Mientras tanto en la sede central de Victory en Argentina.
Los rayos del sol del mediodía penetran por las ventanas del silencioso piso, donde no hay un alma excepto dos personas dentro que desocupadas intentan hacer algo productivo. Martin preparando informes para entregarle a Oscar, mientras espera la llega de Estela, Macarena, María, Daniel, Claustro y Lucas quienes fueron a comprar en una famosa franquicia de supermercados el suministro para el viaje a México e iniciar la investigación que les fue asignado.
Octavio camina de un lado al otro como si no supiera que hacer. Piensa y piensa. No es normal en Octavio mostrarse tan preocupado e incesantemente pensativo como si algo estuviera atormentándolo en su mente.
A su lado, Martin se le queda mirando sin entender que sucede con él por lo que cuando Octavio se percata de su presencia detiene los pasos que durante 20 minutos e incansablemente dibujo en todo el piso para pedirle:
Octavio: “Martin ¿podemos hablar un momento?”
Martin: “Si claro. ¿Pasa algo? ¿te sientes mal?
Octavio: “Estoy bien, supongo. Es solo que hay cosas que no sabes de mí y necesito que lo sepas ahora”
Martin: “De acuerdo. ¿Quieres ir a la oficina y contarme? Voy a preparar unos mates” — dice entusiasta por probar una nueva marca de yerba para el mate
Martin recoge el recipiente con el que llena de agua caliente, mientras que Octavio ayuda preparando la yerba como bien sabe, siendo excepcionalmente impresionante e inclusive Arakneida lo reconoce como el mejor preparador de mates en el gremio y el mundo entero. Aunque eso en particular sucede porque todos en el gremio son pésimos preparándolos y Octavio, inclusive en sus días de estudiante universitario, es un gran experto en la preparación. En fin, una vez preparado todo, Martin y Octavio se reúnen en la oficina con intercambios constantes de mate:
Martin: “Entonces ¿Qué sucede Octavio?”
Octavio: “Ese nuevo miembro de Victory, Claustro. ¿Sabes quién es?”
Martin: “No lo conozco bien, pero parece fuere y su mutación como cazador de clase bestia es asombrosa” — lo observa detenidamente a Octavio— “¿hay algo que quieras contarme?”
Octavio: “Vamos Octavio, es el momento de decirle que fuiste un imbécil bastardo de joven. Si no le dices ¿Cuándo podrá ser? Además…Claustro no está aquí para ayudar al gremio sino para hacerme la vida miserable…”— piensa y sus puños se cierran impotentes
Martin: “¿Octavio?” — rompe el trance de Octavio
Octavio: “Ah, perdón. Es que estaba pensando”
Martin: “¿Necesitas contarme algo? tu dime. Siéntete libre de contarme”
Octavio: “De acuerdo. Es tiempo de que sepas la clase de basura que fui en mi juventud…”
Le toma al menos una hora contarle lo que hizo como abusivo y la vida que en el camino dejó de existe. El arrepentimiento de haber arruinado vidas por su forma de ser y lo agradecido de haber sido reclutado por Oscar y en su defecto, por Martin para formar parte del grupo. Sin embargo, aún hoy en día es acosado por sus acciones, palabras y el resultado de nunca haber vislumbrado el alcance de cuan heridas se sentían esas personas. En realidad, Octavio vive todo el tiempo con el dolor en su alma del suicidio de su compañero.
Finalmente le explica a Martin, quien escucha con sumo cuidado y sin juzgarlo, que pensó varias veces en abandonar Victory por el simple hecho de que sus fantasmas y la depresión lo hunden cuando surge:
Martin: “Es bueno que me lo hayas contado. Si hay algo que necesites puedes decirlo. Victory no solo es un gremio sino una familia. Nos apoyaremos siempre y eso nunca cambiará”
Ocatvio: “Si, de eso no hay duda. Ellos me comprenden muy bien y jamás me abandonarán” — sonríe silencioso, agradecido por haberse cruzado con personas tan buenas
Martin: “¿Todo esto se relaciona con Claustro?” — pregunta mientras bebe un poco de mate
Octavio: “Exacto, es la otra parte de mi historia. El era amigo de aquel chico que falleció. Desde que ocurrió esa tragedia no ha dejado de pensar en destruirme y la manera de hacerlo”
Martin: “Eso es…dolor…resentimiento…”— se rasca la barbilla, pensando como ayudar a Octavio. No puede encararlo a Claustro, por más que sea muchísimo más poderoso no podría intervenir en las peleas de sus compañeros— “¿Qué quieres hacer tú?”
Octavio: “De verdad no lo sé”
Martin: “Si él no hizo nada contra ti no puedo expulsarlo del gremio”
Octavio: “No pido que lo hagas”
Martin le da un empujón juguetón a Octavio:
Martin: “Eres uno de mis mejores amigos Octavio. Sabes que si necesitas algo no dudes en pedirlo, pero creo que esto es algo que merece que enfoques toda tu atención. Puedo apoyarte y ayudarte, sabes que también cuentas con cada miembro de Victory pero debes enfrentar tu mismo al pasado que tanto te agobia”