Por la mañana en Norteamérica, las relaciones internacionales entre Estados Unidos y México alcanzan niveles muy críticos, al punto de que cualquier malentendido o acción premeditada, podría ser el motivo de una guerra sin cuartel. Y aunque México es superada en poder y armamento militar, no se doblegara sin dar pelea, por eso mantiene en constante movimiento a sus dos gremios más prestigiosos y poderoso del continente, que hasta el maestro de Dark Eagle, gremio top 1 del mundo, William Scott ha elogiado por ser muy fuertes como los son Guerreros Jaguar y Whiplash Quetzal.
Ante el temor de la más mínima confrontación que motive a una guerra, los demás países de ese lado del continente, con Canadá a la cabeza y Cuba, deciden organizar una reunión para tratar el tema de la mejor manera diplomática posible.
La reunión se produce vía online, debido a que todos los transportes marítimos y aéreos están interrumpidos por la abertura de una mazmorra en medio del caribe y eso resulta en la dificultad para moverse hacia el continente desde las islas. La participación es bastante masiva, con la mayoría de los representantes miembros del Caribe, Centroamérica y Norteamérica, con sus organizadores, Canadá y Cuba, presidiendo dicha reunión con las copas levantas hacia arriba, aun a distancia y digitalmente desde sus oficinas, y un discurso mesurado por el terrible humor político:
Marco Giroud: “Muchas gracias por estar presentes. Aunque sea desde sus respectivos países. Agradezco también a las partes involucradas para que puedan conversar y limar asperezas” — da la bienvenida el representante de Canadá y organizador de la reunión con su conocimiento en español, aunque se nota su acento francés
Luis Corrales: “Esperemos que esta jornada sea la que dé por fin una respuesta positiva a la tensa situación que sus naciones están teniendo” — agrega el representante de Cuba y otro de los organizadores de dicha reunión
Carl Rebock: “No creo que haya algún problema entre nuestras naciones, al menos desde nuestro lado, pero como son personas que le gusta lo bélico, y desde que sus dos gremios más fuertes han logrado tal estatus, me veo en la obligación de defender mi país” — expone el representante de Estados Unidos, con su fluido español, recién asumiendo el cargo de presidente de los cazadores de esa nación — “me veo en la obligación, en esta reunión y en este momento, de decir que lo que pretendan decir para acusarnos, no hay prueba de ello, y si no es así, deseo verlas”
Mario Ortiz: “¿Estás hablando enserio? Debe ser una broma, nadie te creería esa estupidez y lo sabes Carl” — dice molesto el representante de México, enojado por la actitud tan desentendida del norteamericano
Marco Giroud: “Por favor representante de México, sepa su lugar en este momento. Ya podrá exponer lo suyo, pero ahora está el señor Rebock”
Carl Rebock: “Muchas gracias por poner orden, señor Giroud”
Luis Corrales: “Continue señor Rebock”
Carl Rebock: “Si, mis disculpas” — baja su cabeza en señal de disculpas y sonríe sin que nadie lo vea, todos se encuentran en la palma de su mano, pero debe ir más allá para convencerlos
Durante los próximos 40 minutos, el representante de Estados Unidos expone la situación con México, y una serie de pruebas difíciles de cuestionar, desde armas mágicas elaboradas por Mongolia, Rusia, Corea del Norte y la actual potencia económica, Indonesia, hasta acciones militares y económicas que desde una perspectiva acorde a un mercado capitalista que tuvo que cambiar por las mazmorras, es deshonesto, como el robo de piedras de mana que, según Carl, pertenece a su país.
Esta situación se ve mucho más agravada con una serie de ataques que según Carl, son intimidatorios desde la frontera, además del empuje constante para quitar territorio:
Carl Rebock: “Lo único que falta para que reaccionemos, sea el ataque a pueblo civil. Pero eso no ocurrirá jamás, porque nos defenderemos”
El ambiente se vuelve tenso, porque con la exposición del diplomático, nada queda fuera de lugar, y contradecir a lo que ha dicho es casi imposible, aunque haya pruebas concretas, no tendría el mismo peso argumental como prueba.
Mario se queda petrificado, con apenas un puñado de documentos, donde hay más fotos pero que ante la gran exposición de Carl, cada documento que se muestre podría acabar en la basura. No solo podría ser un problema internacional que involucrarían sanciones, sino que el país perdería territorio que jamás ocupo, ni siquiera invadieron a su vecino del norte.
La impotencia invade a Mario, porque todo lo que ha dicho el norteamericano, es al revés, las acusaciones están invertidas:
Mario Ortiz: “Maldición, ellos son los que han hecho eso. Han manipulado todo a su antojo, nos han quitado territorio a nosotros, mataron poblaciones civiles inocentes con la excusa de que son pueblos fronterizos que les corresponde, diablos, hasta por ese tratado de mierda tuvimos que pagarles de forma obligada acciones que ellos provocaron” — piensa impotente y frustrado de no poder hacer nada por defender a su país