Abro mis ojos y me encuentro en la cocina de mi casa. Me sorprende, ya que no recuerdo haberme levantado de la cama. Rápidamente, me doy cuenta del lugar en el que estoy, y un inmenso dolor de cabeza me golpea. Voy por agua y una pastilla para aliviarlo, me siento en una silla y espero a que el malestar disminuya. Cuando finalmente lo hace, me pongo de pie y observo a mi alrededor para confirmar mi ubicación. Sí, estoy en casa.
Suspiro y me dirijo a la sala, donde veo a mis padres llegar cansados.
-Hola, Sunny- saludan al unísono. Ambos parecen agotados, y saben que quiero reprenderlos por las decisiones que están tomando.
-Hola- los miró seriamente- Sé que están cansados, pero necesitamos hablar.
-Hija, sabemos que estás molesta, pero era necesario- dice mi padre.
-Lo sé, papá, pero no deberían haber vuelto a pedir prestado cuando aún no han pagado lo anterior- suspiro para no explotar. Algo dentro de mí me impulsa a actuar así, y a veces, las palabras salen por sí solas. -Lo que hacen solo provoca más deudas, y pedir dinero al jefe de una pandilla nos pone en peligro a todos.
-Ya, Sunhee, no reprendas a tus viejos. Lo hicimos por el bien de la familia. Con el dinero que nos prestaron, pagaremos las deudas y luego, con la mesada del próximo mes, le pagaremos al señor Kang- dice mi padre, probablemente harto de que lo regañe.
-Pero...
-Pero nada- me corta- Vete a dormir, y no quiero que volvamos a hablar de esto- Luego se va junto a mi madre.
Suspiro, ya molesta, y me retiro a mi habitación con un vaso de agua para tomar mis pastillas para dormir. Al hacerlo, me cambio de ropa por un pijama que me proteja del frío y me acuesto en mi "cama". No me doy cuenta de cuándo comienzan los efectos de la droga, pero pronto me quedo dormida.
Al despertar, es de mañana, y me estoy preparando para ir al colegio. Al bajar, me encuentro con Kun, mi hermano. Le sonrío y decido observarlo por un rato. No lo admitiría nunca frente a el, pero mi hermano es muy guapo: alto, delgado pero fuerte, con ojos cafés, pelo negro y piel amarilla. Además de su apariencia, tiene una personalidad encantadora que lo hace irresistible para las chicas de la escuela. Es amable, decidido y fiel a sus pensamientos. Además, sabe respetar a las mujeres y no es el típico chico que se aprovecha de las chicas solo por ser guapo.
-¿Qué me ves?- me pregunta.
-Para serte sincera, solo veo lo feo y viejo que estás- miento.
En respuesta, hace algo infantil para su edad, saca la lengua y dice- Pues deberías ir al oculista para que te den gafas transparentes, no solo para leer-
Río- mira qué gran payaso saliste. Deberías dedicarte a eso- digo y lo miro- ¿Ya podemos irnos?
-¿No vas a desayunar?- niego y me mira seriamente- Ayer no cenaste, Sun.
-Sí lo hice- no miento del todo- Ayer fui a la cocina y comí algo. Por eso vi llegar a nuestros padres.
Asiente, y por su mirada, sé que no me cree del todo. Salimos de casa y caminamos hacia la escuela. Aunque queda un poco lejos, siempre nos levantamos temprano para ir caminando y no gastar dinero en el colectivo. Agradezco que mi hermano camine rápido.
-Sun…-me llama, y lo miró sin dejar de caminar.- ¿Tienes novio?
-¿A qué viene esa pregunta?
-Solo tengo curiosidad de cómo le va a mi hermana en su vida amorosa- responde con una sonrisa.
-No, no tengo- digo después de unos segundos- Sabes que no tengo tiempo para esas cursilerías.
-Bien, así no me preocupo cuando te rompan el corazón- le pegó levemente por andar haciéndose el gracioso.
-No te pego en la cara solo porque me da flojera- digo y ríe.
No me doy cuenta de cuándo llegamos a la escuela. Miro la hora al ver que hay pocos estudiantes y comprendo que aún es temprano. Entramos a la escuela, y nos separamos para ir a nuestros lugares. Aunque mi hermano y yo estamos en el mismo grado, nuestros cursos son diferentes.
Al entrar al salón, guardo las cosas que no necesitaré para esta clase en mi casillero. En el curso, apenas hay seis compañeros que se me quedan viendo cuando entré. Los ignoro y me siento en mi lugar, tomo mi teléfono e inició la revisión social que hago diariamente, no sin antes poner música.
Pasan unos minutos, y mis compañeros llegan de uno en uno. Comprendo que debo guardar el celular si no quiero que me lo decomisen. Al hacerlo, miró a mi compañera de puesto entrar, brindándome una gran sonrisa como si su vida dependiera de eso.
-Hola, Sun-siin- me saluda.
-Hola, Sora- le regreso el saludo.
No seguimos hablando porque entra el profesor de grupo. Este le pide al presidente entregarnos lo que parecían unos formularios y nos pide que los respondamos. Cuando todos terminan, el presidente de la clase los recoge de nuevo, y el profesor los apila a un lado de su escritorio. Luego saca el juego de la lotería que se usa cuando se tienen que elegir alumnos para algo.
-Bueno, queridos estudiantes, hoy habrá un sorteo para elegir al estudiante que se irá de intercambio lo que queda del año- comienza, y yo pierdo interés, no es un tema que me importe- El cuestionario que respondieron se supone que era para escoger, pero nos iremos por nuestra preciada técnica- dice de manera floja- Bueno, empezamos en...