto, muriendo en este lugar y…”

Oscar: “Deberías escucharme primero” – interrumpe a Julio

Julio: “Yo…lo siento mucho, y a usted también señorita” – se inclina hacia adelante, disculpándose honestamente

Ana: “No, no hay problema, es algo normal. Mas tratándose de Fabio” – le responde, intentando evitar que se siga disculpa – “es muy cortes y elegante” – piensa sorprendida de que fuera conocido de Oscar

Oscar: “Escúchame con cuidado Julio, todas las palabras que te dije, tiene un patrón en común y es que Fabio ha sido asesinado”

Julio: “¿Qué?” – pregunta, incrédulo.

 

Julio no encuentra un sentimiento lógico con el que afrontar ese hecho. Estar en prisión gracias a que fue acusado siendo inocente, y ahora saber que el que arruino su vida está muerto, lo llena de dicha pero también impotencia porque la verdad de eso no ha salido a la luz, o al menos eso piensa, porque Oscar le cuenta todo lo que sucedió, sobre Martin, la mazmorra arácnida, y la repercusión de la existencia del cazador rango A+.

Ahora el panorama para Julio es diferente, y la esperanza en su rostro, vuelve a donde pertenece:

 

Oscar: “Y hasta el momento el grupo de Martin está buscando a los candidatos”

Julio: “Fabio…” – deja escapar, aun en shock

Oscar: “¿Estas bien?”

Julio: “Fabio está muerto” – vuelve a decir, esta vez con lágrimas que salen de sus ojos – “tantos años maldiciéndolo, y añorando verlo para vengarme, el…por fin está muerto…” – se toma la cara con ambas manos, mientras sigue llorando

 

Oscar palmea la espalda de Julio, acompañándolo en su felicidad y dolor por tal noticia. Su espíritu se eleva nuevamente, recordando el odio que sintió en aquel momento, y como su corazón se desborda de sentimientos reprimidos por el encierro:



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Editado: 26.10.2024

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