Lo que el destino unió

Capítulo 49: Segunda parte

Maraton final 1/3

Cuando entre a la recepción del hotel, habían pocas personas pululando por el lugar, pero hubo una persona entre todos los huéspedes que llamó mi atención; un pelinegro que se encontraba dando vueltas en el mismo sitio, al estar sumergido en sus pensamientos ni cuenta se dio cuando llegué, en el momento que simulé toser alzó su mirada; nuestros ojos azules conectaron por unos segundos, es conexión duró muy poco ya que Austin se aproximo y nos fundimos en un abrazo. 

―Pensé que no llegarías ―su confesión me tomó por sorpresa pero de igual forma no me separé de él, hasta que involuntariamente nos tuvimos que separar.

―No te dejaría plantado, soy un desastre con la puntualidad pero por primera vez creo que he llegado puntual.

―Entonces me siento halagado por eso ―una leve risa escapó de su labios―, pero dejando este tema de lado tenemos una reserva.

 

Nada más llegar al restaurante, ya me encantaba. Resulta que había hecho la reserva en un restaurante italiano ¡Italiano! ¡Me fascinaba todo lo que tenía relación con Italia! 

Al entrar por la puerta del restaurante vimos a la metre, una joven pelirroja, con una gran sonrisa en sus rostro se acercó a nosotros.

―Buenas noches, ¿tienen reserva?

―Sí, está a nombre de Austin Brown ―la chica buscó el nombre de mi acompañante en el cuaderno negro, que posteriormente lo llevaba bajo el brazo.

―Por favor siganme ―hicimos caso a la chica y la seguimos hasta que llegamos a nuestra mesa, nos sentamos y ella nos extendió la carta―, en unos minutos vendrá un camarero a tomarles el pedido.

Nada más mirar el primer plato ya me había entrado hambre, las imágenes de los platos se veían muy deliciosa. Me costó mucho elegir pero al final me decidí por un Ossobuco y de postre Panna Cotta.

Cuando el camarero apareció pedimos nuestra cena y para beber pedimos vino tinto. Mientras esperábamos estuvimos un buen rato hablando, pero no me atrevía a preguntarle el motivo de que él estuviera aquí y más sabiendo que las clases estaban a punto de empezar ―sentí que eso era inmiscuirme en sus asuntos privados―.  

―Sabes, no te he preguntado ¿Cómo sabías mi dirección? 

―Digamos que tengo una fuente muy confidencial, y me ha brindado su ayuda a cambio de un GRAN favor.

―Lo siento, pero no habría sido más fácil preguntarme a mi, así no le deberías ningún favor a nadie ―me llevé la copa de vino a los labios y bebí de esta.

―Habría sido lo más lógico―me dió la razón―,  pero no te habría sorprendió.

Y él había dado en el clavo, de no haber tenido a su fuente “confidencial”, es decir, April ―ya que lo más lógico de todo esta locura, es que mi adorada amiga haya metido las manos en esto, y a cambio le de haber pedido algún gran favor― no me habría sorprendido tanto. Así que le debo una grande a mi amiga.

 

Luego de la cena estuvimos un buen rato caminando por las calles de Liverpool, la luna se veía en su máximo esplendor, era como si nos estuviera persiguiendo para darle un toque romántico a nuestra noche. A decir verdad desde que salimos del restaurante, nuestras manos se entrelazaron, no se sentía un gesto incómodo, al contrario, era de lo más agradable y cómodo.

Una gran tristeza invadió todo mi ser, cuando vi que ya habíamos llegado al hotel, eso significaba una sola cosa; que la noche había llegado a su fin o eso llegué a pensar, pero como siempre estaba errando.

En lugar de quedarnos en el hall del hotel fuimos avanzando más a su interior. Quedé atónita a medida que íbamos avanzando, era como si estuviéramos caminando por algún garden: a ambos lados del camino, por cierto este estaba formado por baldosas de piedra por lo tanto se asemejaba a pasar por encima de las piedras, había hierba y algunas flores y árboles. Seguimos el camino de piedra hasta que llegamos a una especie de lago, en el lago se veía el reflejo de la luna, me apoyé en la barandilla blanca y me quedé mirando el paisaje hasta que me dió un arranque de sinceridad.

―No sé porque, pero me siento muy cómoda a tu lado ―me separé unos centímetros de la barandilla y me giré para mirar a mi compañero a los ojos―. No sé como explicar lo que me produce tu cercanía, pero me agrada tenerte a mi lado.

―A mi también me agrada tenerte cerca ―con su mano derecha alzó mi barbilla, no sabía que había apartado la mirada, pero ahora sus ojos azules se veían más oscuros―. Sabes es la primera vez que cometo una locura por alguien. En mi vida nunca me había imaginado seguir a la persona que más me ha importado hasta la otra punta del mundo, porque he hecho eso; después de que te marcharas me sentí impotente por no haber llegado a tiempo y despedirme de tí y de Liam ―me quedé sorprendida ante su confesión. Soy importante para él. Unas inmensas ganas de gritar de felicidad se apoderaron de mí pero me contuve―. De no haber sido por la pobre bartender, que me tuvo que soportar borracho y por lo que me comentó Kyle le hablé durante horas de ti, de seguro no estaría aquí. Fue ella la que me animó a venir, y me convenció de que te expresara todas las emociones que me provocas cada vez que estás cerca.

»Desde el momento en que te cruzaste en mi vida todo cambió, hiciste que mi modo de percibir las cosas cambiará. Antes de conocerte vivía en una nube gris pero tu fuistes el solo que fue alejando lentamente aquellas nubes y ahora que veo la luz me gustaría formar parte de tu vida. ¿Quieres ser mi novia?



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En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

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