Cromana y Kargroot, quienes buscan saber más sobre el mundo de los humanos donde viven sus compañeros Arakneida y Lorkamos, se encuentran paseando en las calles de Palermo durante la despejada noche porteña. Por alguna razón la actividad en ese momento del día es muy cómodo, más aún para la vampira, debido por la clase de monstruo que es.
Teniendo también en cuenta que el elemento característico de ambos se relaciona a la oscuridad es necesario que se muevan durante ese momento del día.
En su paseo se encuentran con calles llenas de bares y muchos jóvenes adultos saliendo y entrando, ebrios y con ansias de pelear. Esto interesa mucho a los dos por el hecho de que piensan que los humanos son criaturas extremadamente violentas con ansias de siempre entrar en conflicto, como si en su ADN estuviera el gen violento.
Un pequeño grupo de jóvenes con movimientos torpes sale de los tantos bares y siguen a otro grupo conformado mayormente por chicas jóvenes que pasean por el lugar en búsqueda de relajación y disfrute.
Intercambian miradas y Kargroot muestra una expresión de intriga:
Kargroot: “Interesante”
Cromana: “¿Quieres seguirlos?”
Kargroot: “Podría ser. Quizás encontremos algo muy interesante con lo que pueda pasar”
Dicho eso, los siguen a lo largo de dos calles hasta que el grupo perseguidor llega al encuentro del otro e inician una confrontación de palabras y agresiones verbales. Sin embargo, uno de los jóvenes lanza un puñetazo por detrás a uno de los chicos, impactándole en la nuca y desmayándolo en el acto. El cuerpo se desploma sobre el frio pavimento. Una de las chicas intenta socorrerlo, pero en el momento que se mueve hacia su amigo, recibe una patada en su pecho, dejándola de rodillas y fuertes dolores:
Cromana: “E-Eso es muy cruel” — exclama al ver el nivel de violencia de los jóvenes humanos
Kargroot: “Ellos no son tan diferentes de monstruos jóvenes. Salvo que en ese estado por el alcohol no saben que hacen, no distinguen ni a las mujeres”
Cromana: “Inclusive…” — mira como uno de los agresores aprovecha que sus compañeros siguen golpeando a los demás indefensos y acosan a las chicas para robarla al chico desmayado — “roban a los que ya no pueden defenderse”
Kargroot: “Si. Los humanos serán débiles, pero también con su maldad pueden llegar a ser perversos”
Cromana: “¿Qué quieres que hagamos?”
Kargroot: “No hay mucho que hacer” — responde desde el frente de donde ocurre la pelea — “son humanos y no hay manera de que cambien. Recuerda lo que hemos visto en Norteamérica y eso nos dice todo lo que significa la violencia y conflicto para ellos”
Cromana: “Entonces ¿vamos a dejar que pase eso frente a nuestras narices?”
Kargroot: “Puedes meterte si quieres. Pero no solucionara nada. Elimina la violencia aquí, pero te encontraras con policías matando civiles en países políticamente inestables. Los más fuertes y poderosos usan la violencia como su mayor poder. Es culpa de los débiles por no revelarse, mejor dicho, el débil tiene la culpa de serlo”
Cromana: “Yo, no estoy segura” — dice en voz baja con la mirada en el suelo y su puño apretado
Kargroot: “Se que quieres hacer algo, pero no tiene que ver con nosotros. Nuestra misión sigue siendo asesinar a Kassio, que no se te olvide”
Cromana: “Si, eso lo sé muy bien Kargroot pero aun así yo…” — se muestra con dudas e impotencia
Kargroot no se da cuenta de ello, pero desde las palabras de Martin y Arakneida durante la reunión donde fueron presentados ante el gremio, han hecho que Cromana sienta compasión y una menor intensidad venganza. Esto no es más que un iceberg de lo que significa para un monstruo el vivir entre humanos. El caso de Kargroot es de extremo odio hacia Kassio, pero la vampiresa ve con ojos curiosos a los humanos y el compartir a través de lazos los sentimientos de Martin al igual que Arakneida y Lorkamos, al punto de querer ayudarlos si se encuentra con una situación injusta.
Si bien, los dos no se encuentran atados a entrometerse en asuntos humanos, y por orden de Martin, hay cosas que no pueden ser detenidas como la violencia o injusticias, pero algo dentro de Cromana la impulsa a dar varios pasos hacia la desventajosa pelea. Kargroot la mira sin hacer nada, confiando en el juicio de su compañera:
Cromana: “Es la decisión que he tomado. Supongo que mi identidad humana del pasado era así” — reconoce con cierta nostalgia
Kargroot: “…”— se queda callado, pero mirando, expectante la resolución de la vampiresa
La pelea entre los jóvenes se torna más violenta cuando uno de los chicos le da un puñetazo en el rostro a una de las chicas y la avienta contra el suelo, golpeándose la cabeza y quedando inconsciente ante el cobarde ataque. Cromana ve eso y no se contiene.
Cuando el mismo chico se acerca a ella y se prepara para patearle en el suelo, la vampiresa aparece por detrás y con una simple advertencia en su oído hace temblar al humano hasta dejarlo en el suelo, sin fuerzas en las piernas y orinándose: