María: “¿Es necesario que vayas a China?”
Julio: “Sabes que sí. Soy el primer capitán y los demás confían en mi”
María: “Lo sé, pero tengo miedo” — le reconoce mientras prepara café para los miembros del gremio que se encuentran trabajando en la sede
Se acerca a la mujer y le acaricia el rostro mientras dice en voz baja y mirada penetrante que te envuelve, solo que en el caso de ella es como si estuviera protegiéndola:
Julio: “Hey, tranquila. Será una misión para ayudar a las personas a salir de esa crisis” — acomoda delicadamente el cabello de María.
María: “Por favor, solo vuelve sano y salvo. No quiero perderte una segunda vez” — lo abraza y apoya su rostro en el pecho de él
Julio: “Trata de no preocuparte por eso cariño” — le devuelve el abrazo — “¿sabes algo? Yo aun temo por muchas cosas que no difieren de tus temores. Tengo tanto miedo de regresar a prisión que el solo pensarlo me es insoportable”
María: “Debes abandonar esa idea ya que ahora es distinto. Corre la pagina y vivamos sin temor a que los hechos del pasado sigan arruinando las cosas bellas de nuestra vida” — aconseja sabiamente
Julio: “Gracias, cada palabra que me dices es simplemente una bendición”
María: “¿Sabes que estuve pensando estos días? Una simple fantasía, pero me gustaría vivir en el exterior en algún momento, poder formar una familia y dejar este trabajo como cazadora. Se que es algo que en nuestro no daría lugar, al menos no siendo cazadores, pero…”
Julio: “Vivir con 2 hijos, tener un jardín enorme y una casa situada en lugares hermosos con vecinos respetuosos, organizar reuniones con los chicos, hacer asado y tomar mate con ellos mientras disfrutamos de los hermosos días que vendrán. Esa misma fantasía es la que siempre imagino” — sonríe al imaginarlo
María: “¿Crees que seamos egoístas al desear eso? Desear vivir como personas normales y con una familia feliz”
Julio: “Seria egoísta abandonarlos en esta situación”
María: “¿Verdad? Yo imagine vivir de esa manera, pero no acosta de dejar a nuestros seres queridos. Este gremio es nuestra familia y no creo que pudiera abandonarlos”
Julio: “Como diría el escritor de Mente en el infinito ‘Uno siempre que busca respuestas a algo, acaba por toparse con la menos indicada para saciar la sed de conocimiento’. Curioso ¿no?”
María: “¿Qué significa?”
Julio: “A veces deseas buscar algo que en ocasiones resulta apresurado. Solo tenemos que buscar el momento ideal. Un tanto extraño viniendo de un autor que murió solo, en el anonimato por una dictadura en Nicaragua y asesinado por su mejor amigo quien era aliado de ese gobierno”
La puerta se abre y entra Octavio al lugar con un paquete que tiene el nombre de María en coreano:
Octavio: “Mari, hay un paquete para ti. Parece ser una carta y está en coreano”
María: “Gracias Octavio” — toma la carta y la abre — “esto es…” — sus ojos se abren de par en par al leerla”
Julio: “¿Qué pasa? ¿de quién es la carta?”
María: “E-Es de mis padres…ellos…están en camino, llegarán mañana” — lo mira con el rostro pálido al leer que llegarán rápidamente al otro día
***PARTE II***
Llegado el día de la ansiada reunión con sus padres, María los recoge en el aeropuerto de Ezeiza con la esperanza de que el enojo de ambos haya desaparecido después de tanto tiempo fuera de Corea.
La vista en los rostros de ambos padres, quienes esperan en las afueras del lugar y en pleno mediodía, es para menos amistoso. Serios y poco amigables, nada de lo que se les podría decir acallaría la molestia de estar en Argentina:
Juwon: “Con que este país es el destino Mi-Suk. Es una gran pérdida de tiempo”
Hana: “Compórtate querido, por favor. Además, ya no es Mi-Suk, es María” — le pide desde atrás, como es de costumbre en la sociedad coreana que a pesar de que en los últimos años haya avanzado mucho, aún hay ciertos detalles que mantienen intacto, como el que una mujer se debe mantener detrás del hombre
Juwon: “¡No me des ordenes mujer! Y ya lo se. Esa mocosa tuvo el tupé de cambiarse de nombre cuando decidió casarse con ese bastardo” — dice molesto
Hana: “Recuerda que no hemos venido para pelear sino para observar. Hace mucho tiempo que no le vemos a nuestra hija”
Juwon: “Si, sí. Por dios santo, ya lo sé” — refunfuña
Un auto se detiene frente a ellos, y de este salen María y Julio, ambos bien vestidos y con excelente aspecto. Ella corre hacia la pareja de mediana edad y los abraza mientras que Julio se presenta una vez más ante ellos como lo hizo hace unos años atrás:
Julio: “Señor y Señora Maeng, un placer volver a verlos. Espero que su viaje haya sido cómodo”