De entre todos los enemigos que hay en la mazmorra, Glermorog es el que toca enfrenta a Julio y Daniel, aun con el agotamiento mágico de ambos y sumado al físico del cazador de fuego. Sobre todo, la inesperada resistencia al poderoso ataque de ambos y de manera consecutiva, demuestra que el emperador de la escarcha está a un nivel completamente diferente, pero es mucho más imperioso enfrentarlo.
Daniel mira disimuladamente a Julio, viendo el daño que su ataque de fuego ocasiono, dejando la piel quemada casi al completo:
Daniel: “Julio parece estar muy mal, y nuestras fuerzas están disminuyendo. Mierda ¿Qué puedo hacer?” — piensa, sin apartar la vista sobre el emperador
Julio: “No lo pienses demasiado Daniel”
Daniel: “¿Huh? ¿Por qué lo dices?” — pregunta, volteándose a mirar a Julio
Julio: “La preocupación máxima es evitar que llegue al campamento. Imagino que entiendes lo grave que puede llegar a ser si ataca con Martin en su estado”
Daniel: “Si, eso sería el peor resultado posible”
Julio: “Entonces vamos con todo lo que tengamos”
Glermorog: “¿Van a atacarme o solo se quedarán murmurando?” — grita desde lo lejos
Sin motivo para ponerse tenso, Daniel se impulsa hacia el monstruo mientras que este se para firme sobre el suelo helado y sosteniendo fuerte el mazo de batalla, ataca al cazador desde el frente, balanceando por arriba de la cabeza el arma.
En medio del ataque, Daniel se detiene y sonríe mientras se aparta a su costado derecho, llevándose también la mirada del emperador, quien cae en la distracción:
Daniel: “Eres muy tonto…” — se burla
Glermorog: “¿Huh?” — desvía su mirada de nuevo al frente — “¡bastardos!” — grita al darse cuenta de que Julio se acerca con su brazo derecho entero cubierto por fuego
Julio: “¡Aaaaaaaaahhh!”
Julio mueve su brazo con forma mágica de espada de fuego desde arriba hacia abajo en dirección al pecho de Glermorog. Este ataque genera un poderoso corte en su cuerpo e inclusive más allá de su posición.
Sin duda, el ataque es tan fuerte que, hasta Daniel, uno de los grandes cazadores del mundo, se sorprende por tal capacidad mágica, proveniente de un simple rango A+:
Daniel: “I-Increíble, aun débil y con el cuerpo quemado ha logrado usar magia de alto nivel y con tal potencia de fuego. Quizás el también…”
Después de descargar el poderoso ataque conocido como Excalibur Incinerator sobre el monstruo, Julio retrocede varios metros con pequeños saltos hacia atrás y espera que al menos su ataque hiciera efecto. El humo se disipa lentamente, dejando ver que el gigante aún sigue de pie, y con una sonrisa de disfrute por el enfrentamiento, pero con algo que impacta al monstruo:
Glermorog: “Chico, por primera vez en mucho tiempo…” — muestra que su pecho se encuentra un poco quemado, pero siendo un enorme logro para el humano frente a tal titánico monstruo — “alguien me ha ocasionado una herida. Te felicito”
Sin previo aviso, se aparece frente a Julio, habiendo reducido la distancia en un simple instante, algo que podría ser inusual para un monstruo de 3 metros, pero Glermorog lo hace sin problemas. El humano mira helado el rostro sonriente con su sudor cayendo por las mejillas, impotente de no poder enfrentarlo, ni siquiera atacarlo con sus mejores técnicas mágicas sirvieron de algo.
Glermorog prefiere no intercambiar más palabras y solo darse a conocer con los dos cazadores a base de pura fuerza bruta, por lo que le da un feroz puñetazo al cuerpo de Julio y de nuevo es enviado varios metros lejos, golpeando contra el suelo varias veces:
Daniel: “¡Julio!”
Glermorog: “Sigues tú, chico” — se le aparece de repente
Daniel: “¡Oh, no, no me vas a atacar infeliz!” — grita y extiende su mano con el que intenta someter al emperador, usando la gravedad
Antes de que Daniel pudiera usar su magia, Glermorog le congela los pies y de un puñetazo al torso, le rompe todas las costillas y varias perforan los órganos internos, causando un dolor tan intenso y terrible que el joven grita y llora de dolor. Esto no le basta al monstruo eso, entonces le da varios puñetazos más, rompiéndole con los impactos, órganos aun sanos y dejando huesos expuestos en brazos y piernas. El cuerpo del joven brasilero ahora se ve casi marchito, irreconocible y muriendo de pie, obligado por la magia congelante de la sanguinaria criatura:
Julio: “¡Daniel!” — salta sobre Glermorog y le da una patada al rostro, de la que sale una fuerte explosión