Lluvia

Capítulo Único

Desclaimer: Los personajes de InuYasha no me pertenecen, pertenecen a Rumiko Takahashi.

Lluvia.

Llovía, las gotas furiosas del agua bañaban todos los campos, senderos y pastizales, árboles y flores eran refrescados después de una larga temporada sin agua a sus secas raíces... también un alivio en el corazón de muchos.

Él era un demonio y no necesitaba de nada ni de nadie para defenderse o estar a gusto, solamente él, a pesar de llevar consigo mismo a esa niña humana le era suficiente. No necesitaba de la compañía de esa niña ni del pequeño demonio que tenía como sirviente... pero ahí estaba.

Buscaba alguna medicina silvestre que curara a su pequeña pupila de aquella fuerte gripe que tenía. El campo estaba lleno de plantas medicinales pero entre tantos aromas le era difícil encontrar el aroma correcto de la planta que ayudaría a la niña que reposaba en una cueva junto a su fiel sirviente.

Estaba algo aturdido al estar buscando entre el aguacero que se suscitaba en esos momentos, prefirió descansar a los pies de un enorme árbol aunque a decir verdad las hojas no le tapaban de mucho. Miraba como el cielo gris dejaba caer todas las gotas rápidas y furiosas que mojaban todo a su paso, gruñó.

Cerró sus ojos, por lo menos para olvidarse de que estaba mojado y con mal humor decidió desconectarse un poco de su entorno, recordaba aquellos momentos en donde él era un sanguinario demonio guerrero.

— ¿Sesshomaru?—abrió bruscamente sus ojos, mientras buscaba al intruso o intrusa que lo estaba mirando.

Hasta que encontró de quien se trataba, tan solo chasqueó la lengua en señal de molestia.

— ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Rin y Jaken?—

Era la humana que acompañaba al inútil de su medio hermano, la ignoró, no tenía porque darle respuestas a esa mujer y menos a un ser tan inferior como ella. Era verdad que ya no le hacía daño a los humanos pero aún así los detestaba.

—Eso no es de tu incumbencia—seguía sentado pero notó que cargaba con ella una especia de paraguas de un extraño material que la protegía muy bien de la lluvia y al estar parada frente a él; también era cubierto de la lluvia.

—Estás todo mojado—dijo la chica mientras le sonreía, no entendía porque esa humana insistía en hablarle.

—Vete con InuYasha—dijo él sin siquiera mirar la cara que la chica puso.

—InuYasha...—susurró el nombre del mitad bestia mientras miraba en otra dirección, la aldea de la anciana Kaede no estaba muy lejos, ella había ido a su época y le sorprendía mucho encontrar a Sesshomaru en uno de los campos medicinales de la aldea—Creo que tienes razón—el demonio no la miraba, este estaba esperando impacientemente a que la miko se fuera de una vez por todas—Toma, así no te seguirás mojando—le tendió su sombrilla.

Sesshomaru la tomó de mala gana y gruñó.

—Nos vemos luego—dijo la chica mientras se acomodaba su pesada mochila amarilla en la espalda y echaba a correr rápidamente hacía las chozas para huir de la lluvia.

El Taiyoukai, encendió la sombrilla y se cubrió de la lluvia, sintiendo en su nariz un aroma muy peculiar pero agradable proveniente del extraño objeto, lavanda y manzanas.

Se levantó y siguió buscando aquella medicina para la niña.

OoOoO

Kagome había regresado completamente mojada a la casa de la anciana Kaede donde todos ya le esperaban, el pequeño Shippo saltó a los brazos de la joven mientras le contaba todo lo que había hecho durante su ausencia en esos dos días.

— ¿Kagome-chan, porque estás tan mojada?—preguntó Sango curiosa.

—He olvidado mi sombrilla en mi época—mintió la chica con facilidad, al final, una mentirilla piadosa no hacía daño a nadie.

—Es bastante extraño que haya una tormenta así en estos tiempos—dijo Miroku quien hasta ese momento se había mantenido en silencio—Debe ser alguna presencia maligna la que este causando todo esto.

—Esperemos que no su excelencia—dijo la exterminadora mientras se iba a una de las habitaciones con la miko a cambiarle la ropa.

A Kagome le extrañó que el hanyou no estuviera en esos momentos, pensando que tal vez él estaría con Kikyo. De todas maneras, después de haberla salvado del veneno que Naraku incrusto en su cuerpo de barro y huesos, InuYasha estaba más al pendiente de lo que pasara con la miko-no muerta. No le juzgaba pues sabía el amor que esos dos habían compartido hacía 50 años, pero dolía, si dolía, el amor duele y más si este no es correspondido.

La anciana Kaede regresaba de haber sacado de la bodega un poco de carne seca para la cena de esa noche, un poco de patatas y cebollas.

—Oh niña—dijo la vieja mujer—me alegró que estés de vuelta con nosotros—

—Gracias anciana Kaede—

—Estás toda empapada—la vieja miko dejó los ingredientes en un pequeño caldero—Puedes tomar algo de ropa—se refería a los kimonos que tenía de Kikyo.



#6685 en Fanfic

En el texto hay: inuyasha, sesshomaruykagome, oneshot

Editado: 06.06.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.