Lo que nunca me esperé

Capítulo 9

Camila Sáez

Una semana después.

Nuevamente nos encontrábamos en la plaza, era hermosa, Leonardo se había quedado corto la primera vez que me habló de este lugar, supongo que no era muy expresivo en ese sentido, o tal vez, no se había dado el tiempo de fijarse en cada detalle de este sitio.

Anoche pasamos la noche fuera de la casa, solo llegamos esta mañana para darnos una ducha y cambiarnos de ropa, Martha, la madre de Leonardo, estaba muy preocupada por nosotros. ¿La razón? Leonardo se peleó con su padre por mi culpa, sabía que no le caía nada bien a ese señor, pero Leo insistía en que era todo lo contrario.

Día anterior.

Leonardo y yo bajamos a cenar, resulta que hemos pasado toda la tarde en la habitación porque hemos estado viendo una trilogía de películas de terror, así que habíamos perdido tiempo en aquello. Claro que, por las mañanas, el padre de Leo se lo llevaba para trabajar en la empresa.

_ Hasta que aparecen. – mencionó el padre de Leonardo, suponía hace ya algunos días que no le entraba mucho en gracia verme, y ya me imaginaba el por qué.

_ Estábamos viendo películas. – respondí tímidamente. El chico que estaba a mi lado tomó mi mano y me llevó hasta una silla para poder sentarme junto a él.

_ No tienes por qué darle explicaciones, Camila, él sabe perfectamente lo que estábamos haciendo, lo tiene todo controlado aquí en la casa. – mencionó Leonardo, no comprendí por qué había dicho eso.

_ No seas irrespetuoso. – mencionó Luciano, el padre de Leonardo.

_ Hasta que por fin haces y dices lo que deseas, Leo. – mencionó su hermano, siempre escuché comentarios de él cómo la oveja negra de la familia, pero él solo quería tener una vida propia y seguir sus convicciones, eso no es malo, creo.

_ ¡Tú no te metas, Leandro! – gritó el padre de Leo levantándose bruscamente de la mesa. Creí que era una discusión familiar, después de todo, todas las familias las tienen. – Tú no deberías estar aquí. – gritó nuevamente aquel hombre, me miraba directamente a mí. – No sé que le haz hecho a mi hijo que se comporta de esa manera.

_ Señ-señor yo-o. – mencioné tartamudeando. Leonardo se levantó enojado esta vez.

_ No tienes por qué decirle esas cosas, por primera vez en mi vida soy feliz y no estoy bajo tu absoluto control, déjame vivir en paz. – mencionó Leonardo.

_ Ella nunca debió venir a esta casa, no sé cómo mierda diste con esta oportunista. – mencionó su padre, sentí que mis ojos rápidamente comenzaron a llenarse con lágrimas, pero no quería que me viera llorar por su comentario.

_ Es todo, nos vamos. – dijo Leonardo, tomó mi mano y subimos a la habitación, sacó sus documentos y las llaves de su carro, yo hice lo mismo con mi bolso y salimos de su casa, no quería que la situación llegara a estos extremos, no quería verlo pelear con su padre por mi culpa.

_ Tal vez debería irme a mi casa, Leonardo, así no tendrías tantos problemas por mi culpa. – mencioné dejando caer una lágrima por mi mejilla.

_ No digas esas cosas, Camila, me destrozas cuando insinúas que me dejarás. – mencionó aparcando el auto donde pudo y volviéndose a mí para acariciar mi mejilla. – Te amo cómo nunca he amado a nadie, no quiero que te vayas. – mencionó nuevamente.

_ Perdón, es que no quiero que tengas problemas. – susurré mientras sentía cómo su pulgar rozaba mi labio inferior y acercaba su rostro al mío para poder besarme, necesitaba sentir sus labios con los míos.

_ Te amo. – susurró sonriendo y secando un par de lágrimas que se me escaparon cuando nuestro beso acabó. – Vamos, conseguiré un lindo lugar para que podamos pasar la noche. – mencionó, enarqué una ceja.

_ ¿No volveremos a casa? – pregunté, era obvio que no, pero de todas formas quería volver a escucharlo para asegurarme de su decisión.

_ No, no permitiré que nuevamente mi padre trate de insultarte. – mencionó sacando el auto del aparcado y luego seguimos la ruta que le marcaba el GPS, estuvo alrededor de una hora conduciendo quien sabe para donde, yo no prestaba mucha atención en las calles donde estábamos. – Llegamos. – mencionó sonriendo.

Bajamos del auto y entramos en el lugar que había dicho Leonardo, el señor que estaba en la recepción le entregó unas llaves y luego sonrió cuando me vio, no pude evitar pensar que había traído a otras mujeres aquí, provocando que no me sintiera nada cómoda con la situación, solo esperaba que estuviera equivocada.

Entramos en la habitación, seguía teniendo aquella sensación extraña, pero no quería decirle nada a Leonardo para que no se sintiera incómodo también.

_ ¿Sucede algo? – preguntó intuyendo que no me encontraba a gusto, pero negué con la cabeza.

_ Solo estoy cansada, creo que hemos flojeado demás. – mencioné sonriendo, tratando de que no se diera cuenta.

_ Creo que piensas otra cosa, Camila. Llevamos casi una semana juntos, pero te conozco mucho mejor de lo que piensas. – mencionó sonriendo. – Quédate tranquila, sé que mi pasado te persigue y te hace dudar de algunas acciones o decisiones que tomo, pero este lugar es uno que solo quise compartir contigo. – mencionó acercándose a mí. – Te amo y dije que te lo demostraría. – agregó.




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