Limit Breaker: Conquistando Mazmorras

Capítulo 150: Cielo Carmesí

Después del gran sacrificio de Arakneida, el grupo decide retroceder y regresar con el resto para reagruparse y permitir a Martín continuar con su pelea. Estela duda, pero comprende que el único que puede acabar con Astapoh es su amado a lo que acepta a regañadientes.

Marchello es el único que se resiste a todo lo que le digan. Julio lo confronta, pero el italiano sigue con su actitud terca y sedienta de venganza. Ya no está el papa como para satisfacer su intensa violencia por la muerte de su amiga de toda la vida, Victoria, ahora simplemente ve al ex candidato como enemigo a pisotear. No busca redención sino morir con la mente tranquila de que quienes asesinaron a Victoria ahora están desaparecidos de la existencia.

Según Estela, el italiano dejó de querer seguir viviendo y ahora busca una muerte que lo reúna con Victoria. Puede sonar tétrico, pero ella era todo su mundo y ahora que no está, Marchello está desatado con una poderosa oscuridad que sale a flote desde su corazón.

Naturalmente es la fragilidad del ser humano lo que sale a la luz y por más que tenga un rango altísimo, no se escapa al dolor que cualquier ser humano atraviesa y mucho menos con la pérdida de un ser amado. Estela no escapa a ello, ya que su querido Martín está peleando a muerte contra un enemigo que los supera drásticamente pero que solo él puede derrotar.

Arakneida decide dejar al italiano a su suerte y es demasiado difícil para ella hacer que el humano entre en razón por lo que se enfoca en sus aliados. Sin embargo, Estela se pone frente a la soberana de las arañas y el veneno con expresión seria:

Arakneida: “Estela ¿qué pasa?”

Estela: “No podemos dejarlo aquí. Querrá intervenir. Lo matarán”

Arakneida: “Es un maldito terco. Si es su deseo no tenemos que hacer nada”

Estela: “Ambas sabemos que lo mejor es forzarlo”

Arakneida: “Haaa, tienes razón…con un demonio”

La soberana de las arañas mira a Marchello y sin que se dé cuenta lo duerme de un veloz golpe a la nuca y para evitar que caiga de lleno al suelo toma del cuello de la ropa:

Arakneida: “No hay nada más que hacer”

Estela: “Confiemos en él”

Kargroot: “¿Creen que pueda vencer a Astapoh?”

Estela: “Creo en él pase lo que pase”

Arakneida: “Como todos nosotros”

Estela: “Si, lo logrará”

Dice eso, pero se voltea con preocupación mientras se sienten temblores debajo del suelo.

En ese momento, Martín esquiva las bolas de fuego que expulsa de su boca el ex candidato a emperador. Cada llama que libera como un torrente de maná a temperaturas extremas, golpea cualquier superficie y esta se derrite. No importa si es roca o diamante, esas llamas son lo más peligroso en el mundo, aunque poco se sabe si es la clase de poder elemental que pueda tener un igual.

Las castacumbas se vuelven terreno de guerra donde el argentino y el monstruo intercambian feroces puñetazos en el suelo como en el aire.

Lamentablemente para Martín, la superioridad aérea del dragón es un problema por lo que intenta llevar la pelea muy cerca del suelo donde si puede destacar sus movimientos rápidos. Además, sus manos empiezan a sufrir las consecuencias de luchar contra la piel extremadamente caliente y dura de Astapoh dejándole quemaduras graves.

En circunstancias normales, Martín podría derrotarlo sin problemas, pero lentamente va sintiéndose extraño, si, su poder físico es destacable y sobrepasa constantemente al dragón, pero a medida que pasa el tiempo, más se debilita mágicamente y la resistencia que lo ayuda a pelearle de igual e igual va mermando:

Martín: “Hace ya varios minutos que me cuesta llevarle el ritmo. Empiezo a sentirme cansado y me es difícil moverme por la sofocación del calor en este lugar ¿Qué me está pasando” —piensa mientras sigue moviéndose y contraataca a Astapoh— “¡tsk, maldita sea! Me cuesta respirar, tengo varias costillas rotas y mi visión empieza a nublarse. No entiendo porque me debilito tan rápido. Jamás me había ocurrido de esta forma. ¿Será que mi limite humano me imposibilita? No, no, alguna explicación debe haber” — continúa pensando sin saber la respuesta

Aprovechando la confusión de Martín, el dragón lo golpea con su puño derecho en el rostro y antes de que salga volando lo toma de una de sus piernas con la cola y avienta varias veces contra el suelo. Mientras intenta zafarse, Martín siente un tremendo dolor en todo el cuerpo y múltiples y punzantes voces en la cabeza:

Astapoh: “Parece que estás en tu limite. No vas a poder vencerme como humano…porque ese es tu propio limite” —exclama al verlo tan exhausto y adolorido, ignorando que lo que lo causa no es lo humano sino algo más profundo y oscuro. Con su cola sosteniéndolo en el aire se mofa del muchacho— “¿creíste poder vencerme en un uno contra uno? Esa necedad te está costando muy caro física y mentalmente, ahora va a costarte la vida”

Martín: “¿A-Acaso…crees que eso me asusta? He enfrentado a muchos…muchos tipos como tú y siempre los he vencido”



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Editado: 09.02.2025

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