Julio se adentra en el edificio abandonado y destrozado, donde al ver dentro de esta estructura encuentra un agujero en medio de la entrada y allí es donde escucha muchas voces entre ellas de alaridos de dolor y llanto por las muertes de aquellos que no pudieron continuar.
Por un momento duda en continuar al creer que quizás sea trampa del enemigo. Cualquier cosa podría pasar en un territorio tan tenebroso y lleno de no muertos, pero en su nivel actual hasta podría presentar batalla a cualquier menos a los emperadores o monstruos cuyo rango sea casi igual como hay casos confirmados.
Él, finalmente decide bajar por ese agujero el cual sirve como una especie de tobogán donde se desliza por varias decenas de metros hasta caer sobre aguas estancadas y escombros cubiertos de sangre. Su caída sobre el charco empapa sus botas, gabardina y pantalón, pero eso no lo detiene:
Julio: “Sangre y este hedor pestilente. Parece veneno” — se cubre la nariz debido al olor insoportable— “hmmm…”— cierra sus ojos y siente que sus camaradas se encuentran en camino— “si, debo continuar. Posiblemente encuentre a los supervivientes”
Tras varias horas recorriendo por solo un camino a través de las alcantarillas que inusualmente el tamaño es anormal como para estar debajo de la ciudad. Lo primero que piensa Julio es que posiblemente haya sido construido durante una época conflictiva del país ya que hay muchos ejemplos de ese tipo de lugares como en estados unidos o Europa del este. Principalmente porque hubo una necesidad de defenderse mas que presentar batalla.
A medida que se aleja, el olor venenoso de putrefacción se va reduciendo y frente a él un grupo de personas armadas lo espera con sus auras mágicas a flor de piel como si estuvieran preparados para enfrentar a Julio. Este, incapaz de pelear contra personas que son humanos y cazadores, asustados y cuyas familias y amigos fallecieron, se acerca con las manos levantadas y presenta su persona:
Julio: “No soy un no muerto. Me llamo Julio y vengo de parte de Victory y Martin”
Lee Bao: “Es bueno saber que nuestras súplicas fueron escuchadas” — baja sus armas y desaparece el aura mágica, lo siguen los demás cazadores y civiles
Julio: “¿No van a revisar que sea una persona ordinaria?” — se sorprende de que le hayan creído tan fácilmente
Lee Bao: “En lo absoluto” — niega con la cabeza— “tu aura a pesar de ser extremadamente densa no representa hostilidad sino de confianza. Descuida, confiaré en ti”
Julio: “Dice eso, pero puedo notar que está asustado. A pesar de ser uno de los cazadores top del mundo posiblemente se haya enfrentado al emperador y el resultado lo haya desmotivado demasiado” — piensa mientras observa su espalda cubierta por un tatuaje con forma de dragón
Lo guía junto con lo demás hacia donde se encuentran los supervivientes. Mujeres, niños, ancianos, enfermos y cerca de 2.000 personas que aún pueden pelear en constante estado de alerta por si es necesario que deban defender el lugar o salir a buscar suministros para poder vivir un día mas al menos.
Julio: “Ahora entiendo la urgencia” — dice perplejo por las pésimas condiciones en las que se encuentran los supervivientes— “¿Cómo ocurrió esto?”
Lee Bao: “No sabría decirlo. Pasó todo rápido sin que tuviéramos la oportunidad de responder. Un día el cielo dejó de ser celeste para pasar a ser oscuridad perpetua. Los lagos y ríos se volvieron venenosos y nidos para criaturas repulsivas que masacraban a pescadores y pueblos aledaños. Cuando nos dimos cuenta un ejercito de cientos de miles de zombis que salían de enormes portales se nos vinieron encima. Fue un desastre y eso nos obligo a vivir en estos subterráneos construidos durante la guerra civil de 1911. Al principio éramos 100.000, ahora apenas quedamos 10.000. Nos levantamos muchas veces para poder recuperar la ciudad, pero solo acrecentamos los números de ellos. Inclusive mi gremio fue casi aniquilado” — explica con gran pesar por las pérdidas humanas
Julio: “A este nivel llega un emperador. Esto es en verdad un desastre” — piensa mientras camina junto a Lee Bao a través de los túneles con supervivientes durmiendo a los costados y otros enfermos por el veneno en el aire— “¿Hay mas cazadores? ¿alguna autoridad que haya sobrevivido?”
Lee Bao: “…”— mueve su cabeza de un lado al otro negando lo segundo— “sin embargo quedamos alrededor de 1.000 cazadores de los cuales 400 son de mi gremio, los restantes pertenecen a otros 25 que fueron derrotados en la ciudad” — responde algo esperanzado
Julio: “¿La comunicación con las otras ciudades?”
Lee Bao: “Perdimos comunicación a la tercer semana”
Julio: “Entiendo” — rasca su barbilla para pensar— “¿tienes algún centro de comando?”
Lee Bao: “Si, estamos a setecientos metros, allí” — señala un pequeño puesto improvisado en el medio de una enorme plataforma donde cientos de personas residen
Julio: “Perfecto. Si tienes comandantes reúnelos”
Lee Bao: “¿No tendríamos que esperar a los demás?”
Julio: “Descuida, ellos están en camino”