Lirios de mil colores

Capítulo 4 | Garnier

Hilary Russo

Presente

Frente a nosotros se alza un imponente edificio negro, adornado con elegantes detalles en gris y dorado. Sus cinco plantas se destacan majestuosas contra el cielo, y al leer el nombre "Lirios Russo" en la fachada, un sentimiento de orgullo incomparable me llena el pecho.

Sostengo firmemente la mano de Oliver, mi pequeño de cuatro años, y avanzamos hacia la recepción. En un instante, todos los presentes se paralizan al verme entrar, pero solo segundos después, cada uno corre a ocupar su puesto de trabajo. Entre ellos, una rubia camina hacia nosotros, y la reconozco de inmediato. Es Valeria Fernández, una de mis mejores trabajadoras. Valeria ha estado conmigo desde que comencé con un simple local. Cuando le pregunté si quería acompañarme a Manhattan, no lo dudó ni un instante. Lo que ella no sabe es que le tengo preparado un ascenso a secretaria de presidencia, un reconocimiento que se ha ganado con creces, pero estaba esperando a que llegara aquí conmigo para dárselo.

—Señorita Russo —dice Valeria, mirando a Oliver, quien se esconde tímidamente detrás de mí—. Pequeño Oli, sean bienvenidos.

—¿Cómo estás, Valeria? —pregunto mientras sigo caminando con ella a mi lado—. Y ya te he dicho varias veces que me puedes llamar Hilary.

—Muy bien, gracias. Me ha gustado este nuevo cambio y, respecto a lo otro, no creo que alguna vez pueda llamarla por su nombre. —Un ligero rubor aparece en sus mejillas, y sé que nunca la voy a convencer, pero nada pierdo con decírselo—. Respecto a la junta, ya todos los empleados que solicitó están en la sala de reuniones.

—Muchas gracias. —Me giro para mirar a mi hijo y le hago una seña para que sigamos adelante—. Vamos, cariño.

Nos dirigimos al ascensor y no puedo evitar sonreír al ver la sorpresa en el rostro de mi pequeño al observar todo a su alrededor. Presiono el botón y esperamos unos segundos hasta que las puertas se abren. Una vez dentro, marco el piso número cinco, que nos llevará a la planta ejecutiva, donde se encuentra mi oficina, la del vicepresidente y la sala de juntas.

La emoción crece en mí a medida que subimos, sabiendo que este edificio es un símbolo de todo el esfuerzo y dedicación que he puesto en mi carrera. Oliver mira con curiosidad los botones iluminados y las luces que se reflejan en las paredes metálicas del ascensor.

Al llegar a nuestro destino, las puertas del ascensor se abren con un suave "ding", revelando el pasillo que lleva a la planta ejecutiva. Cuando estaban construyendo el edificio, tomé la decisión de que tuviera cinco pisos, cada uno diseñado meticulosamente para cumplir con una función específica.

En el primer piso se encuentra la recepción, un área amplia y luminosa, decorada con flores frescas y modernas piezas de arte. Junto a ella, hay varias bodegas donde almacenamos materiales importantes y archivos. El segundo piso alberga el departamento de diseño y planeación, un espacio vibrante y creativo. Aquí, los mejores estudiantes de pintura pueden asistir a clases impartidas por uno de los pintores más renombrados de Estados Unidos. Esta sede, por ser la principal, tiene un cupo de ingreso limitado. Quienes desean entrar primero deben realizar prácticas en otras sucursales, y cada cuatrimestre, los profesores envían un reporte con sus mejores estudiantes. A estos talentosos jóvenes se les ofrece la oportunidad de venir aquí y desarrollar sus habilidades al máximo nivel.

El tercer piso está ocupado por más oficinas, junto con un amplio comedor. Todos los empleados y estudiantes tienen acceso a este servicio de comedor, que ofrece una variedad de platos saludables y deliciosos cada día. En el cuarto nivel, se encuentran el departamento de márketing y el de recursos humanos. Aquí, las mentes más brillantes trabajan en estrategias para llevar nuestra empresa al siguiente nivel y en gestionar el bienestar de nuestros empleados.

Finalmente, en el quinto piso, está mi oficina, junto con la del vicepresidente y la sala de juntas. Al abrirse las puertas del ascensor, nos recibe Luis, el secretario de vicepresidencia. Durante unas semanas, él también estará cubriendo el puesto de mi secretario mientras busco una nueva recepcionista.

—Buenos días, señora Russo. Ya todos la están esperando —dice Luis con una sonrisa profesional.

—Muchas gracias, Luis. —Avanzo, pero me detengo un momento para hacerle un pedido—. Para cuando termine la junta, quiero el registro de todos los empleos en mi escritorio, junto con los reportes de los estudiantes, por favor.

—Por supuesto —responde Luis con eficiencia.

Nos detenemos frente a las puertas de cristal que dan a la sala de reuniones, y me giro para explicarle a Oliver lo que vamos a hacer.

—Cariño, mami tiene que hablar con todas las personas que se encuentran ahí adentro. —Oliver asiente con la cabeza, indicándome que entiende, así que continúo—. Te vas a sentar en una silla a mi lado, ¿está bien? Y mientras, si quieres, te presto el celular para que juegues. Después, iremos a algún lugar a almorzar.

—Sí, está bien. ¿Pero podemos almorzar pasta? —pregunta Oliver con esos ojos grandes y brillantes que siempre me derriten.

—Claro que sí, mi vida, pero después de haber terminado aquí —le extiendo mi mano y él no duda en tomarla—. Ahora vamos, que ya nos están esperando.

—Buenos días a todos —comienzo con voz firme, sintiendo la energía de la sala concentrarse en mí—. Como muchos de ustedes ya saben, soy Hilary Russo. Nos hemos encontrado en varias ocasiones durante mis visitas a estas oficinas en los últimos meses.

Mientras hablo, mis ojos recorren la sala, tomando nota de las caras conocidas y nuevas. Veo que varios asienten con la cabeza, y noto que tengo toda su atención, así que continúo.

—Lirios Russo se extiende ahora a cinco países: Canadá, Rusia, Francia, Italia y Estados Unidos. —Hago una pausa, permitiendo que mis palabras resuenen—. De estos, las sedes en Florencia y Manhattan son las más grandes. Desde que todo comenzó, Florencia ha sido nuestra sede principal, pero en los últimos dos años, la oficina de Manhattan ha mostrado un crecimiento impresionante, generando más ganancias que cualquier otra.




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