Lo que no nos dicen del amor

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Capítulo Dos: Amelia

 

Luego de la plática básica fuimos a casa, ya que Luka tenía que hablar de algunos asuntos con mi padre y hablamos en todo el camino. Le comenté todo, empecé por decirle sobre mi puesto temporal y me felicitó, le dije sobre el chico y dijo que no le prestara atención los chicos suelen ser "Idiotas" cuando les llama la atención una chica, aunque ¿Qué hice yo para llamar su atención? Las dos veces que lo he visto he estado distraída y he hecho torpezas ¿Y si es por mi físico? Puedo decir que soy "bonita", cabello negro, ojos verdes claros, y según Amelia –Mi mejor amiga– parezco un angelito.

Al final le he comentado que estoy cansada de mi rutina, todos los días lo mismo, y que el trabajo en donde estoy ya me aburre. Pienso renunciar cuando acaben las vacaciones, Luka estacionó la camioneta frente a la casa, y antes de bajar dijo muy seguro:

–Cariño, eres joven y tienes mucho por delante. No te rindas tan fácil, estoy seguro que cosas buenas vendrán –Bajó del auto y lo seguí, me sacó una sonrisa.

Entré a casa seguida de él, papá se encontraba en el sofá algo extraño de ver ya que siempre se la pasa en su oficina y mamá estaba al frente de él entablando una conversación que se cortó apenas entré.

–¡Hola! y adiós –Exclamé, mientras caminaba a mi cuarto para que ellos siguieran su conversación junto con Luka. Pero justo antes de entrar mamá gritó­–: ¡¡Amelia está en tu cuarto!!

Rápidamente abrí la puerta y así era, Meli estaba acostada en mi cama revisando su celular, el cual bajó cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose

–¿Cambiaron la clave del WI-FI? Llevo todo el rato revisando mi galería –Entonces se levanta y empieza a gritar junto a mí, Amelia se había ido a una universidad de Baton Rouge a dar una charla a los estudiantes de primer curso en medicina veterinaria. Tardó tres semanas allá y al parecer hoy regresó

–¡¿Cuándo llegaste?! –Pregunto con entusiasmo, mientras nos separamos del abrazo, ella se sienta en la cama y yo la imito mientras me quito los zapatos

–Esta mañana, tengo muchas cosas que contarte. ¡Conocí a un chico! Es un galán está para comérselo.

–No me digas, ya te lo comiste –Me levanto y dejo los zapatos en su lugar. Ella se acuesta

–De hecho no –Suspira–, cada vez que lo invitaba tenía algo que hacer o me ignoraba. Pero no me rendí tan fácilmente, logré conseguir su número de teléfono y esta noche al fin aceptó salir, e iremos a una fiesta. Y tú irás conmigo

–Pero... ¿cómo Meli? ¿Él no es de Baton Rouge? –Evado sus últimas palabras

–No, afortunadamente es de aquí, estuvo allá porque estaba dando una conferencia también, solo que de Turismo. ¿Cuándo te toca dar la tuya?

–A mí no me eligieron, prefirieron a Katya –Amelia volteó los ojos y se levantó nuevamente de la cama, abre las gavetas donde se encuentra mi ropa "formal" y la vació en la cama–. ¿Qué haces? –Pregunto mirando su búsqueda entre mis prendas

–Es obvio ¿No? Hoy iremos a la fiesta de Troy y no se discute ­–Ordenó, lanzándome un vestido color rojo–. Te vas a colocar eso, tienes vestidos hermosos y no los usas.

–No me jodas Meli que no iré a ningún lado, estoy cansada y no quiero salir–Dejo el vestido nuevamente en la cama, Amelia me mira molesta

–No, no me jodas tú Sami. Eres joven y tienes mente de vieja, vamos a salir y no habrá un no por respuesta–Me lanza otra vez el vestido y lo atrapo en el aire

–Prefiero quedarme en mi casa y ver tv. –Sonrío un poco afligida, eso no es verdad. Me acerco a la cama y tomo toda la ropa y la meto al cajón sin doblarla, luego la acomodaria.

–No vengas a mentirme en la cara. Vístete y mañana hablaremos de esto... –la interrumpo con un gruñido y entro al baño a tomar una ducha y alistarme, no me negaré porque Amelia siempre obtiene lo que quiere.

Termino de vestirme; Amelia me maquilla y ayuda a peinarme, me coloco los tacones; aparte en un bolso –Que dejaría en el auto de Amelia– guardé unas sandalias bajas, salimos de mi cuarto... Luka sigue en la casa y es el único que pone una buena cara, me silva y lanza piropos, mientras que mis papás me miran serios. Papá habla:

–¿A dónde irás tan arreglada y a esta hora? –Cuestiona cruzándose de brazos

–Iré con Amelia a una fiesta, llegaré antes de las 3 –Le doy un beso a cada uno y toco el pomo de la puerta lista para salir, cuando escucho la voz de mi madre, haciendo que gire sobre mi propio eje y voltee a mirarla

–Nada de alcohol, no te quiero ver con resaca mañana que saldremos en familia –Sonrío, creí que se negaría a dejarme ir

Ahora sí, salgo disparada al auto de Amelia, un pequeño Fiat. Pero es mejor eso que nada.




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