Limit Breaker: Conquistando Mazmorras

Capítulo 115: La Sensación más siniestra

Una sombra perversa avanza desde el cuerpo de Necriria que come todo lo que encuentra a su paso, todo lo biológico y suculento para esta. Del cielo, una grieta se forma como si algo intentase penetrar y debajo de sus pies otra más profunda deja escapar ventisca tras ventisca de explosivo vapor negro que al entrar en contacto con pequeñas aves atrapadas dentro de ese cruel campo de batalla, se derrite al ser alcanzadas.

Los cazadores que siguen peleando sienten como la sangre se les congela y una terrible, nauseabunda y macabra sensación los deja inmóviles. El terror los destruye por dentro y obliga a ceder terreno. Algo no está bien y sus instintos más básicos se los hacen saber.

Kargroot gira su mirada hacia muchos humanos que no regresan al refugio, entonces retrocede con saltos largos hasta donde se encuentra Lorkamos, quien protege a Cromana aún herida:

Lorkamos: “E-Esa zona maná no es ordinaria ¿verdad?” —pregunta con gran inseguridad. Así como los humanos pueden sentir el gran terror al estar expuestos a esa habilidad tan perversa por parte de la emperatriz, Lorkamos se siente inquieto.

Kargroot: “Ve y lleva a Cromana dentro del refugio. Yo…—mira a la emperatriz y cruje sus dientes furiosos—me encargaré de esa bastarda.

Arakneida: “Te ayudaré.” —se acerca desde las alturas.

Kargroot: “¿Qué sucedió con los otros?”

Arakneida: “No fueron la gran cosa.” —señala a lo lejos unos capullos donde se derrama fluido acido— “Además quería acabar rápido porque la verdadera amenaza es ella”

Kargroot: “No quisiera ser tu enemigo” —sonríe.

Arakneida: “Da gracias que somos aliados” —le devuelve la sonrisa— “¿Y bien? ¿tienes algún plan?”

Kargroot: “A decir verdad no. Su zona maná jamás la he visto y no se ni en que consiste ni su alcance, tampoco la peligrosidad”

Arakneida: “Entonces solo nos queda ir probando”

Kargroot observa a su alrededor y luego a su enemiga, buscando una debilidad y como explotarla para vencerla. Sin embargo, no parece haberlo, o al menos que sea fácil de ver.

A pesar de su incansable sed de venganza, Kargroot empieza a sentir temor por las vidas de los humanos inocentes y nuevos compañeros. Sensaciones que a su perspectiva lo hacen ver débil y a la vez infunde de cierta satisfacción ya que esa pérdida de sus camaradas por fin podrá ser llenada con ayuda de aquellos a los que ahora puede llamar compañeros.

Una sensación a la que denomina como siniestra, muy antinatural para que con influencia de Martin y los miembros del grupo se ha vuelto indispensable en el tan poco tiempo que lleva tanto Cromana como él en el gremio.

Se quita el casco, porque de alguna manera le imposibilita mover su cuello, así como la parte alta de la armadura, pechera, hombreras, guantes, antebrazo, todo queda al desnudo. En su mano derecha porta una espada con cráneo en el mango y en la otra un hacha que solo él puede sostener en batalla. Como si fuera cosa del destino, una hombrera se forma en su cuerpo de material áurico y de esta se desprende una capa mientras que el poder mágico que lo envuelve cada vez más eleva su rango hasta ponerse a la par con la misma emperatriz:

Kargroot: “¿Qué es esto?” —pregunta en voz baja mientras lo que creía era un intento por despegarse de su yo pasado, cargado de enojo y sed de venganza, a las intenciones actuales de sacrificarse para que los demás puedan sobrevivir, aunque muera en batalla.

Arakneida se queda sonriendo y le da una palmada en la espalda para animarlo:

Arakneida: “Todo este tiempo has sentido dudas ¿verdad?”

Kargroot: “¿Dudas?”

Arakneida: “Por supuesto. El sentimiento de venganza que aún albergaba dentro tuyo. No te habías desprendido del todo, pero ahora al ver a quien enfrentamos y que hay vidas en juego, te hace replantear lo que en verdad importa.”

Kargroot: “¿Y eso que sería?”

Arakneida: “Eso no es algo que deba responderte, sino que debes hacerlo tu mismo. Verás yo odiaba y menospreciaba a los humanos y no me llevaba bien con ellos. Ni siquiera con los del gremio. Hasta que supe su naturaleza y que ahora estaba formando parte de sus vidas y cultura”

Kargroot: “Te desprendiste de tu naturaleza de monstruo.”

Arakneida: “Mas bien, la abracé como nunca y supe que hay personas que dependerá de mi llegado su momento y no podría abandonarlas. Había dejado de ser aquel monstruo hambriento de humanos para ser el escudo de Martin y mejor amiga de Estela. ¿Crees que soy patética? Pues mírate. Sin saberlo has encontrado un poco de lo que buscaba y a cambio te has vuelto más poderoso que nunca”.

Kargroot: “He encontrado lo que buscaba” —ve en un espejo, sobre el suelo, como su espalda se refleja la marca familiar de Martin y sonríe— “Arakneida…”

Arakneida: “¿Sí?”

Kargroot: “Muchas gracias. ¿Puedo encargarme de esto yo mismo?”



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Editado: 04.01.2025

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