Lo que me quedó de ti

Capítulo 4 – Las grietas que no vimos

El invierno se acercaba y con él, el frío que cala hasta los huesos.
Pero dentro de mí, algo ardía con una fuerza nueva, como un fuego que prometía calentar incluso los días más oscuros.

Empezamos a vernos más seguido, a compartir tardes que se extendían hasta la noche, envueltas en charlas interminables, silencios cómodos y risas que parecían pertenecer solo a nosotros.

Me sentía viva, como si cada momento a su lado llenara esos vacíos que durante tanto tiempo creí que no sanarían.

Sin embargo, poco a poco, comenzaron a aparecer pequeñas grietas.
No en él, ni en mí… sino en la idea que teníamos de nosotros.

Una tarde lluviosa, nos refugiamos en mi apartamento.
La lluvia golpeaba las ventanas con fuerza y el viento hacía bailar las cortinas.
Era una escena perfecta para estar juntos, en silencio, disfrutando de la compañía del otro.

Pero algo cambió.

Sentí una distancia invisible entre nosotros, una sombra que se colaba en cada palabra que no decíamos.
Me observaba con ojos que buscaban entender, mientras yo intentaba esconder mis dudas detrás de una sonrisa.

—¿Por qué te cierras cuando más quiero acercarme? —me preguntó, con voz baja, casi temblorosa.

Me dolió su pregunta, porque sabía que era verdad.
Me cerraba, no porque quisiera, sino porque tenía miedo.
Miedo de mostrarme vulnerable, de que me vieran frágil y decidieran marcharse.

—No es fácil para mí —le dije, intentando que mis palabras sonaran firmes, aunque mi voz temblaba—. Tengo miedo de perder lo que tenemos.

Él asintió, pero la tensión no desapareció.
Fue la primera vez que entendí que el amor no era suficiente para sanar todo.

Esa noche me acosté con el corazón apretado y la cabeza llena de pensamientos.
Recordé mis errores, esos que juré no repetir, y entendí que el miedo no era solo mío, sino nuestro enemigo común.

Pensé en su sonrisa, en cómo podía iluminar mis días más grises, y en cómo también podía convertirse en la fuente de mi dolor más profundo.

Pero decidí luchar.
Porque amar también es aprender a construir puentes, incluso cuando todo parece derrumbarse.



#1936 en Otros
#461 en Relatos cortos
#43 en No ficción

En el texto hay: pareja, amor, rutinas

Editado: 21.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.