Desperté con la exuberante algarabía de los gritos entusiastas de Gabi y Skyler, mi incansable mejor amiga. Aunque madrugar no era precisamente mi pasión, no podía enojarme con ellas al enterarme del motivo de su emoción. Hoy era el tan esperado evento, la fiesta, y no había nada que las emocionara más que eso.
Aunque debo admitir que me resultó molesto que me persuadieran a usar tacones, pero dejemos eso de lado por ahora.
Nos llevó tres largas horas prepararnos para la festividad, y debimos soportar las constantes quejas de mis hermanos por demorarnos tanto. Lo más sorprendente era que ellos comenzaron a arreglarse diez minutos antes de salir y ya estaban listos, parecían auténticos modelos de revista.
¿Cómo es posible que los hombres puedan alistarse tan rápido? No tengo ni la más mínima idea, tal vez empiece a creer que es su superpoder.
Nos dirigimos hacia la entrada cuando nos topamos con un chico alto, de cabello oscuro y ojos claros. Extendió su mano, esperando que le entregáramos nuestras identificaciones. Pero, hey, tengo diecisiete años y gracias a Bryan conseguimos identificaciones falsas, así que se las pasamos con gusto. Supongo que esto es solo una formalidad, apenas si las mira cuando se las entregamos y nos deja pasar. Esa es una de las razones por las que mi hermano adora este lugar, no hay alcohol.
Probablemente estén pensando, ¿cómo es posible ir a una fiesta sin alcohol? ¿Acaso se puede considerar fiesta sin ello?
Sí, en este lugar asisten todas las personas que deciden pasar un buen rato sin necesidad de los efectos del alcohol. Todos los que ingresan comprenden que pueden divertirse sin necesidad de ello. En cambio, se ofrece una amplia variedad de bebidas exóticas y deliciosas que no provocan el más mínimo deseo de tomar ni una gota de alcohol.
Pero en fin, cambiando de tema y volviendo al presente.
Normalmente no suelo asistir a fiestas, aunque mi amiga Skyler sí. Ella me arrastra hasta la barra, donde dos chicos nos interceptan. Nuestros amigos.
—¡Pero miren quién llegó! —exclama uno de ellos antes de recibirnos con un fuerte abrazo.
—¡Hey! —exclama Skyler mientras los abraza —Sabía que estarían aquí. ¡Esto se pondrá genial! —afirma emocionada, aplaudiendo alegremente.
No sé si es mi imaginación, pero percibo la extraña sensación de estar siendo observada. Rápidamente volteo para averiguar quién es, pero mi atención se desvía al notar un chico que viste una camiseta negra y unos jeans oscuros. Parece haber salido de las páginas de un libro.
Mientras lo admiro en silencio, nuestras miradas se cruzan de manera inesperada. Dios, de inmediato bajo la mirada avergonzada y me concentro en mis amigos.
Afortunadamente, ninguno de ellos se da cuenta de aquel breve momento de timidez, y una vez más soy arrastrada por Skyler hasta llegar a la pista de baile. Con su increíble energía, pronto me quedaré sin brazo.
—Siento que me quedaré sin pies —me quejo mientras me siento, buscando un descanso.
—Tu resistencia a los tacones es realmente pésima, Madie —se burla Skyler, tomando asiento a mi lado.
Después de veinte minutos y varias canciones, mis pies suplican desesperadamente un descanso. Sin embargo, sigo ahí, emocionada por la canción que acaba de comenzar a sonar. Skyler toma mis manos y comenzamos a girar enérgicamente mientras reímos por nuestro extraño baile. Solo nos detenemos cuando escuchamos la voz de un chico completamente desconocido.
—¡Es hora de jugar! ¿Están listos para la acción?
Skyler y yo nos enteramos de que el juego consiste en bailar al ritmo de todos los tipos de música que pongan. Si no se baila bien, simplemente quedas fuera.
—Tenemos que jugar Madie —me anima mi amiga con entusiasmo.
—No sé... Sabes que no me gusta bailar cualquier cosa.
—Será solo por diversión. Si algo te incomoda, paramos sin importar que perdamos.
Suspiré y asentí, mientras ella me guiñaba un ojo felizmente.
Me picó la curiosidad y escaneé a las personas que estaban cerca, viendo cómo se agrupaban para jugar. Mucha gente se había acercado y todos parecían emocionados, pero la mayoría eran desconocidos para mí. Al fondo, vi al chico con quien había estado observando antes, conversando con alguien cuyo rostro no pude ver. Hablaban entre sí mientras bebían agua de sus botellas. Parecía que no tenían intención de unirse al juego.
—No puede ser, ¡él ha venido! —exclamó mi amiga Skyler, tomándome del brazo. Antes de que pudiera reaccionar, me empujó hacia el otro chico y mis manos terminaron en su pecho, evitando que chocara con él por la fuerza con la que Skyler me lanzó.
Miré a Skyler en busca de explicaciones y la vi saltar sobre el chico frente a mí, que ahora reconocí como su novio, y se besaron, ignorando mi confusión.
Miré al chico, dándome cuenta de que era el mismo al que había visto antes. Ahora entendí que estaba hablando con el novio de mi amiga, pero no pude reconocerlo a esa distancia.
Fruncí el ceño, esperando que Skyler me sacara de esta incómoda y embarazosa situación.
—Lo siento, Madie. La emoción me superó. Ahora ustedes dos jugarán juntos.
—Pero...— empecé a decir, pero ella me interrumpió.
—Yo jugaré con Jacob —dijo, mirándolo enamorada. —Anda, Madie, sabes que tenía mucho tiempo sin verlo. Por favor... ¡Gracias! ¡Eres la mejor!
Sin esperar ni un segundo más, Skyler tomó la mano de su novio con una sonrisa y me dejó sola.
Y así es como me cambiaron por el amor.
Volteé mi atención y vi al chico mirándome con interés, apoyado de manera entretenida. Nuestros rostros quedaron a la misma altura. Retiré mis manos de su cuerpo, dejándolas caer a los costados. No me había dado cuenta de que las había dejado ahí.
—Olvida lo que dijo mi loca amiga, no tenemos que jugar —. Hablé dando un paso hacia atrás.
—No iba a hacerlo, pero ahora, ¿por qué no? —respondió con una expresión que no logré identificar, entre el interés y la curiosidad. ¿Por qué ahora quería jugar?
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Editado: 21.03.2024