En la medianoche de ese día, el equipo se reúne en la sede de Victory, completamente destruida, allí donde Estela y Octavio confrontaron a los invasores del Fortaleza, Martin se irgue de pie y decidido da un discurso antes de que partan rumbo a Brasil para un hecho que muchos catalogan como una de las hazañas más grandes de la historia del país frente a una potencia:
Martin: “Aquí…” – señala debajo de sus pies y luego detrás de los demás – “Y allá, fue donde nuestros compañeros sufrieron un ataque cobarde. Se que la venganza es algo de lo que jamás hay que enorgullecerse, inclusive sé que Estela me golpearía si lo hago, ¿pero saben qué? Hay algo en mi pecho que me dice que esto no puede quedar así, mientras ellos pelean por su vida yo peleare por no volver a pasar por esto…”
Las palabras de Martin elevan a niveles increíblemente heroicos el ánimo de los demás, Julio mirando con entusiasmo al tan prometedor joven que es ahora su maestro, Marcos golpea sus nudillos mientras estos desprenden pequeños hilos eléctricos, María sonríe aferrada al brazo de su esposo, y Arakneida se encuentra seria, desde que se enteró del ataque al gremio y el daño que sufrió Estela, no hay un solo momento donde no desee vengarse de quien lastimo a su primera amiga:
Martin: “Vamos a ir hasta su propia tierra, y devolverles el golpe…decenas…cientos de veces con más poder, juro por mi vida que a partir de ahora…el mundo conocer a Victory y quien daño a nuestra gente, conocerá lo que es el dolor…sé que quizás no estarán de acuerdo, y me arrepentiré luego, pero mi decisión está tomada” – se acerca a Julio – “Siento involucrarte a ti y a tu esposa, pero yo…”
Julio: “Descuida niño, si mi esposa sufriera algo así sin duda buscaría vengarme, solo procura que nadie muera, no deseo que ningún de nosotros cargue con alguna muerte en su consciencia” – le aconseja
Martin: “Mi intención no es esa, muchas gracias”
María: “Te ayudaremos sin dudarlo, sin bajas en ningún lado”
Martin: “Lamento lo que está ocurriendo” – se disculpa ante Marcos por involucrarlo también
Marcos: “No te preocupes. Debería agradecerte por impedir que Laura no venga”
Martin: “Gracias” – le dice a Marcos, mientras se acerca finalmente a Arakneida que muestra su forma de monstruo – “Arak…”
Arakneida: “Sh sh…” – con su dedo cubre la boca de Martin, impidiéndole terminar su frase – “Mi señor, guarde su aliento para aplastarlos” – aprieta con fuerza su puño – “Yo no escatimare en fuerza”
Martin: “Bien” – camina hacia el centro de la calle, y se voltea – “¿Listos? Arakneida, espera a mis órdenes. Entonces, vamos”
Arakneida da forma con sus manos a cuatro portales color violeta que se abren lentamente con forma ovalada, al otro lado de estos se encuentra un punto estratégico dentro de la ciudad donde alberga una de las tantas sedes del gremio Fortaleza en el estado de Maranhao en Brasil. Cada uno de los pocos miembros del gremio Victory se acerca a un portal diferente, y al recibir la señal de Martin, se adentran hacia dentro.
Después de que todos entraron en los portales, Martin se comunica desde su habilidad de conexión con los familiares, en este caso con Arakneida, a quien le recuerda sobre la importancia de no matar a ningún civil ni siquiera a cazadores solo incapacitarlos para evitar problemas mayores:
Arakneida: “Si mi señor, confíe que sus órdenes son mi todo”
Martin: “Muchas gracias, Arakneida. Espera diez segundos, entonces hazlo”
Arakneida: “Entendido”
La reina arácnida comienza a contar hasta diez con un reloj que Estela le regalo felizmente. Con cada segundo que se va, un crujido y luego gruñido acrecienta su sonido, y al llegar a los diez segundos, cientos de ojos feroces en tonadas rojas se vuelve visibles en una misteriosa oscuridad:
Arakneida: “¡Vayan, sin matar a nadie!”
***PARTE II***
Mientras tanto en el edificio central de la sede, José mantiene relaciones con su secretaria y la vice maestra del gremio, Clarice, en una de las habitaciones destinadas para el descanso de los miembros. De repente, un empleado del gremio irrumpe en la habitación con pánico y exhausto, como si hubiera corrido por los pasillos del enorme edificio de cincuenta pisos, apostado en el centro mismo de la ciudad:
José: “¿Qué demonios? Ten un poco de respeto maldito infe…”
Jofrinho: “¡Tenemos una emergencia nivel 1!”
José: “¿Qué? Ataque del exterior, ¿Cómo es posible?”
Jofrinho: “¡N-No, son monstruos…arañas monstruo”
José: “Tienes que estar bromeando”