Las semanas siguientes son de disfrute y relajación para el gremio de Victory. A petición de Martin, todos recibieron pasajes y estadía completa para ir a una playa paradisiaca de Puerto Rico donde las hermosas costas y pulcras de Playa Boquerón son bañadas por aguas cristalinas y la población local es muy educada y a la vez que servicial. Lejos de las misiones de mazmorra y el estrés que conlleva pelear con monstruos, el grupo entra en sus merecidas vacaciones.
El objetivo principal es que todos recuperen fuerzas después del éxito en la mazmorra en la Antártida y poder calmar el dolor físico y mental. Pero no eso es una razón la que los obliga a viajar a ese lugar, sino que a petición de Oscar que en cubierto le pidió a Arakneida que se mueva en silencio bajo una misión de espionaje. Esto claro está, con el permiso de Martin, quien sin dudas había aceptado:
Martin: “Ya pasaron una semana y media y Arakneida no se ha comunicado. Que extraño” — piensa mientras bebe un poco de daiquiri de durazno — “esa petición de Oscar, fue demasiado extraño, pero no es como si ella no lo pudiera completar por si sola”
Estela le muestra muy contenta el bikini que se había comprado durante la mañana, revelándose con dos piezas color negro, muy maduro y a la vez que sensual y que definen su hermosa y delicada figura, además de llevarse todas las miradas masculinas y la admiración femenina.
Martin se queda impactado ante la delicadeza con la que expone su cuerpo y como le queda el traje de baño:
Estela: “¿Y bien? ¿te gusta cómo me queda?” — pregunta con voz seductora
Martin: “Si, te queda muy bien” — responde con su corazón latiendo acelerado
Estela: “Gracias, amor” — agradece feliz y abalanzándose sobre Martin
Estela nota que Martin está muy pensativo últimamente y que no disfruta de las vacaciones. Aunque no tiene la menor idea de que le sucede, toma su mano y sonríe, transmitiéndole que puede confiar en ella si necesita charlarlo, por lo que él responde con el mismo gesto y le explica:
Martin: “Se que debería relajarme, pero no puedo evitar pensar que hay cosas más importantes que solo venir aquí. Ya de por si tendría que estar viajando para dar mi pésame a los gremios que han perdido miembros o directamente desaparecieron”
Estela: “No entiendo porque quieres hacer eso. Gonzalo te explicó bien que no es necesario, que él se va a encargar de eso. Hasta te pidió que descanses”
Martin: “Lo sé”
Estela: “Hasta incluiste a tu madre en el viaje. Debe estar con Macarena y Laura”
Martin: “Lo sé”
Estela: “Cielos ¿entonces porque no descansas?”
Martin: “Últimamente temo bajar la guardia y que todo se vaya a la mierda. Por eso no puedo relajarme”
Con los ojos rojos e hinchados por las lágrimas al no poder hacer algo y sentirse mal de verlo tan agotado por noches sin dormir en los que la cama donde ambos duermen se encuentra la mitad vacía y el yace desnudo, mirando por la ventana con la mente perdida en las noches, como si esperase a que algún enemigo lo ataque.
Las semanas posteriores a la batalla contra el gremio brasilero del Fortaleza, Martin había manifestado problemas de sueño y ataques de pánico en los que utilizaría medicamentos. Si bien la marca imperial inhibe el daño físico a nivel estructural como orgánico, en lo psicológico y emocional es otra cosa.
Tan solo basta un leve sonido a lo lejos como para que Martin eleve su energía y se manifieste al exterior pero consciente de que puede ser peligroso, opta por solo usar de forma constante sus habilidades imperiales para poder detectar los peligros, aunque fuera en el mundo humano.
Lejos de mostrar el daño psicológico de haber batallado contra enemigos, cazadores y monstruos, y limpiar mazmorras, Martin trata de ignorar las emociones humanas como el temor, el pánico o los nervios, pero el efecto es terrible para su mente y corazón.
Martin la abraza y besa su mejilla para tranquilizarla:
Martin: “No llores amor. Si hay algo que no deseo es verte así”
Estela: “Es que…es que…me siento impotente al no poder ser de ayuda. Siempre soy la protegida o salvada. Me odio el no poder hacerte feliz”
Martin: “¿No poder hacerme feliz? ¿Quién ha dicho eso? Estas equivocada Estela”
Estela: “¿A qué te refieres?”
Martin: “Soy muy feliz a tu lado Estela. Por esa razón no deberías llorar hermosa. Como tu misma lo dijiste, disfrutemos de este lugar”
Estela: “¿Seguro que no deseas hablar?”
Martin: “Muy seguro ahora que te tengo entre mis brazos”