Lo que el rocío se llevó

Cap 3. Sarah Gessle

Sarah Gessle

La mañana es agradable y voy a casa de Árthur, ayer le dije que pasaba para el colegio y lo acompañaría, lo haré, porque estará esperándome, así que iré rápido.

Caminé durante poco tiempo y de lejos lo vi, él estaba con sus padres y ellos se despidieron porque se dirigían al trabajo, sin querer sentí algo, fue una sensación, no la quería pero sucedió.

¡Demonios es que él es tan bello!, ¿por qué me sucede esto a mí? Tal vez, sea por el color de sus ojos o por su pelo rizado, fuera lo que fuera no lo puedo decir, él es mi mejor amigo y ojalá no lo note, ¿pero se me notará a mí? Porque estamos tan cerca cada día. No, cambia ese pensamiento me dije.

Luego me acerqué a él y al llegar me saludó y dijo: hola, Sarah te vez hermosa. Creo que mi piel se enrojeció en ese momento y le hablé un poco tímida, eran mis nervios y lo insegura que era.

Vamos para el instituto, dijo Árthur, él llevaba un libro en la mano lo que me causó curiosidad y dije: ¿Tú desde cuándo tan juicioso con los libros?

Él respondió: es para la clase de filosofía, quedé paralizada porque me había olvidado por completo del examen, no lo podía olvidar, por supuesto que no, ¿Pero cómo se me olvidó a mí?

Muy claro estaba que debía estudiar. Ojalá él no se acuerde dije, Árthur me miró al instante y dijo, el profesor te va a matar y el examen es a primera hora.

Quedé sin palabras, no sabía qué preguntaría el profesor en el examen.

Llegamos al colegio y nos dirigimos al salón pero el profesor no estaba, se había tardado y pedí prestado el libro de filosofía a Árthur.

Era un lío ese libro, nunca había entendido los conceptos básicos de la filosofía, para mí era igual Sócrates que Maluma, pero al mirar lo confundida que estaba Árthur se acercó y dijo: Sarah, te voy a explicar los conceptos más importantes de la filosofía, sin embargo, nuestros compañeros no comprenden el tema y me dijeron que explicara para todos.

¡Cuando él mencionó que explicaría mi ánimo cambió, lo juro!

Él fue a la pizarra y dijo: La filosofía es el estudio de grandes problemas fundamentales o cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.

Además, la palabra filosofía proviene del latín (philosophia) que se deriva en [philo] “amor” [sophia] “sabiduría”, es decir, amor a la sabiduría.

También, existieron unos filósofos primitivos como:
Tales de Mileto, Anaximandro de Mileto, Anaxímenes de Mileto, quienes se preguntaron por el origen de todas las cosas y fueron llamados filósofos de la naturaleza.

Luego pregunté, ¿por qué se llaman filósofos de la naturaleza? Alguien respondió con voz fuerte, por qué no mejor esta pregunta la dejamos para el examen, ¿no creen?

Todos miraron hacia la entrada del salón a la velocidad de la luz, era el profesor de filosofía que estaba en la puerta mirando a Arthur, nadie había notado que él estaba ahí, después el maestro dijo, Árthur siéntate y todos guarden sus apuntes que son solo diez preguntas.
El profesor empezó a entregar a cada uno las hojas del examen y observé a Árthur por un costado de mi brazo, él estaba analizando cada punto muy minuciosamente y al instante llegaron los nervios y también las preguntas de la lección.

Era un test de filosofía bastante largo y preguntas como:

1) ¿Qué es la filosofía?
2) ¿Cuál era el pensamiento de los filósofos de Mileto?
3) ¿Qué es el mito y para que sirvió?
4) Indique las cuatro épocas de la filosofía occidental
5) ¿Quién era Sócrates?
6) ¿Quién era Platón?
7) ¿Quién era Aristóteles?
8) Nombre algunos personajes de la Edad Media
9) Mencione las ramas de la filosofía
10) ¿En qué situación de su vida usted cree que haya filosofado?
Estas preguntas son misteriosas, abominables e inservibles, no las entendía, no había estudiado.

Miré la primera y recordé que Árthur habló muy campante sobre esa pregunta y allí respondí lo que recordaba, muy similar fue la segunda, pero las demás ni de qué hablar, observé el reloj faltaba poco y tuve que copiar rápido, fui escudriñando unas preguntas más que las otras, al final me detuve en la última y pensé, creo que en varias ocasiones he tropezado con la respuesta y recordé lo que pasó en el jardín cuando nos cuestionamos sobre la existencia de Dios, del alma humana y lo infinito que puede tornar el universo en el pensamiento humano.

Se escuchó el timbre, el examen había terminado, luego recogieron las hojas y desde entonces no me desanimé porque había dado todo de mi al responder.

¡Rayos! Si fue duro el examen, no lo puedo negar, ¿pero cómo le habrá ido a Árthur? Solo miré que él se levantó de la silla y salió. De la misma manera salí, esperamos afuera, después fuimos a la cafetería y pedimos dos cafés, al momento se acercó a nosotros Alfred y dijo: que lindos que se ven los novios, ¿cuándo es la boda de ustedes? Sin poder contener la respiración Árthur regó el café… y dijo, ¿Por qué dices eso?

Alfred respondió: ustedes creen que nadie lo sabe, lo conoce todo el instituto… al momento pasó Zafrina y sus amigas diciendo: Que lindos que se ven los noviecitos y todas se reían a carcajadas.

¡Fastidiosas! Mencioné, no las quería escuchar porque siempre tramaban algo malo, fue Alfred quien nos contó que Zafrina había dicho a todo el instituto que con Árthur ocultábamos un noviazgo, aunque aquí no lo demostrábamos, pero en la casa de él sí, entre sábanas, en todas las tardes cuando sus padres no estaban y muy pronto anunciaríamos la boda del año, sin duda ella se estaba desquitando de lo sucedido anteriormente.

Fueron horribles las demás horas de clase, y todos los chicos nos miraban raro, ¿por qué lo notaba ahora y no en la mañana? Solo quería que el tiempo avanzara, qué importaba si entre los dos pasaba algo, pero la verdad no pasaba nada, solo somos los mejores amigos que comparten demasiado tiempo y se cuentan sus miedos, alegrías y tristezas.



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En el texto hay: romance, fantasia juvenil

Editado: 06.09.2024

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