Lo que me quedó de ti

Capítulo 10 – Las grietas también hablan

Capítulo 10 – Las grietas también hablan

Era sábado por la mañana y llovía.
Esos días en los que parece que el mundo también tiene nostalgia.

Yo preparaba café, él leía las noticias en el celular.
La radio sonaba bajito, una canción vieja que hablaba de cosas que se rompen sin ruido.

—¿Hoy quieres que veamos algo? —preguntó él sin levantar la vista—. Podríamos empezar esa serie que te gusta.

—¿Cuál? —pregunté distraída, vertiendo el café.

—Esa donde todos se engañan pero igual se aman. ¿Cómo se llama? ¿Desenlace?

Desencuentros —corregí, sin reír. Antes me hacía gracia cómo lo nombraba.

—Esa. Aunque no sé cómo alguien puede aguantar tanto drama —agregó.

No respondí.
No porque me molestara la crítica, sino porque ya no tenía ganas de explicar por qué me gustaban las historias complicadas.
Quizás porque me parecían reales.

—Oye —dijo de repente, dejando el teléfono a un lado—. ¿Qué está pasando contigo?

Me giré.
—¿Cómo que qué está pasando?

—Eso. Que estás… aquí, pero no estás. Que hablamos, pero no decimos nada.

Sentí cómo la presión subía por mi pecho. Como una ola que viene con fuerza, aunque aún no rompe.

—No sé —contesté, sincera—. No sé qué me pasa. Solo… me siento diferente.

—¿Diferente a qué?

—A antes. A lo que era contigo. A lo que soy ahora.

Él frunció el ceño, se acercó y apoyó las manos en la encimera.

—Elia, ¿esto tiene que ver con nosotros o contigo?

Me quedé en silencio. No sabía cómo separar una cosa de la otra.
Así que dije lo único que sí entendía:

—Me siento cansada de fingir que todo está bien. Y tú también lo sabes.

Sus ojos se llenaron de algo que no supe si era rabia o tristeza.

—¿Crees que estoy fingiendo?

—No… solo creo que estamos sobreviviendo. Que seguimos porque nos duele soltarnos, pero no porque estemos bien.

—¿Y eso es lo que piensas de nosotros? ¿Que seguimos por miedo?

—¿Tú no?

El silencio fue devastador.
Como esos silencios que no dejan dudas.

Me fui al cuarto, cerré la puerta. No fue un portazo.
Fue más bien una despedida sin fecha.

Volví a escribir.

24 de abril

"Las discusiones que más duelen no son las que gritan.
Son las que te confirman que el otro también siente el mismo vacío, pero no sabe llenarlo.
Hoy no peleamos. Pero algo se rompió."

Él no entró al cuarto esa noche.
Se quedó en el sofá. No por castigo.
Sino porque necesitábamos distancia para pensar.

Y yo…
Yo entendí que hay momentos donde el amor ya no basta para quedarse.
Pero todavía duele demasiado como para irse.



#1936 en Otros
#461 en Relatos cortos
#43 en No ficción

En el texto hay: pareja, amor, rutinas

Editado: 21.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.