18 de octubre de 2021
Claire
Empezar de cero con una vida que me fue arrebatada.
El aula 2 estaba llena de conversaciones y risas cuando entré. Aunque intenté mantener la cabeza en alto, sentí las miradas inevitables que siempre llegan cuando eres la “nueva”. Nueva ciudad, nuevo instituto… nueva vida. Estaba acostumbrada a adaptarme, pero siempre había un instante incómodo en el que sentía que no pertenecía. Caminé hacia los asientos del fondo, buscando uno vacío, cuando una voz animada llamó mi atención.
—¡Hey, tú! —Una chica rubia, de cabello corto, me hacía señas desde uno de los asientos cerca de la ventana—. Ven, siéntate aquí conmigo.
Vacilé un segundo antes de acercarme. Su sonrisa era cálida, y parecía tan segura de sí misma que resultaba contagiosa.
—Soy Brielle —dijo mientras movía su mochila del asiento vacío para hacerme espacio. Señaló a otra chica sentada frente a ella, que ajustaba sus gafas mientras escribía algo en su cuaderno—. Y esta es Noreen.
—Hola —saludó Noreen sin levantar la vista del todo, aunque su tono era amable.
—Gracias —dije mientras me sentaba. Forcé una sonrisa, tratando de disimular mi nerviosismo—. Soy Claire.
—¡Claire! Qué nombre tan elegante —exclamó Brielle mientras me observaba con curiosidad—. ¿De dónde eres?
—De Londres —respondí con naturalidad, aunque aún no estaba segura de cuánto quería compartir.
—¿Londres? —Brielle abrió los ojos como platos—. ¡Eso es increíble! ¿Cómo es vivir allá?
—Es muy diferente a Nueva York. Más pequeño, menos caótico… aunque igual de lleno de gente. —Sonreí ligeramente—. Extraño algunas cosas, pero estoy aquí para intentarlo.
—Bueno, bienvenida al caos de Nueva York —dijo Noreen, esta vez levantando la vista para mirarme con una pequeña sonrisa—. Puede ser abrumador al principio, pero tiene su encanto.
La conversación fluyó con más facilidad de lo que esperaba. Brielle era como un torbellino de energía, siempre llenando los silencios, mientras que Noreen era más tranquila, pero no menos interesante. Por primera vez en días, me sentí menos como una extranjera y más como alguien que podría encajar.
Durante la clase, sin embargo, no pude evitar sentir una mirada fija en mí. Cuando levanté la vista, vi a un chico en el aula contigua a través de la ventana que conectaba los salones.
Era él.
Eiden.
Me miraba de manera directa, sin disimular, como si quisiera asegurarse de que lo viera. Mi mente retrocedió al día en que lo conocí en la tienda de discos. Su sonrisa, su confianza, la forma en que parecía captar mi atención sin esfuerzo... ¿qué hacía él aquí?
Brielle notó mi distracción y siguió mi mirada.
—¿Estás mirando a alguien?
—No, no… —intenté negarlo, pero mi rubor me delató.
Brielle arqueó una ceja con una sonrisa traviesa.
—Oh, no te preocupes. Me encargaré de averiguarlo.
No le di más detalles, pero sabía que Brielle no dejaría el tema.
Cuando llegó la hora del receso, Brielle y Noreen me llevaron a las gradas cerca de las canchas de fútbol americano. El lugar estaba lleno de estudiantes que reían, hablaban o simplemente disfrutaban de su tiempo libre. Nos sentamos en la parte más alta, desde donde se veía toda la actividad del campus.
—Entonces, Claire —dijo Brielle, inclinándose hacia mí con su típica energía—, dime algo. ¿Ya has visto a alguien interesante por aquí?
—No lo sé… apenas es mi primer día —respondí, tratando de mantener la neutralidad.
Noreen se rió suavemente.
—Eso no significa que no hayas notado a alguien.
—¡Exacto! —Brielle asintió vigorosamente—. Aquí hay todo tipo de personas, pero algunas destacan. Como ese grupo de chicos populares, por ejemplo.
No pregunté más, pero algo en mi expresión debió delatarme porque Brielle me miró con los ojos entrecerrados.
—¡Sabía que habías notado a alguien! —exclamó, señalándome con un dedo acusador.
Antes de que pudiera defenderme, sentí una sombra sobre nosotras. Levanté la vista y ahí estaba Eiden, de pie frente a las gradas, con las manos en los bolsillos y esa sonrisa relajada que parecía su marca personal.
No pude evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro, estar cerca de él me hacía sentirme genuinamente feliz aunque no lo conocía casi nada.
—Hola, Claire —dijo directamente, ignorando a Brielle y Noreen por completo.
—Hola, Eiden —respondí, mi voz más suave de lo que esperaba.
Brielle me miró con una mezcla de incredulidad y emoción, mientras Noreen permanecía tranquila, observando la escena con interés.
—¿Ya te adaptaste a Nueva York? —preguntó Eiden, subiendo un par de escalones para acercarse más. —Me he llevado una grata sorpresa al saber que eres la chica nueva en este instituto. Es una bonita casualidad.
—Tienes razón, no creí que volvería a encontrarte en el instituto y respondiendo a tu pregunta...Sí, estoy en ello —admití, sin saber exactamente qué decir.
—Es un lugar complicado, pero tiene sus momentos. —Su mirada era intensa, como si quisiera que entendiera algo más allá de sus palabras.
Brielle carraspeó de manera exagerada, claramente tratando de llamar su atención, pero Eiden no desvió la vista de mí.
—Por cierto —dijo de repente, inclinándose un poco hacia mí—. No tuve la oportunidad de decirlo antes, pero estoy convencido de que encontrarte fue pura serendipia.
—¿Serendipia? —pregunté, sorprendida.
—Sí. Cuando algo bueno llega a tu vida de manera inesperada. —Sonrió, y mi corazón dio un vuelco.
Antes de que pudiera responder, Eiden se enderezó y bajó los escalones con calma, dejando a Brielle y Noreen en completo silencio por unos segundos.
—Bueno, eso fue intenso —dijo Brielle finalmente, rompiendo la tensión con una risa nerviosa—. Claire, ¿de verdad nos ibas a ocultar que conocías al chico más interesante de todo el instituto?
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Editado: 13.04.2025