Lo que alguna vez fui

El contrato

"A veces, para salvar lo que amamos, debemos renunciar a nosotros mismos... Aunque eso nos rompa por dentro"

Nunca imaginé que perdería a mis padres tan pronto. Tenía solo dieciocho años cuando un accidente de tránsito me dejó sola, sin su guía, sin sus abrazos, sin su voz firme diciéndome que todo estaría bien. Ese “todo estará bien” me lo tuve que empezar a decir yo misma.

Quedé al frente de la empresa familiar, una constructora que había nacido con esfuerzo y visión. Mis padres la habían levantado desde cero, siempre con valores, cuidando no solo los números, sino también a las personas que trabajaban con nosotros. Sabía que no podía fallarles. Ni a ellos, ni a sus sueños, ni a quienes habían confiado en nuestra familia durante años.

Me volví adulta a la fuerza. Aprendí a leer contratos, a hablar con bancos, a disimular el temblor en la voz cuando sentía que el mundo me quedaba grande. Sobreviví, con dignidad, con entereza y con una soledad que dolía incluso cuando sonreía.

Fue a los veinticinco cuando la vida volvió a ponerme contra una pared. La empresa atravesaba una crisis, algunos proyectos que estaban por cerrarse cayeron y un contexto económico inestable. Me debatía entre vender parte del patrimonio o buscar una fusión estratégica, cuando la propuesta llegó. Mejor dicho, el chantaje disfrazado de propuesta.

Los padres de Leonardo Paz, viejos amigos de mis padres y socios en más de un proyecto, me citaron en su oficina con la excusa de conversar sobre “un apoyo financiero”. Pero lo que me ofrecieron no fue ayuda. Fue un trato.

—Queremos que te cases con Leonardo —dijo su madre, sin rodeos, como si hablara de un acuerdo comercial más.

Creí que era una broma. Me reí. Hasta que vi sus rostros. Serios e Inmutables.

—Tres años de matrimonio —intervino su padre—. Luego, el divorcio será limpio. Pero durante ese tiempo, ambos mantendrán una imagen impecable ante la sociedad y los inversores. Si él no acepta, pierde el control de la empresa familiar. Si tú no aceptas… bueno, sabemos que tu situación financiera no es la mejor.

Y ahí estaba: el chantaje. Sabían todo. Conocían mis números, mis vulnerabilidades. Sabían que, sin ese “respaldo” económico, podría perderlo todo.

Salí de esa oficina con el estómago revuelto y el corazón dividido. Era injusto, humillante e indigno. Pero también… era mi única opción para salvar el legado de mis padres. Para proteger a mis empleados. Para no ver caer el edificio que con tanto amor habían construido.

Y entonces, algo más pesó en la balanza: Leonardo.

Él y yo habíamos crecido juntos. Nuestros padres eran cercanos, nuestras infancias estuvieron marcadas por tardes compartidas, juegos inocentes y complicidad. Él fue mi primer amor. Lo supe a los quince, cuando me defendió de un grupo de chicos que se burlaban de mí. Lo confirmé a los diecisiete, cuando un simple roce de su mano me dejó sin aire.

Pero con el paso de los años, nos distanciamos. Él se volvió frío, centrado en su futuro, en su ambición. Y entonces conoció a Cecilia, su gran amor de juventud, ocupó el centro de su mundo, y yo… pasé a ser solo “la hija de los socios”, una sombra.

Aun así, parte de mí seguía creyendo que bajo esa coraza quedaba algo del niño que me miraba con ternura. Y me aferré a esa esperanza como a un salvavidas. Quizás, si aceptaba, el destino me daría una nueva oportunidad de estar a su lado. Quizás, solo quizás, él podría llegar a amarme.

Firmé el contrato semanas después. En silencio, pero con la frente en alto. No por sumisión, sino por convicción.

Leonardo no protestó. Pero su mirada lo decía todo. Estaba furioso, humillado, obligado. Aceptó de mala gana, como quien se ve acorralado y no tiene otra salida. No me miró a los ojos cuando firmamos. Solo apretó los labios y susurró:

—No creas que esto cambia algo entre nosotros.

Yo no respondí. No necesitaba cambiarlo todo. Solo necesitaba una oportunidad. Y la acababa de comprar al precio más alto de mi vida.



#5192 en Novela romántica

En el texto hay: libertad, redención, amor

Editado: 24.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.