En medio del juicio donde todos los medios locales y del mundo captura minuto a minuto lo que es para el pueblo norteamericano, el mayor suceso de la justicia en todo el siglo, ocurre algo que no debería pasar, algo que nadie imaginó. Un portal se abre entre las cámaras y periodistas certificados y de este aparecen 3 figuras por demás conocidas entre los presentes:
William: “Bueno, bueno, imagino que este juicio continuara a pesar de mi presencia ¿cierto, Charles?” — se dirige al recién calmado Juez, mientras sale de la sala, acompañado por varios cazadores y guardias, quienes retroceden temerosos ni bien ven que William se encuentra allí
Charles: “Señor William, no contábamos con su presencia. Espero que sepa disculparnos, pero tenemos un importante veredicto que dar” — se acerca, temeroso mientras intenta imponer su poder a pesar de que Glen es quien ahora está a cargo
William: “¿Enserio? ¿sin mí? Que descaro tienes. Además, tú ya no tienes poder en este juicio ¿o me equivoco?”
Charles: “¿Disculpa?”
William: “Hablas de un veredicto que ya había sido pronunciado desde hace días y con firmas incluidas. Hasta vinieron a pedir la mía para darle más fuerza a la resolución. Dime, Charles, ¿tan bajo cayeron los honorables jueces de la corte suprema como para acusar de algo que nunca ha cometido?”
Robert: “William, cierra la boca” — advierte
William: “¿Por qué Robert?”
Robert: “Intento salvar tu cuello y el de todos los funcionarios”
William: “Que se pudran esos idiotas. Yo vengo hacer una cosa bien por primera vez en mi vida. No me arrebataran mi momento ¿cierto, mocoso?” — mira a Martin con una sonrisa
Martin: “Llegaste bastante tarde” — le devuelve el gesto
William: “¡Ja! Un buen whisky escoces lleva su tiempo poder disfrutarlo”
Después de unos segundos, mofándose de los jueces, William se pone serio ante la grave falta que se ha cometido contra su persona al no avisarle sobre tal acontecimiento y para peor, su sentido del orgullo se ve herido cuando Martin, el chico que lo venció en combate, se encuentra en tales aprietos y todo por culpa del sistema judicial.
El silencio inunda el lugar cuando William muestra tal expresión, siendo un cazador que por lo general le gusta esbozar una gran sonrisa debido a la ferviente soberbia que por su posición y poder que posee, pero ahora que la credibilidad respecto a él se encuentra en su punto más bajo, cualquier movimiento o emoción que muestre puede significar algo muy malo para todos.
Sin embargo, lejos de provocar algún desastre, se acerca a la mesa donde se encuentra Martin y posa su mano en el hombro del cazador argentino mientras dice en tono alto para que todos lo escuchen:
William: “Ya no tienes que seguir aquí. De ahora en más me hare cargo de mis propias estupideces”
Martin: “¿Inclusive ahora quieres ser el centro de atención?”
William: “¡Jajaja! Déjame serlo ¿quieres? Además, estos malnacidos necesitan una lección de honestidad, y esto realmente puede pesar en su orgullo” — mira al chico — “no tienes que seguir aquí, vete. Me encargaré de todo” — mira a la multitud y las cámaras se enfocan en el rostro
Charles: “¿William? ¿Qué…que estás haciendo? Robert, dile algo”
Robert: “William” — se acerca a él
William: “Robert, ya no hay caso que sigas tratando de convencerme. Me dejó de interesar la fama, el dinero o el poder” — mira a Robert y luego regresa su mirada en las personas que alguna vez lo vieron como un héroe — “asesiné a miles de personas por mi propia debilidad. Ser manipulado por alguien más fuerte, y luego que esas personas” — señala a los jueces — “quieran encubrir el hecho al culpar a una persona inocente y, es más, que esa misma persona vino a negociar para que eso deja de ocurrir. Así es, yo fui el causante de crímenes atroces y los funcionarios que ven aquí, contando a quien ahora es el presidente, han usado mi persona para limpiar sus carreras y personas, todo por el estúpido ego que veníamos cargando…” —se detiene y mira como Martin se aleja entre la multitud mientras las personas insultan, repudian, escupen y pretenden saltar la valla de seguridad para golpear al ex héroe americano — “buena suerte chico…¿huh?” — lo mira por detrás y sonríe gratamente — “y pensar que a comparación con mis grandes hombres y espalda ancha, las tuyas son pequeñas pero aun así sostienes un enorme peso que ni yo podría…mucha suerte…cazador top 1…” — le desea de todo corazón
Con la llegada de William y la revelación de que el culpable es él y no Martin, se decide llevar a cabo el juicio para una semana después con todas las investigaciones previas y las pruebas arrojadas contra el argentino ahora son cuestionadas y al mismo tiempo se impulsan sumarios para cada juez participante por acciones anticonstitucionales, incluyendo al presidente que acaba de asumir, algo que desde Nixon no ocurría con su frauda del Watergate.