Isabella se dirigía a su casa al terminar su jornada como lo hacía siempre, su rutina era igual.
Se levantaba de su casa al trabajo y viserversa .
- Mariana llego mamá!- escucho al abrir la puerta, mi preciosa hija se hacerca a mi me abraza y me mira fijamente Mami….
- Hola hija! – saluda su mamá desde la cocina
Isabella ingresa a su casa descarga sus artículos, se sienta a escuchar que tiene su madre para decirle hoy.
- Isabella, Mariana hoy no tienes pañales, se acabó su leche y hay que pagarle a la señora que la cuida, porque si tenían alguien quien cuidaba de su hija pues su mamá tenía un trabajo de medio tiempo, que cubría sus gastos personales, ya que Isabella cubría los de casa
Me dirigí a mi habitación aquella que compartía con mi hija desde que volví a casa, estaba cansada, triste y sin saber que hacer pues en sus bolsillos no quedaba ni una moneda, ser enfermera era su vocación pero no ganaba lo suficiente para tantos gastos que tenía.
-hija! – grita su mamá desde la cocina, ¿vas a comer?. No mamá no tengo hambre gracias!
Maritza no era tonta sabía que algo pasaba, lo veía en su rostro, había perdido su felicidad su entusiasmo desde que había conocido aquel innombrable.
Levantó su nieta la bañó, dio su tetero y la recostó en el rincón de su hija, que se había dormido sin siquiera tomar agua.
¿Que pasa ahora?- pensó Maritza mientras caminaba a su habitación.
Vivían en un lindo apartamento ubicado a las afueras de la ciudad y no pagan renta pues fue lo que le dejó su trabajo de años y lágrimas, no logró su pensión, así que retiró su dinero y Pago su única posesión.
-Isabella ?- escucho que me llaman en mis sueños
-Isabella…, abro lentamente los ojos, hija se te hará tarde
Me levanto lentamente y veo mi bebé a mi lado y pienso- ¿cuando hice la cosas tan mal?.