Lo que no nos dicen del amor

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Capítulo cuatro: Encuentro con el pasado

 

Estuve un rato largo desahogándome con Luka, no sé cuánto tiempo pasó pero yo sentí que fue una eternidad. Luka es mi mejor amigo, a pesar de que sea como veinte años mayor que yo, pero siempre digo que es mucho mejor así ya que él tiene más experiencia al ser más Viejo tiene mucha experiencia en estos temas.

Me aparto de Luka y me levanto de la cama, sin decir ninguna palabra entro al baño.

Luego de lavarme la cara y quedarme un rato reflexionando en el váter, salgo del cuarto y Luka no está, así que tomo una respiración profunda y me preparo mentalmente para el encuentro con mi madre.

Salgo del cuarto y escucho los mismos murmullos que hace rato, sólo que esta vez provienen del cuarto de enfrente, o sea, el de mis papás.

Pego la oreja a la puerta y escucho

–¡No puedes reprocharle toda la vida por un accidente Samanta! –El reclamo de mi padre es evidente, está hablando entre susurros con su tono de voz duro.

–No fue un accidente, ella era la mayor ¿y qué hizo? Dejar que Samuel manejara mientras ella se seguía emborrachando ¡Ella es la culpable! ¡Ella debió morir! –A pesar de que no quiero admitirlo, sé que ella tiene la razón. Yo debí morir.

–¡Ella NO tiene la culpa! ¡Entiende que es TU hija! –Esta vez papá alza la voz

–Producto de una violación, ella no es más que un error.

Me alejo lentamente de la puerta, los ojos se me han vuelto a cristalizar. Giro lentamente todavía en shock y encuentro la mirada de Luka, su mirada es de decepción y lastima a la vez

–¿No te han enseñado a no escuchar conversaciones ajenas? –Obligo a mis labios a sonreír pero no sale más que una sonrisa triste que no tarda en desaparecer –¿Qué escuchaste?

–Dime que no es cierto que soy producto de una violación –Mi voz suena ronca, atajada por el nudo en la garganta que apenas me permite hablar

–Samay... –La voz de Luka se entrecorta, y en ese momento la puerta del cuarto de mis padres se abre. Papá sale de ella y yo volteo a verlo, su cara está roja y sus ojos un poco hinchados

Agarro un poco de valor y digo:– Díganme que no soy producto de una violación –Sollozo–. ¡Que no soy un puto error! –Grito llorando

A mis veinte años nunca me había dolido tanto algo, hasta hoy que luego de veinte años de convivencia y de reproches por parte de mi madre, descubro que siempre me ha odiado por ser un error, por ser algo que ella no quiso, que nunca esperó. Pero no fue solo eso lo que me causó un dolor tan intenso, fue la respuesta de mi madre la que me destrozó

–Sí Samay, eres un error a causa de una violación y no sabes cuánto te odio porque te pareces a él, porque cada que te observo lo veo a él y no a una hija de mi sangre. Por eso debiste morir tú en ese accidente y no Samuel, porque él si se parecía a mí y a Esteve. No a un monstruo como lo es tú progenitor biológico –Todo lo dijo tan rápido, papá trataba de detenerla pero ella no paraba de hablar

No sentí más lágrimas bajar por mis mejillas, pararon, simplemente dejé de llorar. Tal vez puede ser porque ya no tenía más lágrimas para soltar, o tal vez se debía a que el shock era tan grande que no tenía control ni siquiera para llorar. Luka se había acercado y me tenía abrazada.

Otra vez experimentaba el mismo sentimiento de esta mañana pero con mucha más fuerza.

Dolor

Culpa

Traición

Sentía que ya no tenía ganas de nada, que ya tenía suficiente con el sufrimiento que yo misma me he causado durante dos años. Por primera vez, decidí por mi cuenta y decidí parar

Ya basta, no es tu culpa que crecieras en el vientre de esa mujer

Entonces las palabras salieron sin pensar, solo las solté. Sabía que eso provocaría otro golpe para mí pero aun así lo dije

–¿Por qué si desde un principio me odiaste no me abortaste? ¿Por qué desatas la ira que tanto has tenido hacia mí ahora? –Me sorprendió lo serena que soné, lo sádica que sonaron las palabras y sin querer una pequeña sonrisa apareció en mi rostro

–Porque Esteve nunca me dejó, pero nunca lo dudé Samay –Su voz se entrecorto, y no supe descifrar si fue debido a la rabia o porque le dolía pronunciar las palabras

–¡Ya basta, joder! ¡No sigas con esto Samanta, tanto ella como tú se lastiman! –La voz de papá sobresalto a mamá, yo solo miraba a mi madre, la miraba con rencor pero a la vez con lastima

–No me tendrás que soportar más madre, me voy de esta mierda que según ustedes se llama "Hogar" –Los reclamos no se hicieron esperar, pero ignoré cada uno de ellos. Cerré con pestillo la puerta y comencé a vaciar todas las gavetas.

Saqué una maleta y metí lo más necesario, comencé a pensar en una salida de aquí, pero solo pensaba en una sola cosa. Y me dolía por mi papá y Luka pero era la única opción que se me ocurría hasta ahora.




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