Martín observa sus nudillos como el impacto con la piel gruesa de Astapoh dejó hinchado el puño del joven argentino. Inmediatamente sabe que no es un rival como los que había enfrentado, ni Necriria ni William, ambos posiblemente en la cúspide de los que enfrentó y de alguna manera hizo doblegar.
Los escombros caen como una montaña de hojas después de que se hayan acumulado tras el otoño frio y el viento las disipa. Astapoh sale de entre las rocas que fácilmente puede pesar mas de 500kg, y las mueve como si fueran nada. Sin dejar de mirar fijamente al humano, se toma de la mandíbula aún sintiendo el tremendo dolor de ese puñetazo que recibió hace instantes:
Astapoh: “Ese fue un gran golpe” —reconoce al humano por su enorme fuerza— “pero no estás peleando contra un goblin u orco sino contra un ser que sobrepasa por completo tu propia lógica mundana y terrenal…”
Martín: “¿Me debe de importar eso?”
Astapoh: “¡Jajaja! Por supuesto que parece que no. Se siente hasta aquí tu sed de sangre contra mí así que ¿Por qué seguir extendiendo lo que es inevitable?” —expulsa una enorme cantidad de energía mágica pero que no llega siquiera a hacer retroceder a Martín— “Sorpréndeme…huma…”
Cuando Astapoh se da cuenta, la silueta de Martín se encuentra muy cerca de él y con una patada el costado del rostro manda a volar al feroz dragón contra las paredes rocosas.
Los escombros explotan y de allí sale volando con enormes alas el ex candidato a emperador dragón. Tambien porta su forma híbrida por lo que su poder es decenas de veces superior a lo que en su forma humanoide muestra.
Sin embargo, Martín sigue sin inmutarse. Su ropa le molesta, sobre todo la chaqueta con capucha que lo caracteriza, pero gracias a los cazadores que trabajan como herreros, le forjaron un articulo de esa clase para aumentar su poder físico. Aunque no lo requiera claro está:
Astapoh: “¿Enserio creíste que esos dos puñetazos son lo suficientemente poderosos como para dejarme fuera de combate? No me hagas reír. Te quedaste con esa imagen de otros debiluchos, no me compares con ellos”
Martín: “No, no lo hago”
Astapoh: “Maldito humano arrogante” —exclama con enojo mientras su cuerpo se llena de venas hinchas con color azul
El monstruo usa su gran velocidad para impulsarse desde el aire y lanzarle una patada que sorpresivamente deja a Martín sin poder defenderse y luego por el impacto ser arrastrado varios metros contra una columna y atravesarla hasta golpear el cuerpo en la para siguiente.
Tras esto, Astapoh prosigue atacando con llamaradas que salen de su boca provocando una lluvia de fuego sobre el argentino.
Ni Astapoh en sus millones de años de sabiduría ni todo el poder que ostenta lo prepara para lo que tiene sobre su cabeza. Siente una presión gigantesca de algo que lo observa omnipresente, así que mira hacia arriba y ve al humano que tanto denigra con su puño dirigiéndose hacia él.
Lo primero que piensa es cuales son las posibilidades de que fuera a sobrevivir o escapar de sus llamas o quizás no fue eso, quizás la situación fue otra:
Astapoh: “En cuanto impactó contra la pared de rocas se movió para evitar mis llamas…ese bastardo”
El puño da de lleno contra le mejilla del dragón y lo hunde contra el suelo.
El cráter donde cayó se empieza a agrandar violentamente mientras Martín cae sutilmente de pie en el suelo.
Incluso para Astapoh, monstruo considerado como desastre nivel universal, la paliza que está recibiendo es fuera de lo normal y su orgullo de monstruo está siendo herido. Todos los enemigos de mazmorras a los que Martín enfrentó han sabido caer en la desesperación provocada por la destrucción del orgullo, Astapoh no está lejos de eso.
Sin embargo, esa desesperación se manifiesta en una excitación violenta combinada con destrucción que no puede controlar. De sus fauces expulsa llamas negras que, al tocar las rocas, por ejemplo, lo desintegra. Leza alcanza a esquivar el ataque tirándose a un costado, pero Banshee recibe de lleno en su espalda y un agujero se forma en su cuerpo voluptuoso ahora desvaneciéndose por el irresponsable compañero de grupo que acepto seguir.
Las llamas salen desde la tierra y destrozan el Vaticano, así como a cientos de personas que estaban dentro.
Para calmar al monstruo, Martín se acerca sigilosamente y le da un impactante golpe al estomago que se ve como al hundirse el puño termina por verse como se forma un impacto del otro lado sin que penetre esa zona.
Astapoh acaba sin aire y tambaleándose hacia atrás, lejos del argentino:
Astapoh: “E-Eres un maldito…aaaaghhhh, desgraciado…infeliz”
Martin: “Solo soy una persona que busca defender a su mundo de idiotas como tú. Ya tuve la desagradable experiencia de eso en China. No voy a permitir que lo vuelvan hacer”
Astapoh: “Eso no lo puedes decidir tu, por más que tengas la marca imperial de tu lado”
Martín: “Leza, vete de aquí”
Leza: “S-Si…de acuerdo” —corre por los escombros, saltando uno arriba del otro para llegar a la superficie