Lluvia y Adiós - Última edición 2020

Capítulo Único

Lluvia y Adiós

En un nuevo año, me encontraba deprimida ya que terminé con la persona que amaba hace cuatro años, su nombre es Aoi Niijima. Él no era una mala persona, sin embargo parecía ser un cobarde y las cosas entre los dos no tuvieron un final feliz.

Terminamos en diciembre, antes de cumplir los siete meses saliendo. Fui yo la que le acabó con todo, me sentía cansada de estar rogándole atención y realmente frustrada de que nuestra relación no avanzará… me seguía sintiendo alguien sin importancia. Aoi me entiendo, me dijo que haga lo quiera y que el tiempo arruinó lo nuestro.

Mis emociones se apagaron ese día, solo quería llorar mientras me aferraba a los buenos momentos. Pasando por esta etapa, cada vez más me fui encerrando en mi misma, no le dije Adiós, no acabamos como debía ser y en parte lo necesitaba.

Me acostumbré tanto a él que ya no quería dejarlo ir, pero tampoco quería ser presa por ese sentimiento tan insatisfactorio de nuevo.

*-*-*

En enero, iba a ir de compras cuando de repente se largó a llover, al percatarme de eso me refugie en una plaza que estaba cerca, la lluvia llegó a mojar algo de mi ropa y cabello. Pero, me sentía bien.

Sentía y eso era un avance. Poco a poco, podría volver a sentir de nuevo.

- Es demasiado repentino. -Susurré mientras estire mi mano debajo del árbol en el que me encontraba, el agua cayó gentilmente sobre mí.

Los días lluviosos me traían gratos recuerdos que deseaba no mantener presente, sentía un nudo en mi garganta ya que me provocaban felicidad. Preguntas rondaban mi mente: ¿Qué era el amor? ¿Acaso el amor que sentía podía ser salvado? Era difícil, había observado a Aoi desde hace cuatro años, siempre quise ser quién tomará su mano y la persona que esté a su lado, juraría que incluso le haría feliz sin importar nada.

Me enfadaba conmigo misma, de que por mi culpa a él le gustará alguien más.

Recordé un día de lluvia como este, Aoi con sus mejillas sonrojadas me entregaba una arrugada carta de amor, yo apenas podía quedarme quieta en el lugar y mis ojos se llenaban de lágrimas, era muy feliz. Uno de los momentos más preciados fue saber que aunque sea por un rato él me amo también.

- ¿Nanase? -alguien me llamó.

Voltee hacía el frente, era Misaki un amigo mío. Sin embargo, él no era la razón por el súbito latido que tenía.

- ¿Nana? -dijo viéndome incomprendido, yo observaba a la persona detrás de él. Quién sostenía un paraguas.

Mi corazón no se equivocaba con él, parecía nunca hacerlo. Cuando estaba enamorada e incluso en ese momento, continuaba latiendo de la misma forma.

- Estoy bien, Misaki. -contesté volviendo a la realidad.

- Vinimos a investigar universidades. -sonreía. Misaki siempre era amable.

- Ya veo. No deberían andar bajo la lluvia.

- Misaki -Aoi le habló.

Mi amigo me vio y negó con su cabeza.

- Lo siento, Nana. Ve a refugiarte a un sitio mejor.

Asentí mientras sonreí.

- Lo haré. No te preocupes.

Cuando todo acabó no sabía cómo mirar a la cara a nuestros amigos, quienes sin duda nos apoyaron para estar juntos. Sentía que les defraude, pero Misaki y los demás me demostraron lo contrario.

- Más vale que estés bien. -dijo serio, sonreí de lado. Se preocupaba demasiado.

- Sí, sí.

Misaki se fue junto con Aoi, la sonrisa en mi rostro se esfumo parecía que la había forzado bastante. Vi como la mirada de Aoi se poso en mí para luego dirigirse a Misaki de nuevo.

En mi mente, pasó otro recuerdo fugaz: Aoi temía acercarse a mí frente a los demás, era tanto que me afligía, podíamos hablar siempre que estábamos solos pero si alguien se acercaba él quería huir. Pensé que era timidez, al principio me gustó eso de él, sin embargo luego comenzó a dolerme.

Quería que me hablara, quería que gritara mi nombre en una multitud, quería escucharle decir que me amaba. Pero, eso no pasó.

- Nanase.

Deje de pensar, escuché los latidos retumbar en mi pecho. No había duda en el momento en que levantará mi mirada le vería.

- A… -me daba miedo pronunciar su nombre.

Si lo llamaba, sentí que cada recuerdo de mi voz haciéndolo volvería a destruirme. Me hacía muy feliz llamarle, pero sabía que no era lo mismo.

- ¿Qué pasa? -me cruce de brazos protegiéndome.

- Quiero hablar contigo -me dijo calmado, nuestras miradas coincidieron-. ¿Podrías escucharme?

Simplemente asentí.

- Cuando rompiste conmigo -sentí una compresión en mi pecho-, pude ver cuánto me había equivocado, sé que te hice sentir insegura.

Tenía razón, cada día me preguntaba: ¿Qué es lo hace Aoi? ¿Por qué no me hablo hoy? ¿Será que realmente me ama? ¿Realmente… “el tiempo no tiene importancia”? Sin embargo, temía preocuparle y decírselo. No podía culparlo, yo simplemente no me quejaba por nada. Le amaba tanto que no quería cometer ningún error y para mí eso era igual a quedarme callada.




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