En el mundo exterior, donde el tiempo transcurre muy lento y con relación al vacío en el que se encuentra Martin apenas han pasado 5 minutos desde que el cazador se había desmayado.
Julio decide tomar las riendas de la defensa del campamento, con el tiempo en contra y sabiendo que posiblemente sea necesario que Martin afronte sus asuntos, siendo el único que comprende la extraña naturaleza del poder, solo por las situaciones que se ve envuelto el joven:
Julio: “Estela, cuida de Martin”
Estela: “Entendido ¿tú que harás?”
Julio: “Hay que defender este lugar, sea como sea”
María: “Cielo ¿Qué debo hacer yo?” — se acerca a un costado
Julio: “Yo…no estoy seguro, no deseo que vayas al frente ni siquiera que combatas”
María: “Pero saber que no hare caso y seguiré lo que sienta” — exclama orgullosa
Julio: “Es por eso que te amo hermosa” — le responde encantado por la actitud de su esposa frente al peligro inminente
María: “Aunque en este caso seré de más ayuda con Estela, lo sé, mi magia de planta no sirve en este lugar helado” — reconoce sin un ápice de decepción
Julio: “Si, te encargo esto, toma a Macarena y ayuda tanto a Octavio como Marcos”
María: “Lo hare” — acepta el encargo sin problema y decidida
Una vez que María se aleja mientras ayuda a Marcos a caminar hacia un improvisado edificio construido por la poca magia de tierra y barrio que hay, Julio corre rápidamente a los muros de picos, donde lo esperan los pocos cazadores que quedan para defender el campamento.
Los monstruos se acercan lentamente, sin necesidad de apurar su paso, solo dejan que el miedo se apodere de los humanos con cada estruendosa pisada contra la nieve por parte de los enormes gigantes, los gritos de los gigantes más pequeños al mando de Ingor, y los esqueléticos sonidos de los elementales de hielo.
Así como en el ataque de la avalancha, el pánico agita la calma de los pocos humanos que quedan, pero esta vez no hay lugar a donde escapar o edificio donde ocultarse. Las únicas dos opciones son luchar para vivir o morir sin haber podido hacer nada más que ser un cobarde.
Julio inicia las indicaciones para defender posiciones, poniéndose a sí mismo en el frente junto con los de mayor poder de ataque. Los cazadores de elemento fuego de cualquier clase y rango son los que se apostan en el frente, siendo los de mayor posibilidad para enfrentar a los monstruos inclusive un rango mayor a ellos, excepto los de rango superior a A+. Por detrás aquellos de elemento rayo, que pueden tener efecto de sobrecarga contra los elementales, y así sucesivamente. Los últimos y que protegen o atacan desde la retaguardia son los de elemento hielo, agua y aire, siendo además los más débiles como para enfrentar a los monstruos donde esos elementos son su fuerte.
En poco tiempo, las fuerzas enemigas llegan al muro compuesto por enormes picas de madera, y con fuertes movimientos de sus mazas de batalla, los gigantes destrozan la primera defensa, mientras que los enormes titanes dan su primer paso dentro del terreno a defender.
Sin embargo, los cazadores de fuego atacan a los pies con potentes flechas de fuego, bolas ígneas y toda clase de ataques en base al elemento más peligroso y enemigo natural del hielo. Uno a uno, los titanes caen hacia atrás como si fueran fichas de dominó.
Aquellos gigantes que caen son apartados violentamente por los que se mueven por detrás, pero la férrea defensa de los cazadores de fuego y rayo atacan con más fuerza a los pies. Para la sorpresa de los humanos y el propio Julio, estos gigantes cubren sus pies con hielo mágico, mostrando un alto nivel de aprendizaje sobre las estrategias que se están empleando desde hace unos minutos, entonces, el ahora comandante ordena atacar al rostro, aunque no todos pueden alcanzar tal altura, sino más bien los que son cazadores de rango B+ o más logran impactar.
Mientras tanto, los gigantes de hielo, fuego y montaña de casi 5 metros de altura, son atacados por los cazadores de elementos diversos, como neblina, oscuridad, luz, veneno, entre otros, pudiendo impedir que avancen, a excepción de uno que sin dificultad pasa a pura fuerza bruta y moviendo su brazo de forma enérgica e impactando contra algunas personas, matándolas en el acto e hiriendo a muchas otras más, Ingor:
Ingor: “¡Jajaja! ¡¿eso es todo lo que tienen humanos?! ¡tráiganme al más fuerte de entre ustedes, quiero batalla, sangre y muerte!” — grita, eufórico al ver a las cazadoras defender su posición de loas elementales y gigantes, elevando la excitación del comandante — “¡sí, muje…!”
Sin darse cuenta, la cabeza de Ingor sale volando a varios metros de distancia, formando con su sangre color azul un largo camino hasta caer en la nieve. El monstruo aun conserva el conocimiento y mira una figura cabizbaja, vestido elegantemente y sosteniendo un cigarro en su mano derecha.
Julio mira ferozmente al sentenciado gigante por haber querido ultrajar a las cazadoras, y entre ellas, muchas jóvenes que fácilmente podrían haber sucumbido ante el rango del monstruo, pero por alguna razón el cazador cuyo rango es A+, ha mostrado un potencial rozando el S+, por lo que Ingor se lleva una gran sorpresa: