Limit Breaker: Conquistando Mazmorras

Capítulo 57: Copo de nieve puro

La cazadora Macarena, de apenas 15 años de edad, despierta después de días inconsciente, al borde de la deshidratación y casi desnutrición por no haber podido responderse a su necesidad biológica de nutrientes.

Su vista es borrosa y casi no tiene fuerzas para moverse, solo levanta su cabeza y la gira, encontrándose con que esta en una cueva de hielo pero que a diferencia de lo que se podría esperar no es fría sino todo lo contrario, es un sitio cálido con temperaturas que no bajan ni suben, muy extraño para ella.

A lo lejos ve unas sombras moverse y cuyo tamaño es mas que un ser humano ordinario, al principio cree que son cazadores de clase berserk, por lo general son de mayor tamaño debido a su condición de brutales guerreros que usan la excesiva cantidad de maná que poseen para envolver sus cuerpos y atacar a puño limpio o con armas muy grandes. Sin embargo, su rostro se torna pálido al darse cuenta que esas siluetas pertenecen a criaturas de piel azul, colmillos largos que sobresalen de sus bocas, musculosos, semi desnudos y con cabello en forma de cresta.

De entre las tantas cosas que transitan por su mente, el morir es una de ellas y de una manera horrible al estar débil y a merced de ellos. La desesperación que la ahoga es mucho mayor cuando ve que uno de ellos se acerca lentamente, mientras porta un hacha y el agitado aliento es acelerado, como si tuviera deseos de comerla o ultrajarla.

La joven intenta moverse todo lo que puede, pero apenas logra arrastrarse unos pocos metros, hasta que la criatura la toma de la pierna y levanta, dejándola boca abajo mientras se acerca a su rostro y con mirada feroz dice:

 

Lorkamos: “¿Podrías tu no hacer esta escandalo?”

 

Macarena se queda mirándolo, no sabe si llorar de miedo o reír por la extraña manera en que se expresa la criatura, pero sin duda el temor la hace temblar al punto de unas pequeñas lagrimas caen sobre el suelo nevado:

 

Lorkamos: “¿Qué es caer eso al suelo?” — pregunta, curioso, sin entender de que trata el llanto

 

Macarena no emite un solo sonido, apenas se mantiene cuerda, temerosa de que si se desmaya quizás la maten, pero el troll de hielo insiste en su pregunta:

 

Lorkamos: “¿Responderme tu”

Macarena: “E-Esto es…” — se toca el rostro y siente que sus lagrimas se deslizan a través de su frente, debido a que se encuentra aún boca abajo

 

El troll baja a la chica con sumo cuidado, y le coloca un abrigo largo de piel, encima de las piernas y vientre, mientras se sienta frente a ella, como si esperase algo. Ante tal amabilidad, Macarena se relaja un poco, presintiendo que no esta en peligro, pero tener la guardia baja no es algo que deba en esa situación, aunque vea a un monstruo amable, cosa que pueda ser un error fatal.

Después de tal momento tenso, Macarena toca disimuladamente su cuerpo, buscando algún posible ataque mientras estuvo inconsciente, sorprendiéndose de no encontrar nada, ni un rastro de ropa desprendida, en lo absoluto no fue violada o lastimada. Lorkamos no aparta su mirada en ella, aun esperando ese algo que la chica no sabe:

 

Macarena: “Ehmm…disculpa…” — dice con voz temblorosa

Lorkamos: “Decirme tu”

Macarena: “¿Por qué…estoy aquí?” — pregunta

Lorkamos: “Mmm…pregunta buena, pero responder imposible…solo quedarte aquí y no dar problemas”

Macarena: “Es que tengo a mis amigos allí afuera y posiblemente me busquen preocupados” — dice angustiada

Lorkamos: “Solo quedarte aquí, ordenar que te quedes hasta que yo diga” — responde intimidante

Macarena: “Si, claro”

 

Durante las siguientes horas, Macarena ve a Lorkamos preparar la cena, cortando con un cuchillo afilado la carne de un animal que parece ser un mamut lanudo de pelo azul y cuerno en su frente, mientras que los demás trolls, de tamaño más pequeño, le alcanzan verduras y mantienen el fuego. Tal organización sorprende a Macarena, aun habiendo muchas mazmorras y siendo esa la primera, no puede creer que monstruos se organicen así.

Uno de los trolls se acerca a ella, haciendo que se aparte un poco del temor, y la ayuda a levantarse para ir hacia la fogata que se encuentra en el medio de la cueva:

 

Lorkamos: “Probar esto” — mete una cuchara sobre el caldo y le convida un poco a Macarena

Macarena: “Gracias, pero…” — se niega

Lorkamos: “Tener hambre, solo probar” — insiste cortésmente

 

Maca abre su boca, dejando que el troll lleve la cuchara con el contenido, pero lo que no se esperaba era que ese caldo es un manjar que aplaca el hambre y la hace desear más. Frente a los monstruos no evita degustar por el hambre de días, sin importarle de que animal es la carne o como fue hecho el caldo, ni siquiera el hecho de odiar la carne o más bien amar a los animales sea cual sea el origen de estos, la voraz chica pide mas con los gruñidos de su estómago.

 

Macarena: “Yo…hummm…lo siento” — se disculpa sonrojada por la penosa situación

Lorkamos: “Interesante tu eres” — le dice — “sírvele gran porción” — le ordena a uno de los trolls que revuelve la enorme olla

 

Sorprendentemente, la chica comparte una comida con monstruos que, en lugar de matarla de forma sanguinaria, solo comen y ríen a carcajadas, como si fueran personas ordinarias. Mientras tanto, mira en ocasiones la entrada, pudiendo observar una terrible tormenta de nieva que parecen enormes misiles que caen al suelo.

Así como Maca se sorprende de comer junto a los trolls, también no evita preguntarse ¿Cómo es que ese monstruo que parece ser el jefe puede hablar en idioma humano?, sin embargo, lo principal para ella es saber que sucede, el motivo por el que esta allí con los trolls, donde se encuentra y si los demás están bien.



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Editado: 18.05.2024

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