Lo que imaginé

Capitulo 2 .

Captiulo 2 .

 

Lee, mi padre me indica que debo avisarle cuando ya vaya para casa, me quedaré a ayudar con el desorden que dejaron los adolescentes y la comida esparcida por el piso, hicieron una guerra de comida, ¡sí, hasta ancianos estaban corriendo! Cosa sorprendente ya que algunos verdaderamente andan mal de salud, no los detuvimos porque era genial ver las caras irradiando felicidad, el bebé llorón de Lander, estira sus manos hacia mí mientras nuevamente ese puchero tan irresistible se va formando, mi hermana se dedica a mirar su celular, levanto mi ceja, la sorprendo cuando le doy un abrazo, ella se revuelve diciendo que odia los abrazos, lo sabemos, pero es encantador ver sus mejillas rojas y sus cachetes inflados tratando de no explotar, papá me pasa a Lander diciendo que se despida de mí como si entendiera, mi hermano pequeño balbucea cosas con sus ojitos llorosos, en ese tierno e incoherente balbuceo escucho mi nombre y es música para mis oídos —Lolo.

 

Creo que me derrito ahí mismo, lo tengo en mis brazos con entusiasmo, para las demás personas soy Lo o Lorraine, pero para el era Lolo, si un nombre un poco más de hombre, que más da, me encanta como quedaba en sus labios pequeños, le empiezo a besar las mejillas y el rápidamente se aburre de eso y llama a su padre, nuestro, el lo toma e inmediatamente empieza a llorar estirando sus manos hacía mí, volteo mis ojos, que bebé más bipolar, Lindsey besa mi mejilla y vuelve su vista a su celular, me enojo un poco, me gustaría tener toda su atención, mi padre besa la coronilla de mi cabeza y los veo salir, me doy vuelta y choco con un pecho duro, no caigo, me mantengo firme, al ver a Peter, me alejo casi como si recién me enterara que soy alérgica a él, él se disculpa y sigue su camino, y yo el mío, Lola aparece en mi visión y dice energéticamente —¡Lo siento tanto Lo! Mi hijo tomo un resfriado, por eso no vino hoy, no puedo quedarme a ayudarte a limpiar, —sus ojos reflejan total sinceridad, y un poco de preocupación, pensando que me enojaría con ella, le dedico una de mis sinceras sonrisas y ella suelta un suspiro de alivio, me besa la mejilla y se va gritando que soy la mejor, niego con la cabeza mientras veo el desastre.

 

—Bien Lorraine, solo eres tú, tú pequeño cuerpo aguantará esto.

 

—No te olvides de mí.

 

Abro mis ojos al máximo y dejo de respirar para voltearme a ver a Peter con una escoba y un trapeador, su sonrisa es de burla y sus ojos chispean, tengo que apretar los puños para no suspirar como enamorada, me doy la media vuelta ignorándolo, no por miedo si no porque se que al momento de hablar, me desmayo ahí mismo, o mi voz se escuché chillona y fea, odio eso, tomo un balde con agua y una esponja, el empieza a recoger la basura más fácil de levantar, estamos en total silencio, yo reúno valor, y encuentro mi voz, le hablo normal, de hecho me reprendo por hablar un poco más grave de lo normal que es mi voz —¿Te acabas de mudar? Nunca te vi por aquí.

 

Una risa grave llega a mis oídos y me paralizo, el me mira durante unos segundos y vuelve su vista al basurero — Soy hijo de Lean, —como si una chispa se activará en mi cabeza, recuerdo a Lean, al señor Lean y a su esposa Liar, son muy amables, los vi hoy, lo único que recuerdo de esa familia fue que el hijo fue a vivir a Londres con su abuelo, ¡Es Peter!, lo miro incrédula y el ríe —Sí, soy yo Lorraine, un gusto nuevamente.

 

—Pero yo te conocí cuando a penas eras un bebé ¿Cuántos años tienes?

 

Arqueo una ceja y el me da una de sus cálidas sonrisas, olvido todo por completo dejo de hacer lo que hago y de respirar, este hombre verdaderamente es una belleza —¡Tú misma edad! Voy para los 18, —me guiña un ojo y asiento totalmente perdida por su mar de ojos, el me habla y me concentro en lo que dice, pero no puedo, el movimiento en sus labios, la manera en que a veces sonríe y carcajea entre palabras, ¡puedo notar todo de este chico sin conocerlo totalmente! —¿Hola? Tierra llamando a Harvey, ¡hey! —su mano se mueve, y lo miro, le sonrío, luego de eso el pone música, y nos ponemos a ordenar en silencio, lo miro de vez en cuando y lo encuentro sonriendo, me encanta, no es el chico malo ni serio, es es...raro.

 

 

Habían pasado horas, desde que nos quedamos en silencio, a veces nos dirigíamos la palabra para ordenar y eso, pero fuera de eso no, cansada reviso mi celular y descubro llamadas de mi padre, y la hora, me espanto al segundo y le envió un mensaje a papá de que se me hizo tarde, el me responde con un Emoji enojado, Peter camina hacia mí, lo miro curiosa, sus ojos chispean con ese brillo que el tiene, esta vez viene serio, ¡vaya! Que sorpresa, se ve igual de lindo así, me regala una sonrisa a penas llega a mi lado y me salen corazones imaginarios volando, el habla —¿Puedo acompañarte a casa?

 

Sus ojos buscan los míos, su voz es tan dulce, ya no está la grave, me sostengo de la mesa donde se encuentran nuestros bolsos, le sonrío y asiento, el sonríe satisfecho, toma mi mochila y la de él, nos ponemos nuestros abrigos, afuera esta nevando, empezamos a caminar y me sorprendo de que no tenga auto, mi voz sale ronca —¿No tienes auto?




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