Desde el cielo caen llamaradas y bolas de fuego sobre la ciudad en ruinas. En las alturas se ve una figura masiva, alada y que blasfema contra el humano que espera sobre el techo de un rascacielos aún de pie.
Ante la inminente devastación que se avecina para la ya destruida ciudad, Martín extiende hacia arriba su mano derecha y levanta un domo tan grande como una provincia entera de China.
“Protección del Emperador”
El dragón ve como sus ataques dan contra el domo y desaparecen al entrar en contacto. Sus fauces, aun con las llamas escurriéndose por los costados, expulsan todo el fuego que pueda para quebrar la protección imperial, pero el altísimo nivel de resistencia lo hace desistir, aunque no de sus intentos por arremeter contra el argentino. Así que vate sus alas hacia Martín y embiste como un ariete la estructura, una y otra vez con la cabeza. No importa si acaba herido en la cabeza o debilitado, sus intenciones son derrumbar la estructura defensiva.
En secreto a lo lejos, Saloma asiente con su cabeza a Astapoh y ordena a Zarael que use su especial agilidad para acercársele al joven ya que permanece en su sitio con la vista fija en el dragón. Zarael duda al comienzo, porque iría a confrontar abiertamente contra el usuario imperial y sabe que es una lucha perdida:
Saloma: “Solo hazlo Zarael o no podremos salir de esto. Hay que evitar perder a Astapoh o sino nuestra lucha será un fracaso” —le die muy de cerca
Zarael: “Toda una vida de lucha solo para que sea preferible salvar a un candidato” —se queja mientras camina hacia el edificio donde se sostiene la defensa— “maldita bruja desalmada”
Desiurge: “¿Y si Zarael no puede con el humano?”
Saloma: “Es un sacrificio en pos de salvar al único capaz de vencerlo”
Desiurge: “Creo que la mayor amenaza no es ese sujeto sino el humano”
Saloma: “Deja que las circunstancia hablen por si misma. Nosotros estamos destinados a algo mayor”
Desiurge: “Hasta no ser los emperadores oficiales solo seremos segundones. Deberías saberlo. Necesitamos estar todos completos para tomar el poder”
Daek: “¡Va! ¡¿Por qué no ir todos juntos y acabarlo de una buena vez?! Esos humanos son demasiado débiles, inclusive esos traidores son peores que ellos”
Saloma: “Si ese fuera el caso podríamos haber hecho eso hace tiempo”
Daek: “¿Huh? Explícate”
Saloma: “No sabemos el alcance en el poder del humano y cuanto a afianzado su acostumbramiento con la marca por lo que hasta donde sé, solo es una porción de su poder”
Desiurge se da cuenta de que solo Zarael no podría contra Martín, por lo que envía a Daek contra todo lo que dice Saloma. A pesar de ser la más brillante de los candidatos, Desiurge no puede escaparle a la sensación de que su compañero necesita apoyo.
Entonces, el rey de los ghouls se acerca a Zarael con toda la molestia posible pero notablemente emocionado en el rostro.
***PARTE II***
Desde la distancia, el grupo de Estela, Arakneida, Lucas, Julio, Kargroot, Octavio y Claustro presencia la cruda escena de dos fuerzas universales peleando. Una luchando por destruir el domo y la otra por mantenerlo estable con la intención de ganar a base de desgaste. Es el único plan que pudo pensar Martín al ser atacado desde el cielo y buscando evitar toda la destrucción posible.
Estela no es la única en sentirse enojada por no ser capaz de ayuda a su novio, los demás se ven a sí mismos como inútiles solo por ver la pelea y no hacer algo más:
Julio: “Tenemos que hacer algo” —dice sin importarle las heridas
Lucas: “¿Qué quieres hacer Julio? Es decir ¿estamos al nivel de poder hacer algo frente a los candidatos a emperadores?” —le pregunta temeroso y viendo la realidad de las cosas
Julio: “¿Estela, tienes un plan?”
Estela: “¿Heh?” —baja su cabeza
Kargroot: “Julio, no creo ser el más capacitado para decirlo y aunque nuestro estado de ánimo fuera de total confianza en Martín, creo que lo mejor es no meternos en esa lucha. Nos rebasa completamente y no estamos al completo de nuestras capacidades mágicas. Tú mismo habrás notado, porque si fuera el caso opuesto ellos se sentirían acorralados”
La soberana de las arañas le da la razón a Kargroot con solo una mirada al frente y se acerca lentamente hasta unos escombros, se apoya a un lado y sigue observando la batalla:
Arakneida: “Martín no ha dejado de luchar ni por un momento. Ni en los momentos de mayor crisis, ni en los de mayor tranquilidad”
Estela: “…”—se queda en silencio, pero la angustia no se ha ido, no desde que Martín se ha vuelto lo que es y la carga es brutal para él
Hasta aquel momento Estela no se había entrometido en las luchas de Martín salvo si la situación lo ameritaba, no solo porque él posee la marca y a comparación con otros enemigos es abismalmente superior en todo, sino porque ella solo acabaría de entorpecerlo. Sin embargo, ella presiente algo que podría ocurrir si no actúa pronto. De repente, tiene una visión como si fuera un deja vú donde Daek lo inmoviliza desprevenido, luego Zarael le corta el brazo izquierdo y Astapoh, con todo el peso de su cuerpo, engulle al joven de un bocado, destruyendo el edificio con la explosión de sus llamas.