Zarael agita su espada contra el llameante mandoble de Julio partiéndola a la mitad y luego da una patada al estómago del humano, enviándolo contra el suelo varias veces e impactar contra unas columnas que rodean la plaza central.
La oscuridad y llamas que brotan de los ojos del ex candidato a emperador hacen visible la diferencia de poder entre ambos. Incluso los anteriores emperadores quedan lejos de ese increíble potencial que ofrecen los ex candidatos, anormalmente no sería posible que existan seres tan inmensamente poderosos.
Julio se levanta a duras penas, sintiéndose responsable de aguantar todo lo posible para que los demás lleguen a ofrecen ayudar, o esa es la leve esperanza que tiene porque su cuerpo empieza a mermar. Varios huesos de su cuerpo están rotos y está en su límite de resistencia. Nunca lucho mano a mano de tal manera contra un monstruo. Jamás se sintió tan en peligro como ahora, pero lo que lo impulsa a resistir es que su esposa está peleando a lo lejos contra el papa y si cae Julio también estará en peligro María:
Zarael: “Serás un humano, pero…sin duda que ofreces una gran resistencia y poder”
Julio: “¿A qué viene eso?”
Zarael: “Una observación”
Julio: “Déjame preguntarte algo”
Zarael: “¿Tienes curiosidad por algo?”
Julio: “Podría decirse que algo me está molestando de esto”
Zarael: “¿Qué será?”
Julio: “Viendo lo sucedido en China queda más que claro la intención de crear una mazmorra, pero… ¿toda Italia? ¿Europa?”
Zarael: “No veo la diferencia. Territorio es territorio y para nosotros los grandes emperadores, buscamos tierras para ejercer dominio”
Julio: “Eso es lo que no entiendo. ¿Quién ejercerá el dominio si consiguen eso?”
Zarael: “¿Qué?”
Julio: “Por lo que dices, la naturaleza que tienen es de conquistar, por algo son emperadores, pero ¿Quién dominará esa gran porción de tierra que quieren?”
Zarael se muestra algo confundido pero esas palabras, curiosas y algo insolentes, hacen eco en su mente llenándolo de dudas. Nunca se detuvo a pensar que no es un solo ex candidato a emperador sino varios y jamás hablaron de cómo se repartirían el territorio luego de conquistarlo todo.
Entonces observa al Vaticano, lugar donde está siendo sede las investigaciones más retorcidas a manos del grupo de Atapoh, quizás la clave en la discordia.
Comprender las necesidades de un emperador y los que rivalizan con ellos es simplemente ignorar su intensa naturaleza convertido en poder. Zarael, a diferencia de Astapoh o Dramonzuk, que pertenecen a la raza de los dragones, tiene un ferviente deseo de poder, pero para perfeccionarse a sí mismo y crear un linaje propio basado en el control de guerreros, es decir, no quiere ni cree en el dominio como un emperador sino el líder de un grupo poderoso. Pero si es el caso lo que más hace extrañar a Julio es ¿Por qué le estaría causando intriga la división de territorio? Aún hay mucho que entender de los monstruos que poseen ese nivel de poder.
Sin embargo, hay un detalle que Zarael deja muy a la vista y permite a Julio tener una idea más clara y eso es su condición como espadachín y la máscara que sigue usando:
Julio: “Eres…”
Zarael: “¿Huh?”
Julio: “Eres un sacerdote guerrero”
Zarael: “¿Qué te hace creer que lo sea?”
Julio: “Portas una vestimenta, accesorios, una máscara y espada ceremonial. Tú no eres un emperador, más bien eres…”
Antes de que continúa hablando, Zarael se aproxima sin que Julio se dé cuenta hasta detrás de él y extiende su espada hasta apoyar la hoja contra el cuello del argentino. El breve roce de la hoja hace que su cuello se corte apenas y derrame sangre:
Zarael: “No te equivocas, pero…sigue hablando como si supieras algo de mí y veras como te quedas sin cabeza, humano”
En eso y asustado, Julio retrocede desesperadamente y levanta su partida espada y envuelve en llamas intensas:
Julio: “N-No pude verlo cuando se me acercó. E-Es increíble…”—piensa mientras sus manos tiemblan al pensar que casi pierde la cabeza
Zarael: “No negaré lo que dices. No soy lo que llamarías un emperador, pero tampoco soy ordinario. Mi poder rivalizar con el de cualquier emperador. Y para que lo sepas…no estoy usando ni la mitad de mi potencial”
Julio: “Si, me lo imaginé”
Zarael: “A pesar de la falta de respeto, siento que eres inteligente y demostraste un enorme poder. Mira, para que no sientas que de mi boca salen mentiras” —extiende la palma de su mano derecha y deja ver que hay quemaduras leves que Julio dejó en uno de los intercambios de golpes— “Eres el primer humano que provoca tal daño. Mis felicitaciones”
Julio no notó jamás ese daño y a pesar de ser menor del que imaginaba, siente alivio porque todo lo que ha hecho sirvió de algo: