Lo que el destino unió

Capítulo 49: Primera parte

Chelsy 

Pasé toda la mañana jugando con Liam, sentía que debía pasar más tiempo con mi hijo, después de todo en dos días iba a empezar mi vida universitaria y con eso tendría menos tiempo para pasar con él.

¿Por qué con tan solos 18 años me siento tan mal? Sé que he pasado toda la mañana con Liam, y a decir verdad él parece un terremoto porque no se queda quieto, pero al estar en la flor de la juventud debería de tener más energía.

Una vez dejé a Liam dormido en la habitación, baje las escalera, con mucho cuidado de no despertar a nadie 

Lo primero que hice nada más llegar a la primera planta fue ir a la cocina, a pesar de que había almorzado hace menos de una hora, aún seguía con hambre. Abrí la nevera lo primero que me llamó la atención fue el chocolate con leche que se encontraba en la puerta, cogí el chocolate y volví al living.

Lo que una persona normal haría, sería sentarse en el sofá y encender la tele, pero yo no lo hice, prefería estar estirada en el frío suelo, disfrutando de alguna serie de Netflix y del delicioso chocolate.

 

No sé cuantos capítulos acabe viendo de Lucifer, pero tuve que pausar la serie para ir a echarle un vistazo a Liam ―una vez comprobé que seguía dormido y en la misma posición en la que lo había dejado―, volví a bajar las escaleras porque el timbre estaba sonando.

Al abrir la puerta me encontré con un gran ramo de tulipanes rojos, la persona que sostenía aquellas flores no se la podía ni ver. 

―¿Hola? ―estaba algo confundida, pero quizás era un detalle de mi abuelo para mi abuela.

―Buenas tardes, ―ahora sabía que la persona que estaba escondida detrás del ramo era un chico―, ¿es usted Chelsy Evans?

―Sí, soy yo ―el chico me extendió el ramo y me hizo firmar un documento, digamos que para poder firmarlo hice todo un show. Al principio intenté firmar sosteniendo el arreglo con la mano izquierda y el repartidor sostenía el documento, pero como no me salía de esa situación le devolví los tulipanes y él me extendió el documento; segundos después volvimos a repetir la misma acción y al fin me quedé con los tulipanes―. 

―Adiós, que tenga una buena tarde ―una sonrisa se formó en el joven y se marchó.

―Igualmente.

Entre al interior de la casa, apoye el ramo en la mesita que había en el recibidor, todo con la intención de poder cerrar la puerta y no causar ningún estrago. En el instante que logré mi meta, volví a coger el ramo y esta vez subí las escaleras hasta mi habitación, en el pasillo me encontró mi abuela —quien se quedó sorprendida—, con la mirada que me dio entendí que quería una explicación.

Seguí mi camino hasta la recámara, al haber dejado la puerta abierta se me hizo fácil acceder al interior, sitúe el ramo sobre el escritorio. A decir verdad se veía muy bien en medio del escritorio, mi abuela aún seguía con esa mirada interrogativa, así que se acercó y sacó un pequeño sobre rosado del interior de los tulipanes. Me quedé sorprendida ya que anteriormente no lo había visto, me extendió el sobre y lo abrí con mucha cautela, saqué la tarjetita que había en su interior y la leí en voz alta.

 “Desde el momento que te conocí, mi corazón supo que eras tú, la chica que llevaba tiempo buscando. Los momento que hemos compartido han sido único, me agradaría vivir más aventuras a tu lado.”

Su caligrafía era perfecta, por alguna extraña razón el corazón se me empezó a acelerar, y una sonrisa involuntaria se formó en mi rostro. Estaba por guardar la tarjeta en el sobre, pero mi abuela me comentó que era muy raro que la persona que me había enviado el detalle no hubiera dejado rastro de su nombre. Así que miré la otra cara de a tarjeta y me encontre con la siguiente frase.

“Espero que nos podamos ver hoy en el hotel St. George. 

Att: A.Brown”

Me llevé la tarjeta al pecho, y empecé a dar vueltas sobre mi misma, si mi vida fuera una serie de dibujos animados muchos corazones estarían dibujados a mi alrededor. Habían tres preguntas que me estaban atormentando: ¿Como era posible que supiera donde vivía? Si nunca se lo llegué a comentar, quizás April tenía algo que ver, pero era algo que iba a descubrir. ¿Por qué me había regalado los tulipanes? y la última pregunta y a la cual le daba el broche de oro era la siguiente ¿Qué hacía Austin en Liverpool, si las clases estaban a dos días de empezar?

―Al parecer eres muy importante para la persona que te ha enviado los tulipanes, e incluso podría decir que tienen interés en tí.

―Él también es importante para mi, pero estoy segura que es para disculparse por no haberse despedido.

―Chelsy, cariño, a leguas se nota que ese muchacho está interesado en ti ―la miré sorprendida porque no esperaba que ella me lo comentara―. Estaré vieja, pero aún mi radar funciona, además cuando vivamos en California pasabas más tiempo con él y tu hijo, que con nosotros ―las palabras que iba soltando mi iaia hacían que me quedara con la boca abierta, sí, pasaba tiempo con ellos pero nunca pensé que fuera tan obvia―. Así que ya es hora de que pongas tus sentimientos sobre la mesa y habléis como los adultos que sois.

―Lo haré ―afirme. Las palabras que me había soltado mi abuela, me habían hecho reflexionar y también me daban la confianza suficiente para hacer lo que iba a hacer aquella noche―. Pero para eso esta noche llamaré a Sarah ―vi las intenciones que tenía para protestar, así que me adelanté a sus palabras―, sé que encantada cuidarias a Liam pero no quiero abusar de ustedes. Liam es mi responsabilidad y desde que él nació siempre os he pedido que me ayudeis con él, ahora que he madurado un poco quiero hacer las cosas bien y hacerme responsable de lo que me corresponde. 



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En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

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