«Amor cuatro letras que marcan tu destino. Cuatro letras que te invitan a soñar. Cuatro letras que te dicen que estás vivo, aunque para muchos estés muerto»
—Heliana
Sonreí con arrogancia al chico, supongo que lo de dar buena imagen no daba conmigo. Suspire mientras veía mientras se acercaba Alexander y su amigo
Suspire al verlo, definitivamente tendría que alejarme un poco de él, él no debería estar con alguien como yo y si deseaba salir viva del instituto tendría que basarse en sobrevivir.
Supongo que los ideales de que puedes encajar donde sea son mentiras que nos dan los medios para admitir que nuestra mediocridad está bien.
Le di la espalda a ellos, comencé a caminar y alejarme lo más rápido de allí. Me agradaba Alexander y su amigo; mi amistad le traería problemas y eso desde un comienzo se vio venir. La primera vez que lo vi creo que su sonrisa tranquila me irradias tanta tranquilidad que por primera vez en mucho tiempo me sentí en mi hogar
Él era frescura y tranquilidad. Su familia, aunque era de dinero siempre dejaban en claro que no quería que su hijo estuviera mucho tiempo con una chica como yo y lo dejaron remarcado cuando invitaban a chicas de su clase los domingos cuando él también me invitaba a los asados familiares.
La primera vez que lo imagine me pareció estúpido, pues aun creía en la tonta idea de la que me había alimentado desde niña, pero al ver los desplantes de las chicas y la vista ciega de ellos me dio la razón-
Alexander se disculpaba siempre, aunque no podía ser grosero con las invitadas de su madre si dejaba en claro que no les agradaban esas chicas y se hacía a un lado conmigo. Decidí no volver para no causarle más problemas.
Aunque eso significa no comer bien, aunque sea los domingos
—Oca...esto me alcanza para terminar de pagar la renta y comprar algo de comida instantánea— Asentí para mí misma con una gran sonrisa mientras imaginaba un gran tazón de ramen calentito para mi cena esta noche— Supongo que esta es mi tranquilidad después de la tempestad ¿no crees Dios?
—¿Con quién hablas?
No pude evitar pegar un brinco cuando escuché a alguien hablarme
—Con nadie. –Me sorprendí al ver al amigo de Alexander al lado mío - ¿Qué haces aquí? Creo que te estas equivocando de camino
El sopeso mis palabras mientras negaba con una gran sonrisa
—Si te digo que vivo por aquí ¿Me creerías?... –El como siempre tenía una gran sonrisa –Sabes Nona no todos tenemos dinero, pero sabemos trazarnos la vida y vivir bien
—Yo esto no creo lo mismo que usted. Sin embargo, no puedo negar que los inteligentes pueden vivir en cualquier mundo. ¿Enserio vives por aquí?
El rio suavemente, negó y señaló una casa a pocos metros de allí
—Allí vive mi abuela, la visito de vez en cuando y hoy es su día. Ella odia la casa de mis padres, pero bueno eso dice ella, aunque yo creo que es que no le gusta que nadie la mande y se hace la rebelde.
No pude evitar reírme de ello. Me imaginaba como era su vida y no pude evitar suspirar de envidia
—¡Me doy por vencida con su argumento!
El siguió contando charlas, cuando creí que se iría por su camino me siguió nuevamente, entre al súper compre unas cuantas pastas, saque dos de las que tenía para llevar y eche algo de agua caliente, saque palillos y le indique que nos sentamos
—¡Gracias por la comida! —Se inclinó, sonreí a su reverencia mal hecha y me concentré en comer. Lo cierto es que eso reduciría una de mis guarniciones, pero por un día que me salte una comida está bien.
Las personas que me educaron siempre me decían "Donde comen dos pueden comer tres también"
Sonreí mientras lo veía comer totalmente concentrado, yo hice lo mismo y disfruté como nunca ese gran tazón de comida
Ahora que lo pensaba yo creo que lo mejor de la comida es la compañía, hacía mucho no la tenía y el volver a tenerla era cálida
La bulla exterior dejó de sonar en mis oídos y solo podía sentir el delicioso sabor de la comida. El ambiente cálido y los chistes flojos del chico
Aún no sabía su nombre, pero me había hecho sonreír más que todos los seis meses que llevaba aquí. Por primera vez se me hacía agradable el lugar y me sentía de aquí. Como si aquí perteneciera y fuera una parte importante
Llegar a imaginar esto me llenó de miedo y todas mis inseguridades quieren armarse como un
«En estos momentos la última frontera no es el espacio sino la mente. Por lo tanto, si en algún sitio está "el secreto" es en la mente.
Es la mente la que forma lo que percibimos. Como afirma la física cuántica sin mente no hay universo. Hay una interdependencia entre la realidad del mundo exterior y su observación experimental. Podríamos decir pues que nada procede del exterior, que todo lo que existe fue primero pensamiento. Esto da una idea de la importancia creadora del pensamiento, pero también de su poder destructor.
La energía fluye hacia dónde va la atención, si la atención se centra en pensamientos limitadores esta energía se dispersa y se pierde. Pero si se enfoca hacia pensamientos apropiados creamos salud (pensamientos felices = bioquímica feliz), amor, riqueza.
Eres lo que piensas. Lo que tú deseas te desea. Si te comprometes con lo que realmente deseas atraes hacia it la materialización del deseo. ¿Y por qué digo atraes? Aquí está el secreto de "El secreto": existe una ley en el universo que funciona automáticamente, que siempre está actuando mientras hay pensamientos y que refleja y devuelve aquello en lo que enfocas tu mente, es "La Ley de la Atracción".»
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Editado: 04.04.2022