Lo que el destino unió

Extra 1: La Carta

Los días habían pasado tan rápido, que cuando menos lo esperé ya estaba en mi primer día de universidad. Los nervios los tenía a flor de piel, estaba por empezar una nueva etapa de mi vida y aunque ya había cerrado una cuando dejé atrás California, no me sentía preparada para lanzarme a la aventura de la universidad: muchas personas me habían comentado lo difícil que era y más con los proyectos y exámenes, eso les quitaba un montón de tiempo libre.

Acabé de darle el desayuno a Liam y subimos las escaleras para cambiarle el pijama por ropa de calle, él también empezaba su primer día en la guardería. La ropita la había dejado colgada en la silla del escritoria, algunas veces tenía la manía de dejar el conjunto que usaría el día en cualquier sitio para no volverme una histérica por “no tener ropa”.

―¿Quién es un bebe lindo? ―le pregunté mientras le acababa de poner su jersey blanco de Mickey Mouse― Tú, sí, tú.

Una sonrisa de lo más linda se formó en su rostro, le acabé de poner los zapatitos y lo bajé de la cama para depositarlo en el suelo.

―Cielo, ves a despedirte de los iaios ―él asintió y salió de mi habitación. No me preocupaba por las escaleras, ya que cuando subimos las escaleras cerré el “pórtico”, en realidad no sé como se llama  aquella cosa, bueno, el punto es que al estar cerrado Liam no corre ningún peligro.

Cambié mi pijama por una falda de cuero, la cual se ajusta perfectamente a mi cuerpo, una camisa blanca de manga larga y una gabardina negra. Con mi outfit listo me puse los botines negros con plataforma y salí de la habitación, y me dirigí a la de mis abeulos, desde el pasillo podía escuchar la voz de ambos hablando con Liam.

―Buenos días familia ―me apoyé en el marco y contemplé el panorama que ofrecía mi familia―, ya es  hora de que nos vayamos, además de pasar por Sarah.

―¡Suerte! 

 

Antes de dejar a Liam en la guardería, pasé por el departamento de Sarah, ella ya se encontraba esperándonos delante de su edificio, así que cuando aparqué ella subió rápido al lado del copiloto.

―Hola, ¿estás preparada?

―No pero es lo que toca ―ante todo estaba siendo muy sincera.

La guardería no estaba muy lejos de donde vivía Sarah, así que en menos de 15 minutos ya habíamos llegado. Aparqué delante y bajé, abría la puerta trasera y desabroche a Liam de su sillita, antes de bajarlo agarré su mochilita roja.

―Dile adiós a la tía Sarah ―él solo movió su pequeña manita. 

Cargué a Liam en brazos hasta que llegamos a su clase, mientras pasábamos por las clases ya se veían a algunos  niños. Toqué la puerta de la segunda clase, donde debía ir Liam, el profesor abrió la puerta.

―Hola, ¿quién es este pequeñin? 

―Es Liam Evans ―respondí con una amplia sonrisa, mientras intentaba dejarlo en el piso.

―Ven ―se puso de cuclillas― vamos a jugar con los demás. 

Le extendí la mochilita al profesor y además le informé de las galletitas que llevaba en la mochilita, normalmente cuando Liam tenía hambre decía “ma”.

―Nos vemos luego ―le dí un beso en la mejilla a mi hijo y salí de la guardería. 

 Miré la hora en el reloj de muñeca y casi me dió un paro cardiaco cuando ví que quedaban 15 minutos. Sarah me va enviar a Marte cuando le cuente que quizás lleguemos unos minutos tarde a nuestra primera clase.

 

Para mi suerte no llegamos tarde el primer día, y aunque Sarah estaba algo histérica por como conduje al menos me seguía hablando y me hizo de guia por el campus.

―Espero que mañana no me hagas el mismo chiste que hoy o juró que nunca más haré de niñera. 

―¡Oh, venga! ―exclamé desilusionada― Hoy ha sido el único día, además mañana prometo no entretenerme hablando con el profe de mi hijo.

―Recuerda nos veremos en la cafetería del campus ―asentí y miré el horario que tenía― ¡Mucha suerte!

―¡Igual

Vale, que la universidad sea demasiado grande, vale que me perdiera y llegara tarde a casi todas mis clases pero en mi defensa las clases me pillaban en la otra punta. Al menos los profesores fueron considerados al ser nuestro primer día.

Con Sarah no me topé en ningún momento, ni siquiera la ví en la cafetería pero estuve con dos de mis nuevos compañeros: Marcus y Trixie. Ambos eran de lo más gracioso y Trixie era la que siempre le paraba los pies a Marcus cuando se pasaba de la raya. 

―Podríamos vernos el fin de semana para tomar algo ―propuso Marcus mientras salíamos de nuestra última clase.

―Me parece una gran idea pero ya tengo planes con una amiga antes de que vuelva a California ―por unos breves segundos vi desilusión en el rostro de Trixie―, pero podemos vernos otro día.

 

El día había sido tan ajetreado que apenas y tenía energía para seguir despierta, Liam se había enganchado a mi durante toda la tarde y aunque se echó la siesta ―esas dos horas fueron de paz― no había acabado todo lo que me quedaba pendiente. Frustrada y con sueño dejé el portátil encima de la mesita de noche y agarré el archivador, de su interior cayó un sobre me agache para recogerlo, cuando vi que la letra era Erick recordé que nunca llegué a leer el interior de la carta; con toda la emoción del video y los recuerdos que había en cada documento me había olvidado de la carta.



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En el texto hay: destino, romance, carrerasilegales

Editado: 14.02.2023

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