En la mañana del día siguiente, en la Antártida…
Martin toma te en una taza térmica mientras camina por el suelo cubierto de nieve, con el cielo aun oscuro a pesar de que ya sean las 8 am y en plena primavera. Curiosamente en algunos tramos del año el continente helado amanece muy temprano, pero desde la aparición de la mazmorra, ese fenómeno natural ya casi no existe, siendo todos los días de oscuridad perpetua, salvo y por alguna extraña razón, a las 7 de la tarde sale el sol apenas una hora, para luego volver a oscurecerse.
Algunos investigadores sostienen la teoría de que oscurece en todo el territorio cuando los gigantes se movilizan de forma constante, esto se sustenta también con pequeños temblores, sin embargo, desde que el grupo de Cazadores arribo al puerto esos movimientos de hielo ya no se sienten, como si la presencia de Martin perturbara la paz de esos gigantes, haciendo que temieran el acercarse.
A pesar de lo oscuro y silencioso del lugar, la belleza que emana es incuestionable, inclusive durante la noche:
Estela: “Es hermoso este lugar” — se asoma a su lado
Martin: “Si, a pesar del frio, jeje” — sonríe
Estela: “Te dije que es mejor comer adentro”
Martin: “Supongo, aunque necesitaba despejarme un poco”
Estela: “¿Te encuentras bien?” — lo mira
Martin: “Aja” — asienta con su cabeza y se acerca para besarle la frente — “No te preocupes amor, en un rato te alcanzo”
Estela: “¿Seguro?”
Martin: “Si, debo hablar un momento con Arakneida sobre cómo va todo por allá”
Estela: “Esta bien, pero cuidado con esa arpía” — dice bromeando
Martin: “Jajaja, no digas así”
Después de que Estela vuelve hacia donde se hospedan algunos gremios de Argentina y Chile, Martin cambia su expresión a una de gran seriedad:
Martin: “Arakneida, soy yo ¿está todo bien por allá?”
Arakneida: “Mi señor, que bueno saber de usted, todo en orden por aquí. Su madre responde favorablemente a los tratamientos”
Martin: “Que bueno, muchas gracias por cuidarla Arakneida”
Arakneida: “No mi señor, mi deber es cuidar de su familia, es todo un honor para mí”
Martin: “Ya, solo acepta mi agradecimiento”
Arakneida: “De acuerdo”
Martin: “Su bipolaridad sí que es tétrica” — piensa al recordar que Arakneida no posee definida su personalidad como Familiar, si ser cortes como una sirviente sumisa pero poderosa, algo que a Martin le disgusta porque no tiene libre albedrio, o ser alguien de libre pensamiento y accionar, también algo que disgusta el cazador porque sus peleas con Estela son problemáticas a veces, aunque ambas sean muy amigas
Arakneida: “Mi señor, disculpe mi atrevimiento, pero siento que esta confundido. Eso me lleva a la duda de si existe otra razón de que se esté comunicando”
Por un momento la mente de Martin se vuelve blanca, sin poder reaccionar a la facilidad de Arakneida por entender la mente y sentimientos humanos. Tras varios meses de convivir con Martin, Estela, y todo el gremio Victory, pero, sobre todo, cuidar a la madre de su señor con la cual ha formado un vínculo tan grande como si fuera su hija, le ha otorgado una sensibilidad por los humanos tan grande y compleja que ella no dudaría en defenderlos. Y en otras ocasiones puede comprender mejor las emociones humanas sin dificultad:
Martin: “Si que aprendiste a cómo interpretar los sentimientos de las personas” — sonríe
Arakneida: “Jejeje, mi señor me hace sonrojar”
Martin: “Arakneida, la razón por la que me comunico es porque necesito preguntarte un par de cosas”
Arakneida: “Dígame, y tratare de responder todo lo que pueda”
Martin: “¿Sabes algo sobre el potencial humano oculto?”
Arakneida: “Mmm…” — se detiene a pensar mientras se encuentra sentada en la cafetería de la clínica donde se aloja la madre de Martin
Martin: “Tomate tu tiempo”
Arakneida: “Es un significado bastante complejo el que me ha preguntado, a decir verdad, es algo ajeno a mi”
Martin: “¿A qué te refieres con ajeno a ti?”
Arakneida: “Para decirlo más sencillo, es un concepto que dependerá mucho de la afinidad de energía, por ejemplo, los emperadores poseen la capacidad de sentir la energía más compleja y masiva, es decir…”
Martin: “Pueden sentir de quien proviene esa energía”