Lo que grita tu alma

Miedo

Te has sentido paralizado y cuando esto pasa eso tiende a hacer que toda tu atención solo se enfoque en eso, cuando sientes miedo llegas a creer que tienes una baja capacidad de control de predicción, a veces incluso logra que estés a la defensiva, sudoración, se te dilatan las pupilas, te sobresaltas, te preocupas demás y incluso en ocasiones la sensación de pérdida total del control

La variedad de estímulos que sueles vivir puede generar esta emoción, a veces tan enteros, tan extensos que se te puede llegar a ser imposible enumerarlo. Cualquier cosa puede provocarte miedo. Algunas veces estos estímulos

El miedo te paraliza, te bloquea emocionalmente y te dificulta disfrutar en muchas ocasiones, este da lugar a una enorme cantidad de trastornos psicológicos que creemos son normales, puede volverte obsesivo compulsivo, ansiedad, ataques de pánico, estrés postraumático, fobias, desasosiego,

El miedo puede ser desencadenado por una idea en relación a algo desagradable, por razones imaginarias, sin fundamento o lógica racional, por ejemplo: los fantasmas, o por un riesgo real. Normalmente, para que el miedo surja es imprescindible la presencia de un estímulo que provoque la ansiedad e inseguridad en el individuo.

La idea de que algo o alguna cosa pueda amenazar tu seguridad o vida, puede causar tu cerebro se active involuntariamente, una serie de compuestos químicos que provocan reacciones que caracterizan el miedo.

En psicología, el miedo es un mecanismo de defensa, psicológico y fisiológico, que permite al ser vivo mantenerse alejado o a la defensiva y asegurar su supervivencia ante un eventual peligro. En referencia a este punto, se puede afirmar que el miedo es necesario y hasta positivo porque prepara al organismo a reaccionar ante situaciones que requieren una activación neuronal superior a la de otros eventos. El miedo se lleva a cabo a través de un proceso, en el cual el primero los sentidos reconocen el peligro, llevándolo al cerebro para ser interpretado, y de ahí pasa al sistema límbico que se encarga de regular las emociones del ser humano. El miedo, sin lugar a dudas, una sensación de alerta o de alarma de extrema importancia para la sobrevivencia de los seres vivos, especialmente para el ser humano. Existen diferentes tipos y niveles de miedo, que pueden ir desde una ligera ansiedad hasta un pavor total, la respuesta del organismo se presenta de diferentes modos de acuerdo con la intensidad del miedo, por ejemplo: escénicos, a las alturas, a la oscuridad, a enamorarse, a la muerte, a los cambios, rendimiento académico, etc.

Ahora bien, cuando el miedo pasa a ser patológico, es decir, cuando afecta profundamente al individuo a nivel físico, psicológico y social, los especialistas pueden diagnosticar a la persona como portadora de un tipo de fobia. Las personas pueden desenvolver diferentes tipos de fobias por diferentes motivos; miedo a las alturas (acrofobia), somnifobia (miedo a la muerte), nictofobia (miedo a la oscuridad), coulrofobia (miedo a los payasos), etc.

Como tal, el miedo puede llegar a la fobia logrando en ciertas ocasiones que se pierda la magnitud del mismo y el control sobre la conducta de uno mismo. Así que porque no intentas

1. ASUME QUE EL MIEDO ESTÁ AHÍ

Reconoce que lo estás sintiendo y que puede tener su función. Sentir miedo es algo natural y, si esa emoción ha surgido en ti, seguramente tiene que existir un motivo para que se haya dado.

¿Podrías conocer para qué te está sirviendo? ¿De qué forma el miedo te está ayudando? ¿Qué función está cumpliendo dentro de tu sistema? Buscar información sobre la función positiva del miedo te ayudará.

2. CÉNTRATE EN LA PEOR FANTASÍA

Para los miedosos, Séneca proponía la técnica de "la premeditación de todos los males". La puedes realizar de forma más sistemática escribiendo durante media hora cada día todos los pensamientos catastróficos sobre lo malo que te puede llegar a ocurrir. Una vez aceptas todos tus males, el miedo desaparece.

3. ADMITE QUE NO TIENES EL CONTROL

Todos tenemos que asumir que la vida tiene un cierto grado de incertidumbre. Es importante que te des cuenta de que en tu interior hay mecanismos que se activan inconscientemente y que tú no los controlas. Si tienes ataques de pánico, aparecen sin que tú lo decidas.

Existe algo más grande que tú y muchas de las cosas suceden sin que la persona ni la humanidad tengan ningún control sobre ello.

4. TRATA DE NO DEPENDER DE TU ENTORNO

Cada vez que alguien te ayuda a hacer algo porque tienes miedo, tu capacidad de enfrentarte a esas situaciones por ti mismo disminuye.

5. EVITA EVITAR Y CONFRONTA TUS MIEDOS

La imaginación es peor que la realidad, así que procura relativizar tus temores. "Llevo las heridas de todas las batallas en las que no he participado", escribía Fernando Pessoa. "Situación evitada, miedo agrandado", tenlo muy presente.

6. AMPLÍA TU PERCEPCIÓN

El miedo reduce tu visión de la realidad. Intenta ampliarla fijándote en cómo actúan y viven las personas que están a tu alrededor. ¿Tienen miedo? ¿Tienen problemas? ¿Qué hacen ante las situaciones complicadas y adversas? ¿Cómo las resuelven? Mantén una actitud curiosa hacia los demás e interésate por cómo son y cómo reaccionan.

7. DISTINGUE EL MIEDO DE LA ANSIEDAD

A veces podemos confundir el miedo con ansiedad y no toda ansiedad es miedo. La ansiedad puede ser la expresión de otras emociones silenciadas. Además, suele presentarse en el cuerpo de una forma más generalizada.

8. RECUERDA: EL MIEDO ES SOLO MIEDO

No es una amenaza de muerte, ni mucho menos. Con el paso del tiempo te darás cuenta de que no pasa nada y que uno no se muere de un ataque de pánico. También notarás que mientras estás sufriendo un ataque de pánico no sucede nada afuera.

Cuando puedas aceptar esta realidad, habrás vencido al miedo y podrás ponerlo a tu lado diferenciándote de él, serás capaz de estar con él, ver cómo es... y no dejar de hacer nada por su causa...y si no puedes sol@ aquí estoy para ti 




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