Mientras tanto, el grupo de Julio, Estela, Daniel y varios cientos de cazadores supervivientes que han logrado reunirse con quienes consideran los principales comandantes de la misión en el continente avanzan entre la fría y oscura noche, sin poder dormir, ya que debido al extremo frio podrían morir congelados, ni tampoco bajar la guardia, temiendo que entre la nieve y niebla se ocultasen enemigos que fácilmente podrían aprovechar que están débiles para terminar por rematarlos.
La situación para el grupo es crítica, hace ya tres días que el grupo deambula sin rumbo concreto entre los campos, fácilmente convertidos en sus tumbas si pierden la voluntad de seguir luchando contra la fría muerte.
Al predecir que muchos sucumbirían ante el frio, Julio ordena a los cazadores de elemento fuego que usen lo que puedan para calentar a los demás e impedir que se acelere la muerte. Mientras el usa la palma de su mano para crear una llama con la que tanto Estela como Daniel logran calentarse, aunque sea por unos momentos:
Estela: “Al parecer seguimos caminando en círculos”
Julio: “Si, y esta niebla sigue preocupándome” — da un pequeño vistazo hacia atrás para ver a los cansados cazadores — “y dudo mucho que podamos aguantar lo suficiente”
Daniel: “Ninguna radio funciona” — agita uno de los aparatos, escuchando que los componentes internos hacen ruido — “además están rotos por dentro”
Julio: “Estela ¿Qué debemos hacer?”
Estela: “Yo…no lo sé, no podemos seguir caminando sin saber a dónde pero tampoco podemos descansar aquí”
Julio: “Claramente ninguna opción que tenemos disponible es la mejor, mierda”
Estela: “Tendremos que arriesgarnos y explorar con un grupo, y los demás se queden descansando con varios en guardia”
Daniel: “Estaríamos cayendo en eso que no queremos. Separarnos y buscar refugio, cosa que es algo que no logramos, y los demás quedarse al descubierto” — dice en tono negativo
Estela: “Es lo que nos queda, tómalo o déjalo” — le dice enojada
Julio: “Tranquila Estela, si es lo que crees correcto lo aceptaremos. Solo quiero decir algo, tenemos que apurarnos porque desde hace varias horas siento que nos observan”
Estela: “Si, no hay duda que son varias decenas de ellos, no sé qué serán, pero no llegan a los cien, pero es evidente que la mayoría son de rango alto
Estela se muestra asustada por tomar una decisión tan difícil y cuya responsabilidad por las vidas de muchas personas, recaiga sobre sus hombros, algo que no acostumbra, habiendo sido alguien que solo se dedicaba a sanar compañeros en mazmorras de rango no tan alto, pero ahora se ve en tal circunstancia que, si no fuera por la presencia de alguien tan experimentado como Julio para guiarla, podría sucumbir ante la presión:
Estela: “Julio…”
Julio: “¿Si, pasa algo?”
Estela: “¿Crees que pueda tomar las mejores decisiones hasta que encontremos a Martin?” — pregunta preocupada ante tanta responsabilidad
Julio: “Estela…” — la mira, sorprendido, pero también comprendiendo la posición en la que ella se encuentra — “no niego que es difícil ser alguien que debe liderar personas, es una carga inmensa, pero ¿sabes qué? No estás sola inclusive en estos momentos” — le dice sonriendo
Estela: “Muchas gracias Julio”
Julio: “Gracias a ti y Martin, nos han dado un lugar para trabajar y una familia, así que estoy más agradecido de lo que se imaginan”
Estela: “Sabes que Martin y yo te admiramos, también a María, tenerlos es una bendición”
Daniel: “Disculpen, pero quiero que vean esto” — interrumpe señalando hacia el Norte
Estela: “¿Qué es?” — se acerca y mira entre la niebla — “no veo nada”
Daniel: “Enfoquen su mirada hacia donde señalo, es una silueta, y parece una estructura”
Julio: “Al parecer si ¿Qué quieres hacer Estela?”
Estela piensa unos momentos lo mejor para el grupo. Siendo una emergencia en la que vidas están en riesgo, decide que es mejor ir directo al lugar con todos y no un pequeño grupo para explorar, por el temor de perderse o que los que quedan apostados sufran un ataque.
Julio da la señal para que retomen la marcha hacia las extrañas estructuras, sin bajar la guardia por la naturaleza extraña en que se presenta.
A medida que se acercan al lugar, la temperatura baja drásticamente, ni los abrigos térmicos pueden contener el frio, y varios cazadores que usan elementos débiles ante el hielo sufren las consecuencias con primeros síntomas de hipotermia:
Estela: “Tenemos que apurarnos o algunos morirán por el frio” — dice mientras da vistazos hacia el grupo
Julio: “Si, es verdad. Pero me preocupa lo drástico de la baja de temperatura”
Estela: “También a mí, y es por eso que tenemos que llegar rápido a ese lugar y descansar, no hemos dormido en días”
Julio: “Considerando que, si nos atacan estando débiles, no podríamos defendernos ni en la fortaleza. Sobre todo, porque nos están vigilando de manera persistente”
En medio de la marcha, uno de los cazadores cae al suelo sin vida, causando el caos y miedo entre los demás del grupo. Estela y Julio lo socorren con la esperanza de poder salvarlo, pero ni los poderes curativos de ella pueden traerlo de vuelta de la muerte, y antes que se dieran cuenta, los murmullos se hacen presente entre quienes no aprueban el mando de la cazadora.
Sin embargo, una voz en portugués detiene las crueles acusaciones dirigidas a la joven por la falta de experiencia en el mando y que un cazador ha muerto por las circunstancias ajenas a ella: