«Nadie puede librar a los hombres del dolor, pero le será perdonado a aquel que haga renacer en ellos el valor para soportarlo»
—Heliana
Tres meses después
Sentí que me dolía todo el cuerpo en especial mi pecho, el pulsante dolor me tenía totalmente agobiada. Lo primero que vi cuando me levante es que estaba en un hospital, al principio creí que era así cuando uno moría, pero cuando vi a alguien de traje y con mirada de pocos amigos comprendí que no había logrado mi cometido dejándome actualmente en graves problemas
Me recosté cuando lo sentí acercarse, no quería la lastima de nadie ni toda esa mierda Me pregunté por que no se me dio el regalo de la muerte. Digo ¿Quién me extrañaría?
La respuesta era clara, nadie.
Suspire mientras limpiaba mis lágrimas, los recuerdos del odio de mi madre eran demasiado frescos y dolían como la mierda. ¿Por qué ella no me podía amar? Sentí el apretón de una mano mientras esa persona se acercaba lentamente
Su sonrisa cálida y su triste mirada fueron todo lo que necesite para calmarme. Ahora tenía problemas aún más grandes de lo que pensaba.
Trato de volver a sentarme, pero la chica me detiene, toma un suspiro mientras sonríe y toma suavemente mi mano derecha. Cierra los ojos y comienza a orar. Ella paro cuando un celular sonó. Decidí tomarlo en esta ocasión era hora de luchar contra lo que sea que se venga encima
¿Hola quién es? —Fue lo primero que pregunte
Soy tu padre —Dijo una voz grave atravesó de la línea —Lamento tanto no haber estado para ti, debí haber vivido una buena juventud y la judío.
No entiendo quién eres, que quieres y por qué me llamas. ¿Cómo puedes tener la valentía para llamarme? Yo hay tantas cosas que deseo... —Siento un gran nudo en mi garganta, quiero tantas respuestas que en ocasiones ni yo las sé — ¿Cómo pudiste? ¿Por qué le hiciste eso a mama?
Lo siento muchísimo... No sabes cuánto lo lamento —Dijo mientras comenzaba a sollozar
No creo que con eso hagas que mi madre me quiera —Dije en tono seco mientras trataba de retener mis lágrimas —Dame el hecho de que mi madre me ame por favor ¿sí?
No puedo por más que quiero —Dijo mientras sostenía un sollozo —Cometí muchos errores, el tuyo es el menos grave, soy un mal hombre y me arrepiento tanto de lo que hice. Quise ser como mi padre, pero jamás mire el daño que este hacia —Trato de contener la respiración sé que él me va a contar todo —Ame a tu madre desde el momento que la vi, pero ella solo me vio con ira y dolor. La compre en una subasta, había caído en un hotel de mala muerte donde la secuestraron y la estaban vendiendo. —Escuche del otro lado susurros —Yo me enamore de ella, pero eso no fue correspondido por más que me esforcé. Le creí a tu madre cuando dijo que yo era una mala persona y que solo era sangre sucia.
¿Que eres? —Fue lo primero que se me ocurrió
Lo mejor es que sepas poco de mí, solo quiero que sepas que yo si te amé, que no supe cómo controlar mis emociones cuando tu madre dijo que me odiaba, la maldije cuando la vi enamorada de mi mejor amigo y no lo soporte. Ella era mi esposa comprada o no merecía respeto de su parte. —Al otro lado se comenzaron a escuchar tiros —Escucha bien ahora estarás bien, Obedece a Danna, ella te cuidara prometo buscarte y darte todas las respuestas que necesites —Se escucharon gritos y más gritos —Ten claro algo hija. El error más grande que yo cometí fue el haber sido egoísta, me lamento de corazón haberte traído al mundo con tanto dolor y no darte todo lo que merecías. Prometo que no estarás mas sola ¿Bueno?
Colgó dejándome un sin sabor en la boca. Solo asentí a la chica que amablemente retomo mi celular. Ella me veía como si fuera un mal espejismo. Su mirada me parecía tan conocida que sabía que tenía muchas respuestas de preguntas que tal vez aun no tenías formuladas y antes de que yo pudiera hablar ella lo hizo.
—Hola ¿Cómo estas, pequeña? Me llamo Danna y soy tu tía —Dijo con una gran sonrisa mientras apretaba nuevamente mi mano. —Ahora todo estará bien ¿va? Yo te cuidare siempre
La veía llorar de manera tan desconsolada que no supe que más decir
Su abrazo cálido, su suave caricia y su abrazo tan fuerte me hizo sentir en casa.
***
—Mateo
Alexander no había contestado, la lluvia caía con tanta fuerza y los rayos eran demasiado estrondorosos. Algo no estaba bien yo lo sabía.
Quería ir lo mas rápido posible al hospital
Aun tenia tantas preguntas en mi cabeza, quería ver como estaba ella y disculparme por todo el daño que le había hecho. Me había tomado como juego esto de hacerle daño, pero esto no era algo para reírse. Había actuado de manera incorrecto y debía disculparme lo antes posible.
Mi prioridad en estos momentos era disculparme lo mas rápido posible. Heliana me había hecho pensar en lo injusto que he sido. Siempre he catalogado a las personas de acuerdo a su estatus social y este acto me hizo darme cuenta de mi error.
¿Porque uno nacía con más prioridades que otros? Supongo que era la pregunta que más me hacía en estos momentos ¿Por qué ser próvida cuando había visto como lastimaban a aquella mujer? Oficialmente era un desastre de persona. Digo había sido testigo del odio de una madre y el dolor de una hija.
Alcance mi móvil para poder llamar a Alexander, pero una llamada me gano el cometido
—Mateo ¿Dónde estás? Necesito hablar con usted —Su voz era sintonía para mí. Creí que jamás volvería a escucharla.
—Sí, estoy en casa—Dije antes de procesarlo —Estoy en mi casa yo me acabo...
— ¿Cómo esta Alexander? No entiendo por qué no me coge el teléfono necesito despedirme de el —Bajo el móvil y lo pongo en alta voz mientras me visto.
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Editado: 04.04.2022