Lived D.E

Capítulo 1

No le temas a la oscuridad     

 

 

No le temas a la oscuridad. 
Recuerda que todo lo que hoy ves oscuro, alguna vez fue luz.
     Dark 

 

Cada día de mi vida ha sido una completa mierda. Desde que tengo memoria, he estado encerrada en estas cuatro paredes. Suelo hablar con Andrixel, Walter y Hayle, los únicos compañeros cerca de la pequeña división que me contiene. Ellos y yo somos los más ¨Peligrosos¨ así que no solo nos aíslan del mundo, sino también de los demás evelements. En resumen, no tenemos contacto con nadie del exterior, ni siquiera con nosotros mismos, no desde hace mucho. No conozco a nadie, sólo a ellos, y son mi única familia, aunque la mayoría del tiempo no podamos siquiera tocarnos. 

He estado aquí mis cortos y miserables 18 años. Andrixel, Hayle y yo hemos estado siempre juntos, al contrario de Walter, quien llegó hace un par de años. Según él, lo atraparon mientras estaba en el baño de una; ¿Gasolinera? No sé lo que es, pero dijo que ya lo estaban observando desde hace un tiempo, y que no le sorprendió cuando se lo llevaron.

No fue muy bonito como lo trajeron.

Pobre Walter.

No sabemos mucho sobre nosotros, o lo que hay fuera de este hermético lugar, sólo lo que hemos escuchado venir de Walter y Samantha, los únicos que han conocido el exterior.

Samantha es nuestra enfermera, niñera, e intento de madre, o al menos ella lo dice así. Es mi mejor amiga, y figura materna. Es la única mujer que puede entrar aquí, y que no sea un evelement. Querían que nos sintiéramos "cómodos" y que tuviéramos una crianza lo más normal que se pudiera dentro de estas cuatro paredes, pero nadie se siente cómodo estando encerrado, sin importar las comodidades que tengan. Desde pequeños hemos estado juntos en una habitación, al cumplir los doce dividieron esa habitación en tres cristales de separación, y al cumplir los dieciséis nos metieron en pequeños cuartos separados, pero cada uno cerca de el otro, con pequeñas ventanas donde podemos hablar sólo entre nosotros cuatro, ya que la comunicación con los demás evelements, está prohibida.

Genial, ¿no?

Sólo salimos para el entrenamiento. Neutralizan nuestras habilidades con unos sedantes de los cuales sólo Samantha se encarga de colocar, y nos llevan a un cuarto de alta contención donde nos despiertan a todo sentido con una especie de adrenalina modificada con nuestro ADN. Hoy cumplo los 21 años, y como todos los años, Samantha, nos trae un pequeño pastel y lo compartimos entre los cuatro; a distancia.

—¿Dónde está mi cumpleañera? —pregunta una alegre y un poco envejecida Samanta entrando por la puerta—. Es de chocolate, como te gusta —me da el pequeño pastel, acompañado de su hermosa y radiante sonrisa.

Me levanto y corro para darle un fuerte abrazo.

Tenemos una ficha, dicen que somos peligrosos, y que no debemos tocar a nadie, pero Sam nunca nos ha temido, a pesar de que no puedo usar frecuentemente mis habilidades por completo, me clasifican como la más peligrosa. Si, había olvidado mencionar eso, casi nunca puedo usar mis habilidades, las pocas veces que lo hice fue de pequeña y, según Sam, casi destruí el cuarto de contención más elaborado por los mejores arquitectos y científicos de Lived. El cuarto era como un búnker de guerra, y yo mande a volar la puerta.

Cada entrenamiento es igual de cansado y sin acción. Aunque hago todo lo posible, no sale nada de mi, ni siquiera un puto pedo. A veces quisiera usar mis habilidades y, convertirme en esa arma peligrosa que ellos dicen que soy y, así, salir de aquí y liberar a todos los que son como yo. Estoy segura de que no son un peligro como ellos dicen, aquí los únicos peligrosos descerebrados sin corazón son ellos.

Lived D.E es una corporación llena de monstruos.

Recuerdo cuando me torturaban para 'sacar la bestia en mi'. 

Yo era sólo una niña.

Una lágrima se escapa de mis ojos, y Sam parece notar mi cambio de ánimo.

—¿Cariño qué ocurre? —inquiere con preocupación, mientras acaricia mi mejilla— ¿Ya no te gusta el chocolate?

Inmediatamente niego.

—¡No! Claro que si me gusta, es sólo que... son lágrimas de felicidad, sí, es eso... no te preocupes —le doy una forzada sonrisa.

Ella suspira con suavidad.

—Te conozco, pequeña. Sabes que si ocurre algo puedes contármelo —entrelaza su fría mano junto a la mía.

—Si, lo sé, y todo está bien, en serio —digo, mostrando mis dientes de forma exagerada, causando una carcajada de su parte—. Es que amo el chocolate, y pasé todo un año guardando espacio —le doy suaves palmadas a mi estómago.

—Te tengo noticias. —comenta con una amplia sonrisa.

—¡Cuenta, cuenta!

Doy pequeños saltitos de emoción, mientras chillo como una niña pequeña.

—El señor Hamberthon aceptó a tu petición. —apenas escucho sus palabras, suelto un grito—. Pero...

Siempre hay un pero.

—No me gustan los pero, Sam... —Sam se encoge de hombros.

—No accedieron a omitir los sedantes, y sólo les permitirá salir a ustedes cuatro, además... puso una de sus condiciones —añade—. Lamento no haber podido hacer más.

Llevo tres meses suplicando al señor Hamberthon, el dueño de las instalaciones, que traiga una de esas pantallitas mágicas que muestran imágenes a la sala de los evelements y, nos muestre a todos cómo es fuera de aquí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.