Al llegar al piso Caled a grandes pasos llega a su consultorio, deposita a Isabella en la camilla, pone un poco de alcohol en una mota de algodón y lo hacerca a ella, se sienta a su lado y no puede evitar pensar en lo que sucedió
- Lo sabía mentirosos -se repetía en la mente de Caled, no entendía porque Diana se empeñaba en no darle el divorcio
Recordo cuando la conoció…
- Hola, me llamo Diana ángel
- Hola preciosa, soy Caled
Me pareció hermosa y además me gusto su atrevimiento, estábamos sentado en la zona verde de la universidad con unos compañeros,ellos la observaron con gracia y silbaban.
Diana se vio avergonzada, Caled se levantó la tomo de la mano y la llevó aparte.
- Gracias – dijo Diana
- De nada- respondió Caled
Caminaron un poco hasta que Caled inicio la conversación
- Dime Diana que carrera estudias – ella sonrío
- Yo en estos momentos estoy estudiando psicología, pero siento que no es lo que quiero hacer – Caled observo con curiosidad
- Que quieres hacer entonces- ella agacho la mirada y se quedó pensando
- No lo sé aún, yo solo quería descansar por un tiempo pero mis padres me obligaron a estudiar.- entiendo- dice Caled
Seguían caminando y se sintieron tontos ya le habían dado la vuelta a la universidad y no se habían dado cuenta.
Se sentaron frente al lago que la universidad tenía y está vea Diana pregunto
- Y tú ? Puedo saber que estudias?
- Bueno yo si se que quiero dijo sonriendo, pero la forma en lo que lo dijo hice sentir un poco mal a Diana, quien agacho la mirada.
Caled quien no lo noto hablo con pasión sobre su carrera y le explico
- Yo estoy estudiando medicina, pero mi deseo más grande es especializarme amo lo niños , y bueno a quien le voy a mentir, es mi legado familiar.
Diana lo observo con intriga, nunca se imagino que Caled estudiará esta carrera pues lo llevaba observando desde inicio de semestre y no se imaginaba que aquel fornido hombre fuera un blandengue y pensara en ser pediatra y se le iluminarán los ojos. Así que sonrío
- Me imaginaba una carrera más “varonil” -dijo Diana observándolo
Caled solo sonrió, lo sabía, pensaban que era arquitecto o tal ves abogado, pero médico y más pediatra nunca.
- Pues ya ves la vida aveces sorprende
- Caled me gustas, bueno me atraes – dijo Diana atreviéndose a ser rechazada
Caled la observo su cabello era castaño claro en hondas, tenía sus ojos verdes claros, blanca y de buen cuerpo, le llamaba su atención pero pues no era precisamente sus gustos.
Él se levantó le dio la mano y no respondió nada.
- Debo ir a clase, pero fue agradable conocerte Diana – ella lo observo no podía creerlo estaba acostumbrada a que los hombres cayeran en sus encantos.
Caled llego a su torre de clase y se despidió de Diana, en su camino encontró a sus compañeros, quienes empezaron atacarlo a preguntas.
- No es de caballeros hablar de una dama- y sonrió.
Siguio su camino y transcurrió su día sin más novedades.
Al salir de la universidad ese día, pudo ver una melena castaña en el parqueadero mirando el capo de su auto, y la vio era Diana.
- Hola extraña – Diana se asusto, pero al voltearse el pudo verla mejor
Diana tenía sus ojos llorosos y su nariz roja
- Te paso algo- pregunto Caled
Ella lo observo, había tenido su peor tarde, su maestro de cátedra la acosaba desde su ingreso y hoy la había encerrado en su salón donde le había dicho que si no quería perder su materia accediera acostarse con él, recordaba claro esas palabras
- Eres una fácil, que tan difícil va ser acostarte conmigo – decía el profesor Roberto
- Respete profesor, soy una alumna como cualquier otra, mi vida personal no le interesa.
- Ja- dijo con burla, has oído lo que se dice de ti, apenas empezaste la carrera y ya te oí en boca de suficientes hombres – Diana en silencio lo observo.
Por eso seguramente Caled la había ignorado cuando le había confesado que la atraía, pensó Diana
- Tranquilo estoy bien, es solo mi auto no quiere encender, ya llame mi mecánico y no puede venir, así que pediré transporte en la aplicación.
Caled observo que no era la misma mujer segura que se había atrevido a confesar sus intenciones.
- Vamos te llevo, o te dejo cerca de tu casa no importa – Caled se ofreció de manera desisnteresada, sin saber que ese sería el principio de su infierno.
Salio de sus pensamientos cuando escucho sollozar a Morgana.
- Tranquila, estás bien – decía Caled con paciencia
- Necesito irme doctor Gálvez, por favor no puedo con más humillaciones por hoy.
Caled observo y no se había percatado cuando tiempo había pasado desde aquel incidente ya eran casi las 2pm y no habían comido.
- No te vas a ir, vamos a pedir algo de comer y hablamos esta bien
- Doctor por favor- Isabella sorbía por la nariz
- No Morgana, perdón Isabella somos adultos y necesito que hablemos las cosas- repitió Caled
Isabella derrotada solo espero en silencio lo que precia un eternidad,aquella supuesta conversación, lo único que podía pensar era en cómo iba a justificar lo que había pasado con Ezequiel y lo que desencadenó con su esposa.
Se sentía abrumada por las emociones.