Llama Eterna.

Capítulo 1.

"Para ser feliz debes aprender a ignorar muchas cosas"

Anónimo.

 

Alira.

Era un hermoso atardecer el que se veía en ese momento, el sol tocaba la montaña que delimitaba nuestro territorio, colores muy cálidos se podían ver por todas partes, desde un rojo sangre hasta un amarillo muy tenue, las aves y los animales que estaban despiertos de día regresaban a sus nidos y madrigueras veloces pero a la vez con mucha precaución y sigilo tratando de no llamar mucho la atención de algún depredador y poder dormir hasta el día siguiente una vez más.

Mi madre y yo, como era costumbre entre nosotras, nos dirigíamos volando, más bien solo mi madre porque yo aun no podía volar en esos momentos así que viajaba en sus brazos, hasta el rio para tomar agua del mismo ya que la familia de mi padre tenía la extraña creencia de que cuando una hembra bebía del mismo cuando los rayos del sol lo tocaban y el agua se viera roja como la sangre, las hembras se hacían más fuertes tanto para la lucho como para tener más hijos.

Todo era como cada atardecer, bebíamos del rio hasta quedar satisfechas, mi madre se sentaba a la orilla del mismo, me tomaba entre sus brazos y me cantaba mi canción de cuna favorita mientras de observábamos el atardecer llegara a su fin. Solo que ese día fue diferente ya que mi madre dejo de cantar a la mitad de la canción y solo se quedo mirando el rio, espere sin decir nada, cuestionarla ó moverme ya que así era como eran educados los niños en mi raza, no te permitido hablar ó hacer otra cosa hasta que nuestros padres nos volvieran a ordenar ó hablar, literalmente teníamos que permanecer en modo de pausa hasta que nuestros padres decidieran poner play de nuevo, tardo algún tiempo para que me dijera algo pero al final lo hizo y me sentí muy feliz por ello.

-Recuerda esto siempre Alira, solo podrás encontrar tú verdadero poder cuando un macho te posea-recuerdo que me dijo mi madre, aun mirando el rio.

-¿Me posea?-pregunte, era muy ingenua en esos tiempos y no sabía a lo que se refería mi madre con esas palabras.

Ella me abrazo más fuerte entre sus brazos y deposito un beso en mi pequeña frente, mientras que continúo diciéndome con un tono de voz muy amable pero duro a la vez.

-Sí, mi niña, cuando te posea, en ese momento le pertenecerás de por vida al igual que podrá hacer lo que quiera con tigo- esbozo una gran sonrisa en su rostro y continuo-Pero no temas mi niña, él te dará el mejor regalo que puedas recibir en toda tu vida.

-Y ¿Cual es?- dije al mismo tiempo que la veía a la cara, por primera vez desde que empezó a hablar, con ojos soñadores.

No podía imaginar un regalo mejor que toda la colección de armas que tenía en un baúl a los pies de mi cama, y realmente no creía que hubiera mejores regalos que esos ya que amaba las armas y también porque mi padre había hecho todas y cada una de ellas para mi, calibradas con el peso exacto para sostenerlas en mis manos sin sentir molestia sino al contrario, ellas eran otra extensión mía. Pero para mi desgracia no se me permitía usarlas a mi edad, primero tendría que pasar por la activación para después poder usarlas para entrenar, cazar, defenderme y morir con ellas luchando, para mi raza esa era la más gloriosa muerte, la muerte tan anhelada que solo unos cuantos de mi raza podían llegar a ella y mis padres claro esta querían que yo fuera una guerrera nata para darle más prestigio a la familia.

-Tus verdaderas alas, mi niña- dijo mi madre al mismo tiempo que lagrimas de sangre salían de sus ojos y una sonrisa macabra se asomaba por su boca.

Grite muy fuerte dejando salir todo el aire de mis pulmones mientras que veía fijamente la cara de mi madre que aun seguía en ese estado, sin que nadie me lo ordenara me aleje de ella tan rápido como mis pequeñas piernas me lo permitieron mientras que seguía gritando a todo pulmón y pequeñas lagrimas salían de mis ojos.

La realidad vino a mí como siempre lo hacía cuando tenía ese sueño, era como si me hubieran sacado sin avisar de ese lugar, metido en otro cuerpo y puesto en un lugar muy diferente de donde estaba. Siempre pasaba exactamente lo mismo en mi sueño y bueno yo siempre despertaba gritando como una loca, mis ojos a punto de salirse de sus orbitas, mientras que mis manos estaban en puños, las uñas encajadas en mis sangrantes palmas y una bola de fuego en cada una de ellas.

No sabía en donde estaba en ese momento ya que lo único que ocupaba mi mente era la imagen de mi madre con sangre en sus ojos en forma de lagrimas y una sonrisa macabra asomándose por su boca, no era consciente de lo que ocurría a mí alrededor hasta que unas manos mojadas y pegajosas se posaron en mis hombro y comenzaron a moverme de arriba hacia abajo como si no hubiera un mañana. Tarde un poco de tiempo en darme cuenta de que era lo había pasado desde que fui expulsada de la colonia en donde habitaba mi raza, había conocido a un macho que estaba pasando por la transición y yo rezaba a mis Dioses para que se mitigara su dolor, ¿Cuál era su nombre?, Key, Ken, Kay, sí ese era su nombre era Kay. Enfoque mis ojos hacia el lugar en donde creía que estaba su rostro y lo que vi hizo que se me olvidara por completo mi sueño que había tenido hace unos momentos.



#20282 en Fantasía
#44067 en Novela romántica

En el texto hay: alas, romance adolescente, semidios

Editado: 11.08.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.